AP. En una antigua mansión colonial de Jamaica, varios políticos analizan leyes con menos restricciones al consumo de la marihuana en la tierra de un gran creyente en esa planta, Bob Marley. En Marruecos, uno de los principales productores del mundo de hachís, dos importantes partidos políticos plantean legalizar su cultivo, al menos para su uso médico e industrial.
En Argentina, el jefe del organismo que combate el narcotráfico, un sacerdote católico que sirvió mucho tiempo en barriadas pobres donde las drogas causan estragos, pidió un debate público sobre la regulación de la marihuana.
Desde las Américas hasta Europa y el norte de África y más allá, la legalización de la marihuana está ganando impulso, en parte seguramente por los ejemplos de Uruguay, que en diciembre pasó a la historia como el primer país que legaliza la marihuana, y de los estados de Colorado y Washington en Estados Unidos, que siguieron el mismo camino.
Políticos cansados de la violencia asociada con el narcotráfico y de la inefectividad de políticas represivas se han sentido animados por las nuevas políticas que asoman sobre todo en Estados Unidos, a pesar de la oposición de los sectores conservadores. Algunos están dispuestos a ensayar políticas basadas en la salud pública, no en la prohibición, y hay también quienes vislumbran una industria potencialmente lucrativa en la regulación de la cannabis.
“Una cantidad de países están diciendo `esto nos despierta curiosidad, pero no creo que podamos tomar ese camino”’, expresó Sam Kamin, profesor de derecho de la Universidad de Denver que ayudó a redactar las regulaciones de la marihuana en Colorado. “A Estados Unidos le va a costar decir `no pueden legalizar, no pueden despenalizar’ porque esto está sucediendo aquí”.
Estados Unidos, que a menudo condiciona la asistencia a otros países a progresos en la lucha contra el narcotráfico, se está mostrando más abierto a otras alternativas para ese combate. El propio presidente estadounidense Barack Obama le dijo recientemente a la revista The New Yorker que considera a la marihuana menos peligrosa que el alcohol y que es importante que sigan adelante los experimentos con la legalización de los estados Washington y Colorado, especialmente porque los negros son arrestados en mayor proporción que los blancos a pesar de que el nivel de consumo es similar.
Su gobierno criticó asimismo las tasas de encarcelamiento por delitos asociados con las drogas en Estados Unidos y dijo que pronto dejará que los bancos cooperen con operaciones de marihuana con licencia, que deben manejar solo efectivo porque las leyes federales le prohíben a las instituciones financieras hacer transacciones derivadas de la venta de marihuana.
Estas medidas reflejan lo mucho que ha cambiado la posición del gobierno estadounidense en años recientes. en 2009 el Departamento de Justicia dijo que no perseguiría a personas que usan marihuana con fines médicos. En agosto, la agencia informó que no interferirá con las leyes de Colorado y Washington, que regulan el cultivo y la venta de marihuana para uso recreativo, pagando impuestos. Funcionarios gubernamentales y activistas de todo el mundo están tomando nota y no pasa inadvertido el silencio del gobierno estadounidense ante los giros en esos dos estados y en Uruguay.
Se está generando “la sensación de que Estados Unidos ya no está tan obsesionado con la guerra contra las drogas como anteriormente” y que otras naciones tienen espacio de maniobra para explorar otras alternativas, expresó Ethan Nadelmann, director de la organización sin fines de lucro Drug Policy Alliance, basada en Nueva York y que postula le legalización.
El temor a represalias de Estados Unidos frustró reformas en Jamaica, incluida una campaña en el 2001 para aprobar el uso privado de marihuana por parte de adultos, pero “las cosas han cambiado” a la luz de la nueva actitud estadounidense, expresó Delano Seiveright, director de la Ganja Law Redorm Coalition-Jamaica.
El año pasado una comisión legislativa jamaiquina se reunió con Nadelmann y con organizaciones a favor del consumo de marihuana en un hotel de Kingston y analizaron los pasos a seguir, incluyendo una iniciativa a corto plazo para despenalizar la posesión de la droga. Influyentes políticos se muestran cada vez más receptivos a la idea de limitar las restricciones al consumo de marihuana. El ministro de salud dijo que estaba “totalmente a favor” de su uso con fines medicinales.
“La cooperación en este tema es mucho mayor que anteriormente”, dijo Seiveright. “Ambos bandos están de acuerdo en que hay que seguir avanzando”. Alentados por los experimentos de Uruguay, Washington y Colorado, legisladores de Marruecos están aumentando las presiones para permitir el uso de la marihuana con fines médicos e industriales. Dicen que ello ayudaría a pequeños agricultores que viven de su cultivo pero están obligados a venderlo a traficantes de drogas, expuestos siempre a las campañas de erradicación.
“Las políticas de seguridad no resuelven el problema porque es un tema económico y social”, manifestó Mehdi Bensaid, legislador de un partido que apoya al rey de Marruecos. “El cultivo es hoy un importante recurso económico para el país y para la gente de la región”. En octubre pasado legisladores de Uruguay, México y Canadá se reunieron en Colorado para observar de primera mano lo que está haciendo ese estado. Visitaron un dispensario de marihuana para usos médicos y olieron plantas de marihuana con códigos de barras mientras el dueño del lugar les daba un recorrido.
“En México hay sitios como este, pero custodiados por gente armada”, afirmó el legislador mexicano René Fujiwara Montelongo. No hay presiones generalizadas para legalizar la marihuana en México, donde decenas de miles de personas han muerto a raíz de la violencia del narcotráfico, pero en la Ciudad de México, que es más liberal, los legisladores planean proponer suavizar aún más las leyes, aumentando la cantidad de marihuana que puede tener en su poder una persona para consumo personal, permitiendo a la gente que cultive hasta tres plantas y permitiendo clubes para fumadores.
Los opositores a la legalización temen que se comercialice demasiado la droga y aumente el consumo entre la juventud. Veinte estados de Estados Unidos permiten el consumo de marihuana con fines medicinales y hay varios que analizan la posibilidad de permitir su uso recreativo.
Algunos países europeos como España, Bélgica y la República Checa liberalizaron las leyes sobre consumo de marihuana, pero Holanda, famosa por sus cafés donde se puede consumir la droga, dio un paso atrás y empezó a cerrar locales cercanos a las escuelas y a prohibir la venta a los turistas. No obstante, hay una campaña a favor de la legalización del cultivo de la cannabis vendida en esos locales. Es legal vender marihuana, pero no cultivarla, por lo que los comercios deben recurrir al mercado negro.
En América Latina y el Caribe, donde algunos países despenalizaron la posesión de pequeñas cantidades de drogas, desde cocaína hasta marihuana, hay bastante oposición a una mayor legalización, pero las autoridades dicen que consideran hacerlo a pesar de la tradicional política de Estados Unidos de fomentar la represión de ese comercio con grandes partidas de dinero en asistencia.
Presidentes en ejercicio y ex presidentes de Colombia, México, Guatemala y Brasil han pedido una reconsideración o incluso el fin de la guerra contra el narcotráfico, algo con lo que está de acuerdo el sacerdote católico Juan Carlos Molina, que encabeza la lucha contra el tráficos de drogas en Argentina.
Molina dice que está siguiendo la orden de la presidenta Cristina Fernández de cambiar el enfoque y concentrarse en ofrecer tratamiento en lugar de reprimir. Agregó que la sociedad argentina está lista para debatir abiertamente una posible legalización de la marihuana.
“Considero que Argentina se merece un buen debate sobre este tema. Estamos en condiciones de hacerlo. Es un tema fundamental para el país”, dijo Molina en una entrevista por Radio del Plata. “Yo creo que Argentina está preparada para todo. Argentina amerita que se dé un buen debate de esto, tenemos la capacidad de hacerlo. Yo hablaría de la no criminalización”, dijo Molina en una entrevista por Radio del Plata.
En la actualidad hay mucha demanda de activistas que promueven la legalización en Estados Unidos porque son vistos como expertos en el tema. Clara Musto, vocera de la campaña uruguaya a favor de la legalización, dijo que un “encuentro con expertos estadounidenses ayudó a los uruguayos a esbozar un mensaje que fuera más allá del derecho a cultivar cannabis libremente. “Saben mucho sobre cómo llegar al público”, expresó.
John Walsh, de la Washington Office on Latin America, organización no gubernamental que promueve la justicia social y económica, visitó Uruguay en pleno debate en torno a la legalización.“Esto no es pura cháchara”, sostuvo. “Lo hagan bien o lo hagan mal, Colorado y Washington lo están haciendo y si quieres hacer algo parecido, no vas a estar solo”.DE AP
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