El asunto migratorio tiene dividida la opinión en la República Dominicana, mientras el presidente Danilo Medina se la juega con un proyecto de ley de naturalización bajo el brazo que le ha llevado a visitar a líderes de la nación con el propósito de alcanzar el mayor consenso y apoyo posible.
Danilo Medina quiere ser la parte moderada, conciliadora, alejada de todo radicalismo, pero las presiones no solo vienen de dentro, también lo hacen desde el exterior.
Cabe recordar que la ley de naturalización es un compromiso adquirido por el gobierno dominicano con organismos internacionales como consecuencia de una sentencia inapelable emitida en septiembre pasado por el Tribunal Constitucional del país caribeño.
El fallo estableció los criterios para adquirir la nacionalidad dominicana, afectando en gran parte a miles de residentes en la República Dominicana con padres haitianos sin documentos en regla.
Esto provocó una enorme polémica dentro del país; hay quienes exigen soberanía nacional, sin influencia del exterior, hay otros que prefieren que se tomen decisiones a nivel interno y están los que se posicionan con los afectados por el fallo.
Diversos organismos en el exterior han criticado la sentencia, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) opinó que el fallo tiene un "efecto discriminatorio" y que impacta principalmente a personas dominicanas de ascendencia haitiana, priva de la nacionalidad retroactivamente y genera apátridas.
Por su parte, Danilo Medina afirmó que "hay presión internacional, ustedes lo ven todos los días. Mucha gente está de acuerdo con lo que dispone la sentencia, otros no".
Con tantas presiones, el asunto se ha vuelto complejo para el mandatario, la opinión de la sociedad dominicana está dividida, pero también dentro de su propio partido las diferencias se perciben y los analistas especulan que tampoco en la comisión encargada de preparar el proyecto de ley de naturalización, coinciden los pareceres.
Eso explica, añaden, que busque apoyos internos sin cesar. Es bien diferente tomar decisiones, que tendrán una enorme repercusión dentro y fuera de las fronteras dominicanas, de forma individual que con el apoyo de los máximos líderes en el país caribeño.
Esta semana, Medina la tomó para visitar a dirigentes políticos como el expresidente Hipólito Mejía, del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), principal fuerza opositora, así como a los del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), y de la Fuerza Nacional Progresista, aliados del oficialismo.
La primera visita, sin embargo, se la hizo a su antecesor en el cargo, Leonel Fernández, actual presidente del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), en el que milita Medina.
A la salida de una de las visitas, el jefe de Estado sostuvo que de ser necesario buscaría consenso en otros sectores que no sea el político. A nadie se le escapa que fuera del ámbito político hay personas con una enorme influencia que vendrían muy bien al presidente.
Ante este escenario, destaca que Haití se encuentra a la espera de conocer el proyecto de ley que va de mano en mano, y sobre el que el presidente Medina se niega a ofrecer detalles públicamente.
A pesar de que hubo un deterioro en las relaciones entre los dos países como consecuencia del fallo del Constitucional, ambas naciones retomaron el diálogo, que ha llegado a ser calificado de "histórico" y, en la primera reunión que mantuvieron, el Ejecutivo dominicano anunció que presentaría al Congreso un proyecto de ley para los afectados por la sentencia.
El último encuentro entre ambas naciones se ha retrasado ya en dos ocasiones. El Gobierno dominicano arriesga mucho ahora, pues el proyecto de ley aún podría afectar estas conversaciones al más alto nivel.
De hecho, la representante especial del secretario general de la ONU para Haití, Sandra Honoré señaló a EFE que si las autoridades dominicanas no pueden proporcionar una solución completa para todos los ciudadanos afectados por el fallo, la línea dura en el lado haitiano podría desafiar y debilitar la posición de su Gobierno en el proceso de diálogo entre ambos países fronterizos.
Más importante aún, indicó que algunos partidos políticos haitianos podrían verse tentados a aprovechar la aparente debilidad percibida del Gobierno de Haití, para obtener ganancias políticas en el frente interno.
Hace poco más de diez días sus líderes se pusieron de acuerdo para celebrar en octubre próximo las elecciones donde se elegirá a diez senadores, 142 autoridades municipales y 570 asambleístas en todo el país, y que debieron realizarse hace más de dos años.
El proyecto de ley de naturalización, con las últimas visitas del presidente dominicano a los líderes del país, podrá superar la aprobación interna, pero no hay que olvidar que, posteriormente, hay que lograr el respaldo exterior para que la marea calme.
Visita al cardenal
El presidente Medina se reunió este viernes con el cardenal Nicolás de Jesús López Rodríguez, para consultarlo sobre el anteproyecto de ley de naturalización.
El encuentro del mandatario con López Rodríguez se realizó en el Arzobispado de Santo Domingo.
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