sábado, 10 de mayo de 2014

Familiares de supuestos sicarios muertos por la Policía claman por justicia

EFE
Tres de cuatro jóvenes nativos de Baní muertos por la Policía el domingo pasado en un supuesto enfrentamiento y acusados por ese organismo de ser pistoleros al servicio del crimen organizado y el narcotráfico, dejaron en la orfandad a 14 niños, según revelaron este sábado sus familiares.
Los parientes de los fallecidos exigieron que se esclarezca el caso y que se haga justicia, tras desmentir que sus parientes fueran sicarios.
María Amador, hermana de Rubén Darío Arias y esposa de Jorge Vizcaíno, dos de los muertos, negó que su esposo fuera delincuente y al respecto pidió justicia.
Por su parte, Adeisa Amador, madre de Rafael Manuel Vicente, otro de los acribillados, desmiente de igual manera que su hijo fuera sicario por lo que espera que las autoridades judiciales aclaren este suceso, para honrar su memoria y limpiar el nombre de la familia.
De su lado, la madre de Ruben (Nené) Arias, Margarita Arias, exigió que la muerte de su vástago se aclare y se castigue a los culpables.
Asimismo, Cristina Amador, hermana de Nené, al hablar de la extrema pobreza de su familia, de sus carencias, afirmó que con ellos se ha hecho una injusticia, “puesto que lo que ha dicho la Policía no se corresponde con la realidad económica de su familia, que hoy llora tres seres queridos”.
Por su parte, Adeisa Amador, madre de Rafael Manuel Vicente, otro de los acribillados, desmintió que su hijo fuera sicario y dijo esperar que las autoridades judiciales aclaren este suceso, para honrar su memoria y limpiar el nombre de la familia.
Vicente era presidente de un comité de base del PLD en Baní, según reveló su progenitor, Manuel Euclides Vicente Báez.
El padre de Rafael Vicente, tras negar que su vástago fuera un delincuente y sicario, como afirmara la Policía, aclaró al senador de la provincia Peravia, Wilton Guerrero, que su hijo no era un criminal como le han informado.
Sostuvo que su hijo ejercía el oficio de motoconchonchista frente a la tienda La Maravilla, propiedad de la familia del senador Guerrero, y que además era presidente de un comité del PLD en el barrio La Saona, donde realizaba tareas partidarias que incluían repartir raciones alimenticias del gobierno.

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