domingo, 31 de agosto de 2014

Alza salarial grito general El presidente Danilo Medina se pronunció de acuerdo con el alza, pero no se explica que en el caso empresarial este aumento de salarios no empiece a producirse.

  • Debate. El tema de los aumentos de salarios ha alcanzado un nivel de discusión pública y de crisis en el país.
Santo Domingo
Aunque el aumento de los salarios públicos y privados era un grito general, que el presidente Danilo Medina acogió recientemente y le dio la categoría de tema de Estado, lo que no se explica es que en el caso empresarial, esos aumentos no comiencen a producirse.
En el pasado las empresas no tenían que elevar los salarios de manera pre acordada sino que cada una discutía con los trabajadores los montos y los alcances de aumentos salariales y otros beneficios sin que tuviera que intervenir el Estado.
Era la época en que las empresas tenían sindicatos de trabajadores que no solamente se ocupaban de los aumentos salariales sino en sentido general del bienestar de los trabajadores, de su capacitación en materias social y de educación, lo que beneficiaba a las empresas.
De esa forma no habría tantas discusiones bizantinas sobre si los aumentos de salarios debían acordarse mediante resolución del ministerio de Trabajo, unilateralmente por las empresas o por medio de pactos colectivos de condiciones que discutían empresas y sindicatos.
El tema de los aumentos de salarios ha alcanzado un nivel de discusión pública y de crisis en la economía del país puesto que un sector empresarial se ha aferrado a la noción de que los aumentos son perjudiciales y que ellos dañan la creación del empleo.
La entidad que con más vigor mantiene su oposición a los aumentos salariales, la Confederación Patronal, un nombre anticuado que no beneficia a sus miembros porque “patronal” tiene casi la connotación de “negrero”, cree al parecer que sueldos bajos son sinónimo de progreso.
Los dirigentes sindicales han sido muy moderados en sus reclamos. Pudieron haber planteado que algún congresista propusiera una resolución declarando como de interés nacional la asociación de los trabajadores en sindicatos defensores de su interés de acuerdo con la ley.
Lo del salario justo viene del párrafo 9, artículo 62 de la Constitución que dice: “todo trabajador tiene derecho a un salario justo y suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales. Se garantiza el pago de igual salario por trabajo de igual valor, sin discriminación de género o de otra índole y en idénticas condiciones de capacidad, eficiencia y antigüedad”.
Medina y los principios
Cuando hace algunos días, durante una entrevista con los reporteros se le preguntó al presidente Medina sobre el tema del salario, su respuesta no tuvo vacilación. Dijo que hay que revisar los salarios públicos y privados, que con RD$10 mil no se vive y que más del 80% de los asalariados ganan esa cantidad.
La posición del presidente Medina no es necesariamente compartida por los ministros, superintendentes y directores de instituciones autónomas que suelen ser adversarios a mejorar no solamente los salarios de los empleados sino también el incentivo a su capacidad y preparación.
Los “compañeros” están bajo su látigoEn general esos líderes políticos están muy preocupados por sus salarios, viáticos por viajes al interior o al exterior, yipetas y, a veces, tarjetas de consumo abierto. Entre esos están líderes hablistas que predican la ética, ya pasados de tiempo en la función pública pero a quienes desde hace 14 años se dispuso “proteger”.
En el programa que Danilo ofreció a los electores en los comicios pasados se establece la lucha contra la indigencia y la pobreza, la protección de la clase media y la generación de 400,000 nuevos empleos y puestos de trabajos dignos, mediante el estímulo de las pequeñas empresas y de la producción de alimentos.
A poco de los comentarios que hizo el presidente Medina, el gobernador del Banco Central, Héctor Valdez Albizu afirmó que “con salarios bajos es muy difícil combatir la pobreza, señalando que si cada año los sueldos de los trabajadores se ajustan tomando sólo en cuenta la inflación, se están dejando iguales”.
El pasado lunes el líder empresarial José Luis Corripio, Pepín, favoreció un aumento salarial para el sector privado pero no solamente para los que devengan salarios mínimos porque “cuando se producen aumentos, las ventas también se incrementan”.
En igual sentido se pronunció el doctor Julio Brache, líder del Grupo Rica, una de las empresas mejor valoradas del país según encuestas. Brache cree que con las alzas de salarios se produce también una elevación del consumo de la población.
El pasado 20 de agosto al recibir el Premio Nacional de Periodismo, el periodista Juan Bolívar Díaz se quejó de que sus colegas son pluriempleados, con dobles y hasta triples jornadas de trabajo, porque la remuneración empresarial se quedó muy distante de la pública.

INCREMENTOS DE SALARIOS DINAMIZAN LA ECONOMÍA

 Que los aumentos de salarios dinamizan la economía lo sostiene al igual que el presidente Medina, su colega de los Estados Unidos, Barack Obama. El presidente norteamericano ha favorecido la posición de los trabajadores cuando se han producido conflictos. Ordenó recientemente a las empresas contratistas de su régimen, pagar mejores salarios.
En Ecuador hace muchos años que se estableció el salario 14 que servía a los empleados y trabajadores con familias para cubrir los gastos del nuevo año escolar. En Brasil acaban de legislar en favor de las empleadas domésticas para que tengan un salario mínimo igualitario, descanso semanal, vacaciones anuales y pago de liquidación.
En Bolivia, cuyos trabajadores han recibido sustanciales aumentos salariales en los últimos dos años, las empresas se han comprometido a mejorar las condiciones de vida del entorno de las empresas. Es decir que si aquí se acogiera este último logro, los trabajadores tendrían canchas deportivas y gimnasios en las vecindades de las empresas, una ilusión.
Podría ser contradictorio que las empresas bancarias divulgan cada tres meses sus movimientos y declaran ganancias enormes pero rara vez se les oye hablar de que aumentaron los sueldos del personal.
Los supermercados que han crecido como hongos en todo el país bajo la mirada angustiosa de otros minoristas, mantienen salarios mínimos y empacadores que pagan los clientes con sus propinas. Un resultado demasiado tangible es que los bajos salarios llevan a la informalidad, a que la ciudad esté llena del motoconcho, de frituras en las aceras, de carretas manuales o de caballos de haitianos que ofertan todo tipo de productos y que ganan más que el salario mínimo, con la ventaja de que disponen de su tiempo y están libres de los “negreros”.

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