Hoy se conmemora, desde hace ya diez años, el Día Mundial del Linfoma con el objetivo de conscientizar y motivar el diagnóstico temprano del que se considera el quinto tipo de cáncer más común en el mundo, con más de un millón de personas afectadas con alguno de sus 60 subtipos, según datos divulgados por Lymphoma Coalition, ONG integrada por 59 organizaciones de 42 países.
Rosa Haydeé Vassallo, oncóloga y subdirectora médico técnico clínico del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter, explica que el Linfoma “es una neoplasia maligna de los ganglios linfáticos, lo que en expresión popular se denomina cáncer”. La oncóloga comenta que la célula que se altera o se convierte en maligna es el linfocito.
Al ser una enfermedad que afecta a los ganglios, el primer signo que puede ayudar a un diagnóstico temprano probablemente sea el crecimiento ganglionar (de un solo ganglio o diseminado), algo a lo que -según Vassallo- siempre se debe prestar atención, aun cuando hay otras enfermedades que causan ganglios crecidos, como procesos virales, Lupus, artritis reumatoide, mononucleosis, tuberculosis e incluso VIH.
“Aunque afecta los ganglios, el linfocito puede estar en el cuerpo entero, por eso hay linfoma de diferente localización. Se puede tener linfoma de tubo digestivo, sistema nervioso o piel. Donde el linfocito se divida puede convertirse en neoplasia”, dice.
DATOS Y CIFRAS
Los síntomas de linfoma pueden ser confundidos con una gripe. Lynphoma Coalition, en los resultados de su Encuesta Global de Pacientes 2014, reveló que solo 16% de todos encuestados fueron bien diagnosticados con los síntomas iniciales.
Los síntomas de linfoma pueden ser confundidos con una gripe. Lynphoma Coalition, en los resultados de su Encuesta Global de Pacientes 2014, reveló que solo 16% de todos encuestados fueron bien diagnosticados con los síntomas iniciales.
El cáncer linfático
El linfoma es la neoplasia maligna de una célula de la sangre llamada linfocito que se confirma en los ganglios linfáticos. Aunque en el país este tipo de cáncer no es común, tampoco es raro. “En el Oncológico, en el área hematológica, se ven más linfomas que leucemias, pero en relación con tumores sólidos la frecuencia para linfoma es un 5% a 6%, en incidencia internacional”, comenta Rosa Haydeé Vassallo, oncóloga y subdirectora médico técnico clínico del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter. Y añade: “Linfomas y leucemia son los dos grandes padecimientos malignos de la sangre, de origen hematopoyético. Las leucemias se diagnostican en sangre y se confirman en medula ósea y los linfomas con biopsia de ganglio linfático”.
El linfoma es la neoplasia maligna de una célula de la sangre llamada linfocito que se confirma en los ganglios linfáticos. Aunque en el país este tipo de cáncer no es común, tampoco es raro. “En el Oncológico, en el área hematológica, se ven más linfomas que leucemias, pero en relación con tumores sólidos la frecuencia para linfoma es un 5% a 6%, en incidencia internacional”, comenta Rosa Haydeé Vassallo, oncóloga y subdirectora médico técnico clínico del Instituto de Oncología Dr. Heriberto Pieter. Y añade: “Linfomas y leucemia son los dos grandes padecimientos malignos de la sangre, de origen hematopoyético. Las leucemias se diagnostican en sangre y se confirman en medula ósea y los linfomas con biopsia de ganglio linfático”.
Hay una gran división que diferencia entre los linfomas de Hodgkin y los linfomas no Hodgkin. ¿Cuál es la frecuencia? El No Hodgkin es más frecuente, pero el de mejor curso clínico suele ser el de Hodgkin.
Hombres jóvenes y blancos
Vassallo explica que el problema principal de los linfomas no es la incidencia o frecuencia con que aparece, sino el grupo de edad que afecta: “Son individuos jóvenes en edad productiva, y normalmente de sexo masculino”. Pueden sufrirlos hombres jóvenes (entre 30, 40, 50 años), pero también personas mayores de 65 años, mujeres, niños y adolescentes. También es más frecuente en personas de raza blanca.
Vassallo explica que el problema principal de los linfomas no es la incidencia o frecuencia con que aparece, sino el grupo de edad que afecta: “Son individuos jóvenes en edad productiva, y normalmente de sexo masculino”. Pueden sufrirlos hombres jóvenes (entre 30, 40, 50 años), pero también personas mayores de 65 años, mujeres, niños y adolescentes. También es más frecuente en personas de raza blanca.
“Recuerdo un triste caso. Nos llegó al oncológico un niño menor de 20 años acompañado de su mamá con un solo ganglio preauricular, delante de la oreja. Tenía buen estado general, examen físico y estudios de extensión dieron negativos, pero decidimos hacer un aspirado y biopsia de hueso, porque los linfoma no Hodgkin suelen invadir... Y nos dio positivo”, recuerda con tristeza.
El caso sirve para ilustrar la importancia que reviste hacerse revisar cualquier ganglio aumentado de tamaño. No hay que olvidar que si bien hay linfomas que presentan síntomas (fiebre, cansancio, sudoración) otros solo aparecen en forma de un ganglio aumentado de tamaño cuya revisión es la única manera de establecer un diagnóstico temprano de la neoplasia que podría salvar o, al menos, alargar la vida del paciente.
El diagnóstico correcto
Al existir muchos subtipos de linfoma (más de 60), el correcto tratamiento de cada uno dependerá de su identificación, y para esos fines la ciencia dispone de un estudio llamado Inmunohistoquímica.
Al existir muchos subtipos de linfoma (más de 60), el correcto tratamiento de cada uno dependerá de su identificación, y para esos fines la ciencia dispone de un estudio llamado Inmunohistoquímica.
“La Inmunohistoquímica no es más que una inmunotipificacion, un procedimiento que permite determinar los orígenes de la célula afectada y así caracterizar la patología. Son reactivos marcadores que identifican los componentes del esqueleto de la célula”, explica Vassallo.
Añade que el procedimiento ya se realiza en el oncológico pero hasta el momento sólo para cáncer de mama, aunque pretenden pronto iniciar con los linfomas.
Luego de conocer el tipo de linfoma que se padece, es preciso realizar el estadiaje, que consiste en determinar hasta donde se extiende la enfermedad. Se realiza el estadiaje clínico de Ann Arbor, que clasifica los linfomas del I al IV. Para determinarlo se hace un aspirado de médula y una biopsia de hueso. Si se determina que hay invasión de médula es un linfoma etapa IV (avanzado), también lo es cuando ha invadido órganos como hígado, pulmón o varios ganglios linfáticos.
A esta clasificación se suma otra en A y B, según se tengan o no síntomas. “Los síntomas suelen ser fiebre, pérdida de peso, diaforesis o sudoración nocturna profusa y prurito, esto cataloga a un linfoma como B”, puntualiza la oncóloga.
Vassallo recuerda que todo linfoma comienza su diagnóstico con una biopsia ganglionar del ganglio sospechoso. “Si se sospecha linfoma se debe acudir al hematólogo para que indique la biopsia, teniendo en cuenta que en niños de 1 a 10 años, por exposición nueva a numerosos antígenos, pueden haber ganglios linfáticos crecidos que no son problemáticos”.
El tratamiento y la expectativa de vida
Vassallo afirma que, contrario a años atrás, hoy hay mejor pronóstico en la sobrevida del paciente si se aplica el tratamiento oportuno.
Vassallo afirma que, contrario a años atrás, hoy hay mejor pronóstico en la sobrevida del paciente si se aplica el tratamiento oportuno.
El tratamiento para los linfomas no Hodgkin era antes una poliquimioterapia llamada Chop, pero a partir del 2000 se introduce el uso de un monoclonal llamado rituximab y actualmente el tratamiento combina la poliquimioterapia con ese medicamento. “El medicamento es carísimo, mensual o por aplicación de ciclo son 100,000 pesos, pero se ha demostrado que aumenta la sobrevida y tiene mucho tiempo usándose”, señala la oncóloga, quien opina que las ARS deberían sensibilizarse y cubrir estas medicinas. Añade que actualmente el Ministerio de Salud Pública, a través de su programa Protegido, financia este tratamiento a personas de escasos recursos.
En el linfoma de Hodgkin el tratamiento es también poliquimioterapia con porcentaje de respuesta bastante alto. “El Hodgkin en etapa temprana (I o II) puede ser curado en un 85%. El problema es en su etapa avanzada y cuando aparece la recurrencia”. En etapa III y IV, el linfoma de Hodgkin baja la respuesta en un 50%, pero Vassallo asegura que existen esquemas de tratamiento más agresivo, usando poliquimioterapia y radioterapia, que consigue respuesta en un 85 a 90%.
Vassallo explica que el uso de la radioterapia es otro cambio reciente y efectivo que ha aparecido en el manejo de linfoma.
“Antes daban radioterapia in extenso, actualmente es quimioterapia con rituximab y radioterapia solo para tratar la enfermedad residual. También se indica radioterapia en enfermedades muy grandes para consolidar o en áreas donde la quimio no llega bien como senos paranasales, mediastino, etc.”, dice.
OTROS TIPOS
De linfomas
La oncóloga Rosa Haydée Vassallo comenta que hay algunos linfomas no Hodgkin que se tratan de modo diferente.
La oncóloga Rosa Haydée Vassallo comenta que hay algunos linfomas no Hodgkin que se tratan de modo diferente.
“Los linfomas de alto grado son de crecimiento rápido y el tratamiento debe ser similar al de una leucemia agua y hay que andarle rápido porque la mortalidad es muy alta, como por ejemplo en el linfoma linfoblástico o el Linfoma de Burkitt”.
Explica que funcionalmente se han dividido los linfomas en: de bajo grado, de grado intermedio y de alto grado, según su comportamiento clínico. “Los de bajo grado no son curables, pero responden a tratamiento y aunque entran en remisión vuelven a aparecer. Los de grado intermedio responden a tratamiento y pueden curarse, pero los de alto grado son agresivos y se expanden rápido”.
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