jueves, 23 de octubre de 2014

Arqueología La historia precolonial en un asentamiento indígena

  • Hallazgos. El estudio de los artefactos de El Cabo revela la presencia de cerámica Ostionoide y Chicoide y el empleo de diversas herramientas en piedra, coral y hueso.
Mairobi Herrera
Especial para LISTÍN DIARIO
El único registro formal de la vida de los indígenas de El Cabo, antes de convertirse en el complejo hotelero Cap Cana, está contenido en una investigación científica realizada por la Universidad de Leiden de Holanda, con la colaboración del Museo del Hombre Dominicano, desde el año 2005 hasta el 2008.
El estudio, a través de reportes, documentos y excavaciones arqueológicas, permitió conectar la historia precolonial y de los primeros años de la colonia de esta región, ubicada en la provincia La Altagracia, con el resto del Caribe.
 La investigación se extendió al paisaje social y ritual en las inmediaciones del asentamiento, mediante la documentación de cuevas y cenotes. Las excavaciones se enfocaron en la documentación de la organización del espacio habitacional y en comprender cuándo estuvo ocupado el asentamiento y su relación con las comunidades vecinas.
Corinne Hoffman, quien dirigió la investigación, explicó que la Universidad de Leiden está trabajando en el Caribe desde el 1987, enfocando sus estudios en la movilidad humana y el intercambio de bienes e ideas.
Hofman, quien este año obtuvo el prestigioso premio Espinoza en Holanda, señaló que el sitio es conocido desde los años 60s y el arqueólogo dominicano Elpidio Ortega fue quien trabajo en las investigaciones en ese entonces.  Destaca, que el lugar también era conocido por saqueadores y que las evidencias indígenas eran visibles desde la superficie.
Resultados
Según muestran algunos de los resultados finales de la investigación, dentro del asentamiento en El Cabo fueron reconocidos diferentes fases de ocupaciones, relacionadas con los artefactos Ostionoides y Chicoides.
Los ocupantes Chicoides de El Cabo formaron parte de una pluralidad de comunidades indígenas comúnmente agrupadas bajo el término “Taíno”, que habitaban en las Antillas Mayores entre los siglos XI al XV d.C. La evidencia demuestra que esas sociedades establecieron complejas redes de intercambio caribeño durante ese período, redes que unían o interconectaban a toda la región.
Diecisiete fechas de radiocarbono, obtenidas de muestra de carbón vegetal, caracoles marinos y huesos humanos, indican que el sitio fue utilizado y ocupado desde fines del siglo VI d. C hasta la colonización europea.
Además, el estudio de los artefactos de El Cabo revela la presencia de cerámica Ostionoide y Chicoide y el empleo de diversas herramientas en piedra, coral y hueso. La gran variedad de artefactos, especialmente cuentas de collar y colgantes de concha o piedra para uso personal, además de aros líticos y trigonolitos, muestran una ampliada y variada producción artesanal e intercambio.
Se encontraron cuatro sepulturas. Sin embargo, “la incidencia baja de enterramiento indica que existen áreas fuera del asentamiento que se utilizaron para enterrar sus muertos”, aseguraron los investigadores.
Las excavaciones revelaron aproximadamente dos mil huecos hechos en el lecho de roca para dar soportes a los postes de las viviendas en una trinchera de 1000 m2. La preservación excepcional de los huesos de postes directamente en la roca caliza, permitió identificar más de 50 estructuras, treinta de las cuales fueron interpretadas como casas.
También se encontró una pequeña colección de materiales europeos, como fragmento de botijas españolas, lozas y cuentas de vidrio.
Legado
La socióloga dominicana Arlene Álvares, quien participó en el proyecto, considera muy importante la difusión de información de investigaciones arqueológicas que se hacen en nuestra región.
“El estudio del yacimiento arqueológico en El Cabo San Rafael contribuye a que se conozca más a fondo la vida indígena de un lugar muy particular, que sirvió de punto de intercambio entre las islas, y como la investigación demuestra, también tiene evidencia del temprano contacto con los conquistadores”, aseguró.
 Álvares, quien es la directora del Museo Regional Arqueológico Altos de Chavón, afirmó que la investigación en El Cabo está cerrada y que el poblado de dominicanos que había cerca del yacimiento arqueológico fue desplazado por el desarrollo del complejo turístico Cap Cana.
Los hallazgos de esta investigación están actualmente exhibiéndose bajo el nombre Unidad y Diversidad en el Caribe Amerindio, en el Museo de Arqueología en Altos de Chavón, ubicado en La Romana. Estará abierta al público hasta noviembre de 2014.
Arlene Álvares entiende que como Museo, tienen una responsabilidad regional de resaltar los resultados de las investigaciones arqueológicas que se hacen.
“Las exposiciones, acompañadas de actividades de apoyo para la construcción del conocimiento, son clave para facilitar al público general que visita los museos el acceso a material académico que puede a veces resultar intimidante”, indicó.
 La Altagracia, centro de cultura indígena
En las excavaciones participaron Glenis Tavares y Jorge Ulloa, investigadores del Museo del Hombre Dominicano. También, estudiantes de la Universidad de Leiden, además del apoyo de los antiguos pobladores de la comunidad de El Cabo.
La Altagracia fue uno de los centros más importantes de cultura indígena antes de la llegada de los españoles, y fue la última zona de la isla en ser pacificada.
Corinne Hofman recientemente estuvo liderando una excavación en la zona norte del país, como parte del proyecto NEXUS 1942, un proyecto apoyado por el Consejo Europeo de Investigación y se centra en los primeros encuentros entre los pueblos indígenas y los europeos. Allí han encontrado nuevos sitios arqueológicos. DE LISTIN DIARIO

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