domingo, 12 de octubre de 2014

Jake Peavy en otra misión para SF

  • Jake Peavy ha lucido como en los viejos tiempos con los Gigantes de San Francisco.
AP
San Luis
No fue un mero cambio de uniforme lo que transformó la campaña de Jake Peavy.
Fue la confianza que le infundió su nuevo equipo y su antiguo manager, junto con un ligero ajuste en su mecánica.
El abridor de San Francisco para el segundo juego de la Serie de Campeonato de la Liga Nacional, previsto para el domingo, tenía una foja de 1-9 y una efectividad de 4.7 2con Boston, que lo cedió en un canje a los Gigantes en julio, antes de que venciera el plazo para esas transacciones.
Peavy recuperó su antigua forma, esa misma que lo convirtió en ganador del Cy Young de la Nacional en 2007 con San Diego por una votación unánime.
Con los Gigantes, Peavy tuvo un récord de 6-4 y un promedio de carreras limpias admitidas de 2.17. Lanzó cinco innings y dos tercios para ganar el primer juego de la serie de división del Viejo Circuito frente a Washington.
Peavy lanzó bajo las órdenes del manager Bruce Bochy cuando ambos estaban con los Padres. El reencuentro con el piloto permitió que el lanzador recuperara su calidad, reveló Peavy el sábado.
“Él cree en mí, tanto como creía mi coach en la secundaria, si es que esa expresión es válida”, dijo Peavy.
“Ello no equivale a decir que la gente en Boston no creía en mí. Pero tuve una sensación distinta cuando subí al montículo aquí”.
También fueron de ayuda los consejos del coach de pitcheo de los Gigantes, Dave Righetti, quien hizo algunos “ajustes” menores al trabajo del derecho de 33 años.
“No fue algo tan grande, pero marcó mucha diferencia”, consideró Peavy.
Lance Lynn, quien enfrentará a Peavy en el segundo juego, no ha tenido problemas de confianza en sí mismo. El lanzador de 27 años tuvo un récord de 15-10 y una efectividad de 2.74 con San Luis, para brindar calidad como segundo en la rotación, después de Adam Wainwright, quien cosechó 20 victorias. “La confianza nunca ha sido un problema, desde luego que no”, dijo Lynn. “Sólo salgo, lanzo y no me preocupo por nada.
Así de simple”.

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