miércoles, 5 de noviembre de 2014

La felicidad vive en Aruba LUGAR IDEAL PARA UN DISFRUTE PLENO

Santo Domingo
Tener alrededor de 120,000 habitantes, gozar de una seguridad plena, disfrutar de la alegría en su máxima expresión y disponer de atractivos turísticos de ensueño es lo que hace que Aruba sea: ‘One Happy Island’.
Invitados por Copa Airlines, la agencia Ata y el hotel Holiday Inn, un grupo de periodistas de Puerto Rico, Panamá y República Dominicana pudo observar y, si se quiere, palpar las razones que han hecho posible que la felicidad se haya mudado a este lugar. Con 10 iglesias y una catedral, un faro que guarda una vieja historia, un mariposario que hace justicia a la belleza de la naturaleza, una fábrica de sábila que deja al descubierto el emprendedurismo de su gente y un mar que invita a un refrescante chapuzón, Aruba mantiene cautivas a 97 nacionalidades que han hecho de esta isla su casa.
Otros no han ido a fijar residencia, pero sí la visitan cuando buscan refugiarse en un lugar que, aunque pequeño, tenga un mundo de atracciones para hacer sentir bien hasta al más apático de los visitantes.  
Un mar emociones 
La ruta comenzó temprano. A la hora acordada, Ángela, Erika y una servidora estuvimos en el aeropuerto internacional de las Américas. Sin perder tiempo se dio inicio a la agenda. Visitar el club de Copa Airlines en la terminal era la primera actividad.  
Pocos minutos pasaron cuando llegó el tiempo de abordar el avión para ir rumbo a Panamá, donde de igual manera había un cupo para disfrutar de las atenciones del club. Una carrera en el aeropuerto, y no precisamente para ponernos en forma, dejó claro que estábamos a punto de perder el vuelo. Ufff. Afortunadamente llegamos a tiempo. Ya a bordo, fue fácil identificar a los periodistas de Panamá que irían también en el viaje. Milagros y a Alexis habían notado que éramos nosotras desde que nos vieron corriendo por la terminal.  
La empatía se adueñó del ambiente y, sin darnos cuenta, ya estábamos aterrizando para conocer Aruba de punta a punta. Paula Ochoa, en representación de Ata, estuvo puntual para conducirnos hasta el hotel Holiday Inn Resort Aruba. Estábamos completos. Dentro del vehículo esperaban por nosotros Evelyn y Yaira, de Puerto Rico.
El descanso se hacía necesario, pues la agenda del día no había terminado. Cenar en el restaurante Zeerover era lo que seguía. Fue pleno el disfrute de un manjar de productos del mar al estilo de Aruba. La digestión la hicimos camino al Carubian Festival, una actividad que se realiza en San Nicolás todos los jueves, y donde se pone de manifiesto el gozo de los habitantes de la isla y turistas que la visitan.
La ruta era dormir. Al día siguiente la agenda era extensa. Un paseo en catamarán prometía conocer más de esta isla feliz. Cuatro horas a bordo fueron suficientes para enterarnos de la historia que Aruba guarda debajo del mar. El paseo incluye paradas en el naufragio Antilla, Boca Catalina y Arashi. Cada vez que se detiene el catamarán los abordantes pueden disfrutar de un rico baño. Eso sí, ataviados con la indumentaria correpondiente (chapaletas, traje y escafandra).
Después de esta refrescante experiencia, seguíamos deleitando nuestra vista. La belleza de las mariposas que conforman el Mariposario, y el recorrido por el museo  y fábrica de Aloe engrosaba la edificante experiencia en la isla.
Después de tanta actividad, unas horas libres cayeron bien. Como siempre puntual, Paula estuvo a las 8:00 para llevarnos a cenar a Papillion. Un menú sin desperdicio nos mantuvo atentos todo el tiempo. Tanto que hubo que trastornar la agenda, y en vez de seguir paseando, dirigirnos al hotel. El sábado venía cargado de emoción. Un paseo en safari para conocer los atractivos terrestres, tenía al grupo bien estusiasmado. Como era de esperarse, puntual la gente de ABC Tours pasó por nosotros.
La travesía sirvió para conocer el Faro California, La Capilla Alto Vista y Las Ruinas de Bushiribana. Luego de la maravillosa experiencia, y con polvo hasta en los ojos, un baño era vital para ir más ligeros al alamuerzo en el restaurante Old Fishermans. Como en todos lados, la comida servida dejó muy bien parada la gastronomía de Aruba. Caminar por el centro de la ciudad fue oportuno. Es difícil visitar un destino turístico sin conocer sus tiendas, sus centros comerciales y, por qué no, sin comparar los precios.   
A lo natural
Con 35 especies distintas de mariposas, el Mariposario de Aruba ha logrado atraer a turistas que se dejan envolver por la belleza de la naturaleza. Con sabios conocimientos, explican al visitante sobre la vida de este invertebrado.

UNA FÁBRICA QUE APORTA A LA ECONOMÍA Y AL TURISMO
Un museo y una tienda exponen los productos que se elaboran en la fábrica de Aloe.

LOS TESOROS QUE VIVEN DEBAJO DEL MAR DE ARUBA
De manera artesanal, un grupo de empleados da forma a la materia prima. Durante el paseo en catamarán los visitantes pueden conocer, explorar y disfrutar un mundo marino que ha hecho del turismo arubiano un verdadero tesoro. 

LOS RECORRIDOS TERRESTRES TIENEN SUS ENCANTOS
Ver de cerca cactus que tienen hasta 100 de existencia, contemplar el paisaje desde El Faro y hasta orar en una antigua capilla es posible durante el paseo en safari.

MOTIVOS PARA RECORDAR Y REGRESAR A ARUBA
La noche del sábado la cena fue en el restaurante Papiamento, donde no solo la comida impresiona. Una romántica estructura está dispuesta a hacer de la estadía del visitante una velada inolvidable. Las horas pasaban, y nadie hacía amagos para marcharse. Al fin, hubo que irse a descansar. El domingo traía su afán. Conocer la magia de Baby Beach era una promesa.

La belleza que exhibe el lugar es cautivadora, y más aún cuando se disfruta mientras se almuerza en el restaurante West Deck. Había que arreglar las maletas y recobrar energía para la noche. La despedida del grupo era en el restaurante El Faro. Allí nos deleitamos con una amplia vista de la ciudad y sacamos tiempo para comprobar los conocimientos de Yaira, la solidaridad de Evelyn, el amor familiar de Alexis, la paciencia de Milagros, la humildad de Erika y el desenvolvimiento de Ángela.

Conociéndonos un poco más que el primer día, prometimos seguir en comunicación. El lunes a las 10:30 ya Paula enfilaba sus cañones para decir: “misión cumplida”. Llegamos al aeropuerto dejando atrás un lugar, donde descubrimos por qué su eslogan es: ‘One Happy Island’.FUENTE LISTIN DIARIO

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