domingo, 6 de septiembre de 2015

El Conde: puro olvido caminar por ella es triste; solo queda el recuerdo del ayer

CONDEBajo una luz tenue, que parece rezumar tristeza, en sus paredes se dibuja la melancolía. Ajadas, llenas de olvido, las edificaciones de la calle El Conde parecen morir al paso de las horas: la noche las toma despacio y ellas, abandonadas, se visten de un halo fantasmal.
Pasear por esta calle después que cae el sol es sumergirse en un espacio que sabe a nostalgia. Aquella que habla de los tiempos en los que El Conde estaba llena de luz, de bonitos escaparates, restaurantes y bares que eran difíciles de abarcar en una sola visita: a cada paso había algo interesante que ver.
Durante el día las cosas tampoco son muy distintas. Con muchísimos establecimientos cerrados, en venta o alquiler, los turistas que pasean por el lugar encuentran qué comprar gracias a los tarantines que venden sombreros, lentes, carteras de piel, souvenirs, cuadros… cosas que, afortunadamente, le dan color a la vía. De no ser por estos vendedores ambulantes, El Conde estaría casi desierta.
Patrimonio. El abandono es la constante en los edificios de El Conde. Lugares históricos y emblemáticos como el Edificio Copello, sede del gobierno constitucionalista del año 1965, muestran un deterioro importante: las ventanas rotas, el letrero casi inexistente, las paredes sin pintar… un triste homenaje a la desidia.
Igual están los edificios Baquero, Feris y Cerame, patrimonios arquitectónicos de la ciudad de Santo Domingo, que muestran sus formas con donaire a pesar de que ya se han marchitado y se descascaran ante la mirada indiferente de las autoridades.
Otros edificios, sin nombre o con menos fama, han perdido los balcones, están asquerosos en el interior o se han quedado sin pintura. Muchos, como los apartamentos, tienen un “Se vende” colgado pero, ¿alguien comprará estas propiedades cuando se ven tan mal? El tiempo lo dirá. También dirá cuando las autoridades tratarán a El Conde como lo que es (según el letrero que está apostado en la Arzobispo Meriño): la columna vertebral de la Ciudad Colonial de Santo Domingo.
¿Quién sabe dónde? Ser turista en El Conde debe ser una experiencia desconcertante. En cada calle hay un letrero que le dice al extranjero que cerca de ahí hay algo que vale la pena ver. Lo duro es que, a pesar de que nada de lo que se recomienda visitar está ubicado en El Conde, la mayoría de los letreros no dicen cómo llegar al destino.
Por ejemplo, cuando se llega a la calle Santomé con El Conde hay un letrero que dice lo siguiente: Calle San Isidro Pérez, Fuerte de San Lázaro.
Tras dar una descripción del fuerte, en el letrero se indica que hay que rodearlo para poder apreciarlo. No se explica, sin embargo, dónde está la calle San Isidro Pérez ni hacia dónde girar para llegar a ella. ¿Lo peor? Casi ninguna calle está señalizada, por lo que es muy difícil que alguien pueda ubicarse desde El Conde.
Como si eso fuera poco, si el turista no es hispanoparlante estará más perdido todavía: los letreros solo están escritos en español. Para leerlo en inglés hay un código de barras pero, ¿y si el turista no tiene Internet? Se fastidia porque en El Conde no hay wifi gratis. Tampoco hay guías en las calles.
Oficina de Turismo. Para encontrar la oficina de Turismo hay que preguntar: no hay un solo letrero que le diga al turista que hay un sitio donde encontrar información sobre el país y sobre la ciudad.
Una vez en la oficina los chicos que atienden le dan un mapa gratuito, así como algunos brochures de las rutas que se pueden hacer en la Ciudad Colonial (la militar y dos rutas civiles) para apreciar la arquitectura de la época. En cada brochure hay un mapita que indica dónde están los lugares.
Hay otra ruta que es más compleja: la de los ingenios. Para llegar, indican, es mejor hacerlo a través de una agencia de viajes. Explicarle cómo llegar, si el turista quiere ir solo, no es el fuerte de los muchachos.
¿Qué hacer? Si alguien quiere divertirse en El Conde lo tiene complicado porque, a pesar de que hay tres hoteles, seis restaurantes, dos pizzerías y una cafetería, las noches allí son lúgubres y el ambiente es un tanto denso, como el que prima en los lugares en los que las pieles andan en oferta.
Solo el tramo que va de la Arzobispo Meriño a la calle Las Damas es viable: allí están el Palacio de la Esquizofrenia (el Café Conde de Peñalba, oficialmente) Pizzarelli y Segafredo, que cambian un poco la imagen de esta vía que, por fortuna, es Patrimonio de la Humanidad desde 1990.
ZOOM
1. Falta de mantenimiento
La falta de mantenimiento es tan grande que hay bancos rotos, sin asientos ni respaldos, así como papeleras sin los cestos.
2. Rescate de la zona
A pesar de que el Ministerio de Turismo está trabajando en el rescate de la Ciudad Colonial, las obras se han concentrado entre las calles Las Damas y la Arzobispo Meriño, por lo que el resto del área se ve muy descuidada.
3. Poco qué comprar
Las tiendas que quedan en El Conde ofrecen pocas opciones para el quiera comprar artículos modernos y de calidad. Al turista que busca cosas de marca lo envían a los malls del centro de la ciudad.FUENTE PERIODICO HOY

No hay comentarios:

Publicar un comentario