BUENOS AIRES. Por primera vez en su historia, Argentina elegirá al presidente del país en segunda vuelta este domingo 22 de noviembre, dado que el único antecedente de balotaje, en 2003, no llegó a concretarse porque el exmandatario Carlos Menem renunció a competir con Néstor Kirchner, quien se proclamó ganador.
Los aspirantes a suceder a Cristina Fernández en la Presidencia del país son el kirchnerista Daniel Scioli, del gobernante Frente para la Victoria, y el conservador Mauricio Macri, líder de la coalición opositora Cambiemos.
Scioli concurre con el secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini, como candidato a la Vicepresidencia, y Macri, con la senadora Gabriela Michetti para el cargo.
Scioli, con el 37 % de los votos, seguido de Macri, con el 34,1%, fueron los dos candidatos más votados en la primera ronda electoral, celebrada el pasado 25 de octubre.
Quedaron fuera los otros cuatro postulantes: el peronista disidente Sergio Massa (Una, 21,38 %), Nicolás del Caño (Frente de Izquierda, 3,23 %), Margarita Stolbizer (Progresistas, 2,51 %) y Adolfo Rodríguez Saá (Compromiso Federal, 1,65 %).
Más de 32 millones de argentinos están convocados a votar el próximo domingo en cerca de 95.000 mesas mixtas, distribuidas en 13.880 centros de votación.
El voto en las elecciones presidenciales es obligatorio para los argentinos de entre 18 y 75 años y optativo para los jóvenes de 16 y 17 años.
En Argentina se vota con boletas de papel, que se introducen en sobre cerrado en una urna de cartón en cada mesa de votación.
Largo calendario electoral
La elección de este domingo cerrará un maratoniano calendario electoral en Argentina, que ha obligado a algunos votantes a acudir varias veces a las urnas en aquellas provincias que desdoblaron los comicios a la Gobernación y a la Municipalidad de las generales, como en Mendoza (oeste), Santa Fe (centro), Córdoba (centro), Tucumán (norte) y la capital argentina, entre otras.
El sistema de segunda vuelta fue aprobado en la reforma constitucional de 1994, conocida como el Pacto de Olivos, con el peronista Carlos Menem en la Presidencia (1989-1999) y el radical Raúl Alfonsín como líder de la oposición.
Desde entonces, para alcanzar la Presidencia argentina en primera vuelta, el candidato más votado debe superar el 45 % de los votos válidamente emitidos o el 40 % de los sufragios con 10 puntos de ventaja sobre el segundo con más apoyo.
Se trata de un caso singular, ya que en la mayoría de países en los que rige el sistema a dos vueltas, la línea de corte está en la obtención de la mayoría absoluta (el 50 % más uno de los votos).
Desde 1994, la única vez que las presidenciales argentinas plantearon un escenario de segunda vuelta fue en 2003, cuando el expresidente Menem y Néstor Kirchner quedaron cabeza a cabeza con un 24,45 % y un 22,24 %, respectivamente.
Pese a la ventaja y ante la previsión de un fuerte voto de castigo, Menem desistió de competir y Kirchner ascendió a la Presidencia sin necesidad de la realizarse la votación en segunda vuelta.
El vencedor en las urnas asumirá el próximo 10 de diciembre, sucediendo a Cristina Fernández tras ocho años en el poder.DE EFE
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