Especialistas en musáceas advirtieron a las autoridades y a los productores sobre el Moko del plátano (Ralstonia solanacearum raza 2), que es una de las enfermedades más destructivas y que amenaza las plantaciones de banano y plátano.
Dijeron que alertan sobre esa enfermedad a las autoridades de Sanidad Vegetal del Ministerio de Agricultura porque en estos momentos se están importando plátanos de Centroamérica, donde está presente ese mal. Agregaron que como el país está libre de esa enfermedad, es bueno que se tomen las medidas que impidan que llegue para que no dañe el banano de exportación.
Indicaron que hay productores de musáceas preocupados por la posible llegada de esa enfermedad que afecta los tejidos de las plantas (hojas, flores, frutos, cormos, pseudotallos, etc.). El patógeno ingresa a través de heridas producidas a las plantas con herramientas contaminadas y a través de insectos vectores. Se recuerda que el
Gobierno autorizó la importación de plátanos a supermercados y comerciantes ante el alza de precio de esa musácea, que ha llegado hasta a más de RD$20 la unidad. Se informó que algunos de esos establecimientos ya trajeron plátanos de Costa Rica. Entre los hospederos de esta enfermedad, además del plátano y el guineo, figuran yautía, coco, calabaza, yerba gramínea y guayaba.
El Moko del plátano está presente en México, La Florida, en Estados Unidos; Belice, Costa Rica, El Salvador, Grenada, Guadalupe, Guatemala, Honduras, Jamaica, Nicaragua, Panamá, San Vicente & las Granadinas, Trinidad & Tobago, Brasil, Colombia, Ecuador, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.
Además esa enfermedad está reportada en algunos países de Asia, como India, Indonesia, Filipinas, Malasia, Tailandia y Vietnam, así como en algunas naciones de África, como Etiopía, Libia, Nigeria y Senegal.
Diseminación. La bacteria se puede transmitir a través de insectos vectores que llegan a las frutas afectadas y trasladan el inóculo a plantas sanas. También con suelos contaminados mediante zapatos, botas e inclusive maquinarias, se puede trasladar suelo contaminado con la bacteria hacia sitios libres de la enfermedad; con agua se transporta eficientemente por aguas de escorrentía, drenajes e inundaciones; con herramientas como machetes, chuzas de deshoja, chuzo de apuntalar y cuchillos; con material vegetativo, con el movimiento de cormos, rebrotes o hijos para resiembra pueden fácilmente dispersar la enfermedad, y a través de las malezas, algunas de las cuales son excelentes hospederos alternos de la bacteria y pueden contribuir con su supervivencia y dispersión.
El reconocimiento de las plantas infectadas en el campo es una labor fundamental para detectar oportunamente brotes de la enfermedad y se requiere de personal entrenado para evitar males peores.
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