SANTO DOMINGO. A mediados de la década de 1990 fue valorada el área comprendida entre las avenidas John F. Kennedy, Winston Churchill, Máximo Gómez y 27 de Febrero como el polígono central.
El Polígono Central, bajo la normativa que había proporcionado el Ayuntamiento del Distrito Nacional de “crecer hacia adentro”, buscó desarrollar el perfil de centralidad que prometía la zona y de la cual carecía la ciudad en la época (Diario Libre, 2013).
En lo adelante procesos de fragmentación y políticas neoliberales rigieron una polarización lineal de comercios y servicios en las avenidas principales, primordialmente en sentido norte-sur. Este proceso comercial espontáneo y a escala local no distinguía tramos concretos y la reiteración consistía en que la fuerza decrecía a medida que se alejaba de las vías.
Por tanto, la centralidad en el Polígono Central se caracterizaba por una ambigüedad espacial e ineficacia a escala territorial.
Una nueva ordenación de la malla regular ha repercutido en la estructura y orientación del sistema, poniendo a prueba la flexibilidad y adaptación del tejido. En este sentido es importante compartir tres visiones que han sido diferenciadas sobre las intersecciones del Polígono Central.
Una primera visión detecta los vestigios característicos de una autovía y la cercanía a áreas industriales de la ciudad.
-Servicios Automotrices.
-Lotes industriales.
Una segunda visión constituye aquellas lotificaciones que han coincidido en el tiempo con aquella idea de centralidad de la zona.
-Equipamientos y dotaciones educativas.
-Sedes de empresas, oficinas y entidades financieras.
-Instituciones y zonas habitacionales.
Una tercera visión construye la nueva diversificación funcional. La flexibilidad y versatilidad son las nuevas oportunidades de generar actividad, calidad y centralidad urbana.
-Nuevas formas comerciales
-Áreas baldías
Las encrucijadas se han distinguido por su alto grado de accesibilidad, visibilidad y concurrencia, por lo que la suma de contenedores (plazas comerciales, malls/ centros comerciales/ shopping centers y big boxes) destacan en el entorno creando un nuevo sistema de polarizaciones nodales. Lo que anteriormente era sede de las principales instituciones financieras, según un “proceso cronológico de las últimas décadas” posiciona de manera ascendente las superficies comerciales cerradas.
Las sinergias de edificios con acumulación de funciones e innovación de elementos urbanos remarcan espacios como centros en sentido supralocal con valor de “puertas” hacia radios de influencia metropolitana. Se suma la densidad de movimiento por el transporte público y las ventas informales. Sin embargo contrastan la afluencia del tránsito a alta velocidad y los cambios a desnivel.
Delimitar estas “bolsas o agrupaciones edilicias fragmentarias” en relación a las infraestructuras viarias de máxima accesibilidad constituyen los contrastes de la urbanidad contemporánea. Este doble proceso de concentración y dispersión corresponden a modelos de ordenación basados en estructuras policéntricas jerarquizadas e interconectadas que promueven la densificación de núcleos urbanos o espacios de mayor accesibilidad (Garreau, 1992).
En tanto, estas particularidades y definiciones de centro representada por flujos, movimiento e información (Carrión, 2000) direccionan los nodos como potentes articuladores en referencia a la ciudad.
Si a escala global, las grandes metrópolis del mundo urbanizado son las esquinas del transporte, las migraciones, los negocios (Manuel De Solá Morales, 2004), la propia naturaleza multiescalar de estos nodos atraen flujos económicos y de transporte que conlleva la integración en tres dimensiones: nodus, civitas, urbs; resultando clave en el inherente desarrollo de ordenación territorial (Joan Moreno, 2013).
Es razón para que polarización lineal esté siendo reemplazada por una polarización nodal en el carácter de centralidad del Polígono Central. Se entiende que es a través de las acciones urbanas de cada nodo que se está construyendo las distinciones de estas nuevas geografías, aparentemente espontáneas y de nuevo ímpetu.
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