El asesinato cruel del maestro Mateo Aquino Febrillet, el viernes pasado, podría evidenciar que ni la inteligencia ni la decencia son parte de los pre-requisitos de la actual campaña electoral, donde la generalidad de los candidatos aspira a puestos para servirse.
Paradójicamente el caso no sería el del maestro Aquino Febrillet, quizás un ejemplo de perseverancia, porque entró a la Universidad Autónoma de Santo Domingo, UASD, por los niveles bajos de la administración y se hizo de títulos y reconocimientos hasta llegar a ser rector.
Su rectoría fue de las más infelices desde cuando la Universidad logró su autonomía y se llegó en ese período al extremo de que una pandilla encapuchada asesinó a un coronel de la Policía Nacional que había sido enviado al lugar para controlar movilizaciones de estudiantes.
La gente decente dejará de presentarse a los puestos de elección, con lo que las alcaldías, las cámaras legislativas y quizás hasta la Presidencia de la República serán disputados entre matones que obedecen a sectores interesados de poder no siempre políticos.
LISTÍN DIARIO lo afirma en su editorial del sábado: A menudo se dice que los decentes no caben en la política, porque la codicia por el poder obliga a los que están en ella a echar a un lado valores éticos y morales, la pura amistad y lealtad, inclusive, en aras de lograr sus objetivos, de la misma manera que las fieras de la selva se destrozan entre sí en la defensa de sus territorios”.
Aquino Febrillet, aunque no era un político partidarista muy reconocido puesto que la mayor parte de su vida la dedicó a la administración y la docencia en la UASD, de haber alcanzado la postulación, ganara o perdiera la elección, habría dado ejemplo de buena conducta ante sus electores.
La situación de la provincia de San Cristóbal, por la cual se postulaba el maestro a senador, ha sido un dolor de cabeza para el país. Quienes apretaron el gatillo en su contra en una acción por la espalda eran del mismo partido y seguidores de un líder sindical trepador y reincidente.
Empresarios a la carga
Los empresarios del transporte, que renunciaron hace tiempo a que se les llame como líderes del sindicalismo, por ser categoría menor, están a diario detrás de muchos de los atropellos que sufre la ciudadanía en las calles, por lo que son llamados “los dueños del país”.
Particularmente los del transporte no están saciados con el gran poder acumulado que tienen, que les permite atropellar sin ninguna consideración a los conductores y doblegar la voluntad de los colegas empresarios, sobre todo en lo que respecta al transporte de carga.
De esos sindicalistas pretensiosos hay al menos tres que aspiraban postulaciones. De ellos, Juan Hubieres, de FENATRANO y Antonio Marte, de CONATRA, pretenden escalar puestos públicos por elección y quizás, algún día, llegar a la postulación presidencial o vicepresidencial. Blas Peralta, involucrado en el caso Mateo Febrillet, es otro aspirante político.
No hace mucho tiempo el señor Marte se opuso al aumento de salario en 30% a los trabajadores, propuesta del sindicalista Pepe Abreu, de la Confederación de Trabajadores Dominicanos, porque afectaba sus intereses debido a que su federación tiene numerosos empleados.
Con recursos económicos extraordinarios, una militancia fiel que no coge cárcel cuando atropellan o matan a las personas en las peligrosas calles de las ciudades dominicanas, se han acorazado con gabinetes de comunicación y han sostenido un lenguaje que asusta a los gobiernos.
Los partidos, particularmente el Revolucionario Moderno, PRM, recurrió a algunos de esos empresarios sindicales para postulaciones en las provincias de senadores, diputados y regidores, que ofertan una presumida militancia comprometida y recursos propios para hacer la campaña.
Los empresarios del sindicalismo del transporte aspiran a dominar el país y ya lo han demostrado en muchas ocasiones sin que los ciudadanos, a los cuales apelan ahora para que los elijan, pueden tener defensa propia o de los gobiernos ya que no quieren enfrentarlos.
Aposentados en el Congreso, los empresarios del sindicalismo harán valer mucho más que ahora, que es mucho decir, la fuerza de sus intereses. Se le han ido adelante a los empresarios tradicionales que gastan buena parte de su tiempo en una vida “socialité” y reportes negativos.
James Hoffa, el famoso sindicalista de los Estados Unidos a partir de 1950, abogaba por los derechos civiles de los trabajadores y por buenos salarios para los miembros de su confederación, llamada Hermandad, que llegó a tener en la época 1.5 millón de asalariados.
El poder de ese grupo cautivó al crimen organizado por lo que Hoffa fue enjuiciado bajo acusación de fraude al estado y soborno a funcionarios públicos. Fue encarcelado y tras cumplir, asistido por reconocidos abogados, salió en libertad para luego desaparecer sin dejar rastro.
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DAÑO AL PRM CON LA MUERTE DE FEBRILLET
DAÑO AL PRM CON LA MUERTE DE FEBRILLET
El asesinato del ex rector universitario Aquino Febrillet le hará daño al PRM y recordará para muchos dominicanos los graves incidentes en torno al PRD, la matriz, como fuera el llamado granadazo y el asalto a tiros de la Casa Nacional de la Winston Churchill, para citar solamente dos.
Se diría que al dividirse, el PRM, con los sindicalistas a cuestas, se llevó a los buscapleitos que han comenzado temprano en la campaña por la puja de postulaciones a los puestos electivos de senadores, diputados, alcaldes y regidores, todavía en la brega.
Para la gente decente, se pensará, ir a una contienda por un puesto público implicará despojarse de todo comedimiento y de la decencia que los electores esperan de sus futuras autoridades, munirse de armamentos y matar, porque los muertos de campaña no se pagan.
Falto de experiencia en la postulación presidencial y vicepresidencial del PRM, por cuanto ni el candidato presidencial ni la candidata vicepresidencial tienen carrera pública extendida, lo menos que necesitaban era que los rodeara el escándalo por las ambiciones por las nominaciones.
Si se pensara que los postulantes a puestos públicos van a los mismos para enriquecerse, como al parecer la casuística indica, los partidos pudieran terminar en manos de mafias que impondrán sus leyes, sus cofrecitos, barrilitos y no darán informes a la Cámara de Cuentas.
El editorial es un llamado de advertencia a la cordura ante un panorama deteriorado, en el cual las armas de fuego, más que la discusión civilizada, se han apoltronado como la manera de dilucidar las contradicciones, sobre todo en la política.
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