viernes, 24 de junio de 2016

VIOLENCIA DE GÉNERO Mujeres relatan tormentos a la espera de protección SUS EXPAREJAS VIOLAN LAS ÓRDENES DE ALEJAMIENTO Y LAS AMENAZAN

Mujeres relatan tormentos a la espera de protección
Actos de verdugos. A las unidades de atención a violencia de género siguen llegando denuncias de agresiones de hombres a sus exparejas                                                                                                                                 Santo Domingo
El rostro de María de los Ángeles (nombre ficticio) refleja la carga de algún sufrimiento interior sostenido por algún tiempo. Se le ve angustiada, inquieta.
No hay manera de que ella pueda evitarlo. Con mucho esfuerzo, y ante varias preguntas para conocer su situación, decidió hablar sobre las vicisitudes que ha atravesado en su relación de pareja, con agresiones y amenazas.   
Se dispuso a buscar protección y, luego de mucho esfuerzo y gestiones, logró conseguir que se ejecutara una orden de protección o alejamiento    en contra de su agresor.
Pero sus padecimientos no terminaron ahí, porque su agresor ahora quiere quitarle a sus hijos.
De los Santos declaró, entre llantos, al acudir a la Unidad de Atención a la Violencia de Género, Sexual e Intrafamiliar de la Fiscalía de la Provincia Santo Domingo, que sus dos hijos están en el Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani), y que su expareja no quiere que ella los vea. El mayor de los niños tiene dos años y la menor un año y 6 meses.
Ella interpuso una denuncia en contra de su expareja debido a que este, constantemente, la maltrataba, le ponía los pies sobre la cabeza y le daba puñetazos en los oídos, terminando por esto ante un médico legista, quien certificó que tenía daños en los oídos.
Indicó que luego de 20 días  logró que el ministerio público, a través de un juez, emitiera una orden de arresto en contra de su expareja, quien fue conducido y llevado a evaluación donde un sicólogo.
Señaló que estando bajo arresto, el imputado, a través de sus abogados y de un tío que es coronel de la Policía Nacional, le hicieron firmar un acuerdo para hacer constar que su expareja no le volvería a pegar y también que no acudiría a los lugares que ella frecuenta, a lo que accedió porque la fiscal a cargo del caso entendía que no procedía solicitar medida de coerción en su contra, sino una orden de alejamiento.
Declaró que después de un tiempo ella se mudó del sector, pero que aun con una orden de alejamiento su expareja comenzó a frecuentar el lugar y un día penetró a su casa, y la agredió físicamente y amenazó con matarla.
Luego, su expareja salió a buscar un machete y la dejó encerrada con candado, pero logró salir y dejó a los niños en la casa. Los vecinos llamaron a las autoridades y Conani asumió la custodia de los pequeños.
 Tras la ocurrencia de ese incidente la mujer interpuso una querella y su excompañero  fue detenido.
Otro drama desgarrador
En tanto, en la Unidad de Prevención y Persecución de la Violencia de Género de la Fiscalía del Distrito Nacional se observó otro drama desgarrador. Allí se encontraba en la sala de espera una madre de 40 años de edad, temerosa de entrar a la lista de feminicidios de este año.
La mujer, cuyo nombre se reserva, para preservar su integridad física, acudió al departamento de la avenida Rómulo Betancourt  a denunciar que es víctima de golpes y amenazas de muerte por su expareja, a pesar de contar con una orden de alejamiento.
Expresó que su agresor, con quien procreó cuatro hijos, penetra a su casa a la fuerza, donde la golpea y   obliga a tener relaciones sexuales.
Se queja de la actitud de las autoridades, porque, pese a sus constantes denuncias, su agresor sigue libre.
“Yo le he puesto querellas y querellas y siguen en lo mismo”, responde a la pregunta de si cree que su agresor es protegido.
Narró que cuando vivían juntos él siempre la  golpeaba y tenía relaciones sexuales con ella a la fuerza, y que no obstante a separarse la ha seguido golpeando.
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QUISO SUICIDARSE PARA DEJAR DE SUFRIR

Otra mujer dijo que decidió denunciar las agresiones físicas, psicológicas y sexuales cuando el maltrato también lo empezó a sufrir una hija que tuvo con su agresor. “Yo pensé en quitarme la vida. La muerte era mi única salida”, cuenta Isabel (nombre falso), de 38 años, quien ha estado siempre huyendo de su verdugo, que le llegó a romper varias las costillas por una paliza. Lamentó no haber tenido apoyo de su familia y verse “sola en el mundo”. Donde quiera que ella se mudaba él hombre siempre la encontraba y seguía con sus amenazas. Sin embargo, a pesar de que fue apresado y duró tres meses en prisión, ahora ha vuelto a molestarla.

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