México le lloró, le cantó y le juro "amor eterno" a uno de sus más grandes ídolos. Miles de personas acudieron ayer al Palacio de Bellas Artes de la capital mexicana para dar el último adiós a Juan Gabriel, cuyas cenizas llegaron el lunes al máximo recinto cultural del país.
"Oscura soledad estoy viviendo, la misma soledad de tu sepulcro...". Con los compases de "Amor eterno" interpretados por el Mariachi de mi Tierra, y en la voz del tenor Fernando Mora, inició la gran despida de Juan Gabriel en un homenaje multitudinario que tiene previsto durar dos días.
Iván Aguilera, hijo del famoso cantautor, el secretario de Cultura Rafael Tovar y de Teresa, y la directora general del Instituto Nacional de Bellas Artes, María Cristina García Cepeda, montaron la primera guardia de honor, mientras afuera miles de personas coreaban a todo pulmón algunos de los temas que convirtieron al Divo de Juárez en uno de los máximos representantes de la cultura popular mexicana.
"Fue una figura absolutamente única, uno de los creadores que por la naturaleza de la canción se conecta con la colectividad", dijo Tovar y de Teresa en una breve conferencia de prensa previa al homenaje.
Una gran fotografía del divo con los brazos abiertos, colocada frente al famoso mural de David Alfaro Siqueiros "Nueva democracia", dio la bienvenida a los presentes, entre los que se encontraban sus colegas y amigos compositores Martín Urieta y Roberto Cantoral Zucchi.
En el interior de Bellas Artes, adornado con coronas de flores que incluyeron una enviada por su amigo y también músico Luis Miguel, pronto comenzaron a sucederse las canciones interpretadas por célebres artistas como Aida Cuevas, que le regaló a Juanga una muy sentida versión de "Te lo pido por favor" y "Te sigo amando".
La música también comenzó a sonar en el exterior del palacio, donde muchos se congregaron desde la noche anterior. Sobre un escenario montado en la explanada del palacio, algunas de las canciones más famosas en el repertorio del ídolo, entre las que se destacaron "Mañana mañana", "La diferencia" y "No tengo dinero", fueron interpretadas por De la Mora y otros talentos de la música mexicana.
Elizabeth Aguilar, una chilena de 52 años radicada en México desde hace tres meses, fue una de las que no quisieron perderse el adiós. Acudió a la cita rodeada de una bandera de su país.
"Vengo en representación de Chile, a despedirme del gran Divo. Lo sigo desde que tengo uso de razón y su música me gustará siempre", dijo con la voz entrecortada.
Durante dos días se recordará a Juanga, como le llamaban amorosamente sus amigos y seguidores, con interpretaciones de sus canciones que miles de personas pudieron seguir en vivo gracias a la decena de pantallas gigantes que fueron instaladas afuera de Bellas Artes.
La del lunes fue una despedida muy adecuada para el artista, que en 1990 rompió esquemas al presentarse tres noches seguidas en el Palacio de Bellas Artes, reservado generalmente para ópera y ballet, pese a ser un músico popular, y en 1997 y 2013 repitió la hazaña al cumplir 25 y 40 años de trayectoria, respectivamente.
Un primer homenaje póstumo se realizó el sábado en la fronteriza Ciudad Juárez, el lugar que vio a Juan Gabriel crecer y convertirse en un ícono de la cultura mexicana. También en Guadalajara, en el occidente de México, Alejandro Fernández recordó al artista durante el marco del 23er Encuentro Internacional del Mariachi y la Charrería.
Las autoridades de la Ciudad de México estiman que, en dos días de homenaje, unas de 750.000 personas se reunirán en el recinto y sus alrededores para despedirse del Divo de Juárez, quien falleció el 28 de agosto en Santa Mónica, California, a los 66 años.
De cumplirse estas previsiones, este homenaje triplicaría en asistentes al celebrado con motivo de la muerte del premio Nobel de Literatura, Gabriel García Márquez.
La urna con las cenizas de Alberto Aguilera Valadez, su nombre real, se ubicó en el centro del lobby de Bellas Artes, donde después de la guardia de honor y de la de algunos compositores se dio acceso al público para que pudiera hacer un muy breve recorrido.
Tras su paso por la capital mexicana, las cenizas del artista regresarán a Juárez de manera permanente, por petición del propio cantante.
Juan Gabriel nació en Parácuaro, Michoacán, en 1950, pero creció en Ciudad Juárez, donde fue internado en un orfanato porque su madre no podía mantenerlo. Ahí empezó a componer música y a cantar en el cabaret Noa Noa, que inspiró su éxito "El Noa Noa". El salón de baile fue demolido en 2007 y en su lugar quedó una placa con el nombre y una huella de sus manos.DE AP
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