Cada vez que Nelly Cristal le pide permiso a su madre para salir con sus amiguitas, la respuesta es negativa. Sus 9 años no comprenden razones para una misma respuesta. Así ha sido en los últimos dos meses, y Dominga Amancio Vargas, su madre, no se plantea contestación diferente.
Ayer, al caer la tardecita, volvió la misma petición con igual réplica.
“Los niños no entienden que ya no pueden salir, al menos hasta que pase todo esto”, dice Dominga con rabia en los ojos. El “todo esto” a que se refiere es el asesinato de su hija más pequeña, Santa Amancio, encontrada hecha osamenta el pasado domingo en una cañada.
Ese día fue el punto de quiebre de su familia, que ya arrastraba por dos meses el dolor más agudo que puede vivir un ser humano: la inestabilidad que deja la desaparición de un ser querido. Y también fue el estallido de un poblado tranquilo del suroeste del país.
Toda la comunidad había señalado a Alba Montero, una lugareña, como la responsable de la desaparición de la menor de siete años. La razón es una enemistad que ni siquiera Dominga sabe explicar con exactitud. “Yo llegué a este barrio y le caí mal”, se quejaba ayer la madre.
La vinculación envuelve también al joven Anibeli Montero Montero, a quien se le vincula sentimentalmente con Alba. Ambos cumplen medidas de coerción de tres meses (la mujer presa en Baní y el hombre en la fortaleza de San Juan).
Cuando encontraron los restos de la niña, identificados por la familia por el vestido y la ropa interior de Santa, la comunidad estalló: incendiaron la vivienda de la mujer acusada, destrozando primero los ajuares que quedaban dentro y luego todo cuanto encontraron en el camino. Esa casucha es hoy cenizas y el lugar donde nadie quiere ir.
Ya antes la gente de la comunidad había visitado la residencia, justo cuando se supo de la desaparición de la niña. Llegaron junto a los oficiales de la Policía Nacional e identificaron un cráter dentro de la casa, donde presumen la acusada pretendía sepultar a la menor.
El domingo pasado era día 16 de octubre, dos meses y tres días de la desaparición de la infante. La osamenta de la niña apareció a menos de 200 metros de la casa, escondida en un hoyo de una cañada que quedó al descubierto con las lluvias de las pasadas semanas.
Las encontró Vicente Porras Morillo, propietario de una finca sembrada de berenjenas en el paraje El Guayabo de este municipio, y desde entonces la comunidad de Los Clavellines no encuentra salida del aturdimiento.
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ESTABAN SEPARADOS CUANDO DESAPARICIÓN
LA INQUINA QUE EXISTE: El padre de la niña, Neurys Santana Polanco, que le acompaña durante la entrevista, es quien explica el contexto de la familia. Admite que estaban separados cuando la desaparición, el sábado 13 de agosto. Desde el lunes 15 volvió a Vallejuelo procedente de la capital, donde trabaja como mecánico.
ESTABAN SEPARADOS CUANDO DESAPARICIÓN
LA INQUINA QUE EXISTE: El padre de la niña, Neurys Santana Polanco, que le acompaña durante la entrevista, es quien explica el contexto de la familia. Admite que estaban separados cuando la desaparición, el sábado 13 de agosto. Desde el lunes 15 volvió a Vallejuelo procedente de la capital, donde trabaja como mecánico.
La madre de sus hijos también trabajaba en la capital limpiando casas hasta que quedó sin empleo y se mudó hasta Vallejuelo, de regreso.
Dominga descarta haber tenido algún vínculo sentimental con Montero, una de las versiones que más se repiten en todo el poblado. Todo pasó, de acuerdo a la pareja, por una inquina injustificada de Alba Montero.
Ahí es cuando Nelly Cristal recibe permiso de su padre para ir al centro de internet con dos de sus amiguitas. La advertencia que le hace a ella, y a las otras niñas es clara: “No se despeguen una de la otra. Sin ven que alguien extraño se les acerca busquen a personas mayores y no dejen que la niña vuelva a la casa sola”.
El hogar del que habla tiene unos 18 metros cuadrados y ahí viven Nelly y Pamela, de 19 años, y la madre de las niñas con un hermano. Es un rancho de madera que va pintado al gris del olvido.
Desde allí se preparan para la presentación formal de acusación contra los dos acusados, un proceso que saben no será fácil ni corto, pero que esperan termine en condena de 40 años para cada acusado (la pena máxima es de 30).
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