Desde hace unos seis meses hacia acá parece demasiado fácil encontrarse con un venezolano. Atienden en las tiendas, en los restaurantes, en los cafés, hacen la compra del supermercado, trabajan en empresas privadas. Venden su comida típica en las calles y con buena suerte le harán un espectáculo de malabares en la esquina de un semáforo.¿Cuántos venezolanos residen ahora en el país? No se sabe. Las cifras solo quedan en estimaciones, incluyendo la que hizo a mediados del 2016 el exdirector de Migración, Rubén Darío Paulino Sem, cuando dijo que esa población había aumentado 40% en un año, con 16 mil venezolanos registrados. Pero los números oficiales de documentos que validan su residencia en el país quedan muy cortos.
En los últimos tres años, la Cancillería ha otorgado 2,556 visas de diferentes modalidades, que es el documento que los valida para trabajar y vivir en República Dominicana; en el 2014 entregó 567 visas y en el 2015 la cantidad se duplicó a 1,207.
En el 2016 ese número se redujo a 782 visas. Las residencias temporales, que otorga la Dirección General de Migración, ascendieron el año pasado a 626, una sola es permanente. Sí es evidente, ya no son los 3,434 nacionales que registró la Primera Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI-2012), y tampoco son los inversionistas que hace años se acercaban por oportunidades de negocios.
Para pisar suelo dominicano, el venezolano necesita una tarjeta de turista, pero para realizar cualquier actividad económica les hace falta una visa, que solo consigue en el consulado dominicano ubicado en Caracas. Esa condición dificulta regularizar la situación migratoria de unos extranjeros que se están mudando por una crisis económica en Venezuela que no ve fin y que los aparta de su idiosincrasia: no emigrar.
Román Briceño, un venezolano con 18 años en el país y que recién creó una Asociación de Venezolanos en República Dominicana, arroja luz sobre el actual perfil migratorio generalizado (antes la migración se limitaba a inversionistas) de sus compatriotas y es quien asegura que en la naturaleza de los suyos nunca ha estado salir del país, hasta ahora.
Según sus apreciaciones, la mayoría de los venezolanos que han llegado al país son profesionales, de clase media y han sido movidos por la situación económica y la inseguridad ciudadana. Mientras en República Dominicana la tasa de homicidios fue de 17 por 100 mil habitantes, en el 2015, esa misma cifra en Venezuela, según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), fue de 91,8 por cada 100.000 habitantes al cierre del 2016.
Salman Al Safadi menciona esas dos problemáticas como la causa que lo sacó de su país hace dos meses. Ahora, este chico de 23 años es uno de los tantos empleados venezolanos en una plaza comercial. Trabaja en un bar de té cuyos dueños también son venezolanos. Eligió República Dominicana, en sus palabras, por las facilidades de inversión y porque ya tiene amigos en el país que le ofrecieron apoyo y hospedaje.
Salman se dedicaba al comercio de accesorios de teléfonos. “No me iba mal, pero llegó el momento en que el dinero no alcanzaba, simplemente para conseguir la mercancía. Decidí venir acá por eso y por la inseguridad que hay allá. Aquí no es tan seguro, pero es más que Venezuela”, reflexiona.
Briceño dice que a los extranjeros que llegan se les consigue como propietarios de algún negocio, como empleado, vendiendo comida, de taxistas, de vigilante en un edificio, como conserje. “El quehacer se ha diversificado en los pasados dos años. El venezolano pone el orgullo a un lado... Al final consigues un abogado, un ingeniero manejando un taxi…”.
La llegada de venezolanos al país comenzó a aumentar en el 2014. Ese año su registro en los aeropuertos sobrepasó las 108 mil entradas, cuando antes no alcanzaban las 75 mil. Aún con esas cifras es difícil determinar la cantidad de nacionales en República Dominicana. Los números del Banco Central indican que hasta noviembre del 2016 llegaron 155,674 venezolanos (el registro más alto hasta ahora) y se marcharon 146,870. En años pasados, fueron más las salidas que llegadas: en 2015 hubo 163,870 entradas frente a 166,903 y en 2014 se registraron 108,376 visitas frente a 110,553 salidas.
En los últimos tres años, la Cancillería ha otorgado 2,556 visas de diferentes modalidades, que es el documento que los valida para trabajar y vivir en República Dominicana; en el 2014 entregó 567 visas y en el 2015 la cantidad se duplicó a 1,207.
En el 2016 ese número se redujo a 782 visas. Las residencias temporales, que otorga la Dirección General de Migración, ascendieron el año pasado a 626, una sola es permanente. Sí es evidente, ya no son los 3,434 nacionales que registró la Primera Encuesta Nacional de Inmigrantes (ENI-2012), y tampoco son los inversionistas que hace años se acercaban por oportunidades de negocios.
Para pisar suelo dominicano, el venezolano necesita una tarjeta de turista, pero para realizar cualquier actividad económica les hace falta una visa, que solo consigue en el consulado dominicano ubicado en Caracas. Esa condición dificulta regularizar la situación migratoria de unos extranjeros que se están mudando por una crisis económica en Venezuela que no ve fin y que los aparta de su idiosincrasia: no emigrar.
Román Briceño, un venezolano con 18 años en el país y que recién creó una Asociación de Venezolanos en República Dominicana, arroja luz sobre el actual perfil migratorio generalizado (antes la migración se limitaba a inversionistas) de sus compatriotas y es quien asegura que en la naturaleza de los suyos nunca ha estado salir del país, hasta ahora.
Según sus apreciaciones, la mayoría de los venezolanos que han llegado al país son profesionales, de clase media y han sido movidos por la situación económica y la inseguridad ciudadana. Mientras en República Dominicana la tasa de homicidios fue de 17 por 100 mil habitantes, en el 2015, esa misma cifra en Venezuela, según el Observatorio Venezolano de Violencia (OVV), fue de 91,8 por cada 100.000 habitantes al cierre del 2016.
Salman Al Safadi menciona esas dos problemáticas como la causa que lo sacó de su país hace dos meses. Ahora, este chico de 23 años es uno de los tantos empleados venezolanos en una plaza comercial. Trabaja en un bar de té cuyos dueños también son venezolanos. Eligió República Dominicana, en sus palabras, por las facilidades de inversión y porque ya tiene amigos en el país que le ofrecieron apoyo y hospedaje.
Salman se dedicaba al comercio de accesorios de teléfonos. “No me iba mal, pero llegó el momento en que el dinero no alcanzaba, simplemente para conseguir la mercancía. Decidí venir acá por eso y por la inseguridad que hay allá. Aquí no es tan seguro, pero es más que Venezuela”, reflexiona.
Briceño dice que a los extranjeros que llegan se les consigue como propietarios de algún negocio, como empleado, vendiendo comida, de taxistas, de vigilante en un edificio, como conserje. “El quehacer se ha diversificado en los pasados dos años. El venezolano pone el orgullo a un lado... Al final consigues un abogado, un ingeniero manejando un taxi…”.
La llegada de venezolanos al país comenzó a aumentar en el 2014. Ese año su registro en los aeropuertos sobrepasó las 108 mil entradas, cuando antes no alcanzaban las 75 mil. Aún con esas cifras es difícil determinar la cantidad de nacionales en República Dominicana. Los números del Banco Central indican que hasta noviembre del 2016 llegaron 155,674 venezolanos (el registro más alto hasta ahora) y se marcharon 146,870. En años pasados, fueron más las salidas que llegadas: en 2015 hubo 163,870 entradas frente a 166,903 y en 2014 se registraron 108,376 visitas frente a 110,553 salidas.
Porqué elegir República Dominicana ahora
Un sondeo de entrevistas con varios venezolanos en República Dominicana apunta a que eligen vivir aquí por las facilidades que tenían para entrar al país, la increíble oportunidad de empleo y el enlace con otro compatriota que ya se había aventurado a venir. Una joven explicó que el país ofrece para ellos oportunidades a corto tiempo, lo que implica que no se trata de migrantes que acumularán muchos años aquí. Román Briceño, de la Asociación de Venezolanos en República Dominicana, agrega que sus compatriotas visitan para adquirir bienes que no consiguen en Venezuela (“compran ropa, zapatos, comida, insumos…”), mientras otros están llegando a evaluar oportunidades. Además, el país vive una estabilidad económica privilegiada, en comparación con la región.
Documentos
Las residencias temporales, que otorga la Dirección General de Migración, ascienden en 2016 a 626, una sola es permanente.FUENTE EL CARIBE
Las residencias temporales, que otorga la Dirección General de Migración, ascienden en 2016 a 626, una sola es permanente.FUENTE EL CARIBE
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