El trébol del kilómetro nueve de la autopista Duarte, que fue rescatado y convertido en un área verde en la administración del alcalde Roberto Salcedo, volvió a caer en manos de los vendedores informales de ropas y otros artículos usados.
Los mercaderes que en su gran mayoría son de nacionalidad haitiana, exhiben zapatos, pantalones, chancleta, camisas, vestidos, colchas, bolsos, correas, blusas, faldas y otras mercancías sobre la acera, así como en los árboles plantados para embellecer el lugar.
Por lo menos 30 vendedores de artículos usados exhiben sus mercancías cada día desde las 8:00 de la mañana hasta pasada las 6:00 de la tarde, y todos tratan de tener la mejor oferta, para atraer el mayor número de clientes, según sus pregones.
“Acabo de abrir una paca de blusa nuevas”, “Hoy estoy de oferta, carteras en piel a $200 pesos”, “pantalones de las mejores marcas a precios de llévatelos”, “Me voy, me voy. Vengan que estoy de remate”, entre otros pregones que se escuchan de forma contínua.
Fruto del número de personas que acude al lugar a comprar cada día, atraídos por las ofertas, la grama desapareció en el área impactada.
Se recuerda que previo a que ese espacio fuera rescatado, era utilizado tanto por vendedores informales, como por choferes del transporte público, quienes la habían convertido en una terminal que no pasaba desapercibida, por los cúmulos de basura que lo caracterizaban.
Sin embargo, no sólo ese trebol se encuentra arrabalizado, sino toda la entrada a Santo Domingo desde el Cibao, fruto del caos que generan los carros y guaguas del transporte público, las ventas de frutas y otro tipo de alimentos.
Ese panorama se puede apreciar desde los entornos de la estación del Metro, María Montés, donde las ventas informales diversas, priman.
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HAY QUIEN DEFIENDA LAS VENTAS CALLEJERAS
Compradoras: Juana Lorenzo, quien ayer hurgaba entre una “montaña” de ropas usadas buscando blusas para trabajar, dijo que aunque el espacio está arrabalizado, para ella es maravilloso que exista allí una Pulga, ya que le queda cerca de su casa y puede aprovechar las ofertas y adquirir ropa buena por una cantidad ínfima de dinero.
HAY QUIEN DEFIENDA LAS VENTAS CALLEJERAS
Compradoras: Juana Lorenzo, quien ayer hurgaba entre una “montaña” de ropas usadas buscando blusas para trabajar, dijo que aunque el espacio está arrabalizado, para ella es maravilloso que exista allí una Pulga, ya que le queda cerca de su casa y puede aprovechar las ofertas y adquirir ropa buena por una cantidad ínfima de dinero.
“Yo siempre vengo aquí a buscar ropa. Esta mercancía es muy buena”, dijo.
Estefanía Pérez fue al lugar ayer en busca de zapatos escolares, mochilas y pantalones jean para sus hijos.
“Yo siempre compro esas cosas en la Pulga, porque gasto menos dinero y me voy a casa con mercancías súper buenas. La existencia de estas pulgas, nos ha resuelto un problema a las personas que tenemos hijos y que estamos desempleados”, agregó.
El mercado opera todos los días, aunque algunos vendedores van a la iglesia, según manifestó uno de los vendedores, que no quiso identificarse.
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