domingo, 24 de junio de 2018

PROTESTAS Agentes atacan la Universidad Nacional de Nicaragua

Sabela Bello / EFE
Managua
La violencia regresó ayer a Nicaragua tras un viernes de relativa calma: las sospechas se hicieron realidad durante esta madrugada, cuando las balas sandinistas atacaron la universidad pública cobrándose la vida de dos jóvenes y dejando más de 15 heridos.
  "Estábamos sentados en la grama, terminando de cenar, cuando de repente empezamos a escuchar las bombas, a ver los cuatro drones que sobrevolaban nuestras cabezas, que vigilaban todo el recinto universitario", explicó a  "Doctor Veneno", quien no quiso brindar su nombre real "por seguridad".

El joven relató cómo intentaban "bajar los drones", "pero eso es imposible, no estamos armados, no estamos preparados como ellos", en referencia a la Policía y los paramilitares que atacaron la Universidad Nacional de Nicaragua, donde cientos de estudiantes se alojan desde que, hace más de dos meses, comenzaran las protestas contra el Gobierno de Daniel Ortega.

Según explicó "Doctor Veneno", "los drones desaparecieron a los 10 minutos" pero la situación, lejos de tranquilizarse, empeoró notablemente, pues "comenzaron las ráfagas de los fusiles, no paraban, eran muchas, era constante, como cuando se activa una metralleta".

El estudiante de medicina vivió esta situación desde un área de la universidad acondicionada a modo de hospital, trinchera, vivienda, y usada "para lo que surja, para lo que sea necesario".

"Mi cuerpo médico y yo estábamos en este puesto, pero el mayor problema estaba en el área de la rotonda y todos nos movilizamos para allá a ayudar. Me avisaron que allí había un herido, pero las balas no cesaban y nos impedían llegar", explicó.

El joven, acompañado del grupo, también de estudiantes, con el que ha formado un equipo de salud, se sacudió el miedo y caminó hasta la barricada de la rotonda que da acceso a la universidad.

"Cuando llegué a la barricada de la rotonda nos gritaron que nos regresáramos porque el fuego estaba muy violento y había que correr, pero de repente escuché que había gente herida allí, que no me fuera, así que agarré la camilla y me metí. Cuando llegué, ya oí el nombre de mi compañero, así que lo localizamos y lo sacamos de allí", narró "Doctor Veneno".

Detalló que, cuando estaban sacando al herido hacia un puesto médico cercano, "solo se oían las balas que pegaban contra el pavimento y nos tuvimos que tirar al piso". Pero el grupo de estudiantes avanzó entre la sangre hasta llegar a su compañero gravemente herido.

Con un balazo en la espalda, el lesionado pedía al grupo que se protegiera, que se fuera de allí, "que estaba muy peligroso", que él resolvería, "que se iría arrastrando como pudiera y lograría salir de allí".

"Pero no lo podíamos dejar, estaba muy mal, tenía un impacto de bala, así que decidimos llevarlo al puesto médico más cercano, pero en el camino se desmayó, los signos vitales estaban disminuyendo, así que decidimos que había que llevarlo a un hospital y lo llevamos en una camioneta vieja que había aquí en el recinto y avanzamos como pudimos hasta llegar", señaló.

El joven explicó que cuando él y sus compañeros estaban en el hospital acompañando al lesionado, llegaron dos heridos más y entendieron que era necesario regresar a la universidad para atender a los afectados menos graves, ya que los que recibieron mayor impacto fueron llevados al centro de salud.

"Llegaron dos heridos más y de ahí nos regresamos, porque los estudiantes que estamos como cuerpo médico somos pocos, entonces no hacíamos nada esperando en el hospital, si aquí los estaban matando y no había personal capacitado para socorrer a los muchachos", relató "Doctor Veneno" con lágrimas en los ojos.

Precisó que desde las 01.30 hora local (07.30 GMT) hasta las 08.00 hora local (14.00 GMT) el ataque fue sostenido y continuado, sin tregua.

Según su relato, desde que comenzó el fuego armado hasta las 06.30 hora local (12.30 GMT), "los disparos eran violentos y seguidos, no paraban. Desde ahí hasta que terminó, eran más esporádicos, seguro porque ya se había hecho completamente de día".

Nicaragua esta sumida desde el pasado 18 de abril en la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980 y que ha acabado con la vida de más de 212 personas.

Las protestas contra el presidente Daniel Ortega y su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo, comenzaron por unas fallidas reformas a la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años consecutivos en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.
DE EFE

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