, México.- El nobel peruano Mario Vargas Llosa conmemoró este sábado los 50 años de «Conversación en La Catedral» (1969), la novela que lo encumbró como uno de los grandes escritores latinoamericanos y la que, según el autor, más le costó escribir.
«Es la novela que me costó más trabajo. Todas me han costado trabajo, pero ninguna tanto. Sobre todo el primer año en esa oscuridad en la que estaba cuando escribí ‘Conversación en La Catedral'», expresó Vargas Llosa durante una charla en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara.
El célebre escritor, que acaba de publicar «Tiempos recios» (2019), rememoró que «no sabía cómo organizar todo el material con muchos personajes de las diferentes clases sociales y las tres regiones del Perú», una sensación que no ha vuelto a tener.
Vargas Llosa escribió «Conversación en La Catedral» cuando residía en París con el objetivo de «mostrar los efectos de la dictadura en la vida no política del Perú», pues el escritor había vivido su juventud bajo la dictadura militar de Manuel Odría (1948-1956).
«En Latinoamérica ya no hay afortunadamente dictaduras militares (…) En esa época, de un confín a otro de Latinoamérica, había dictaduras militares. Es el tema central de esta novela porque tuvo un efecto realmente cataclísmico en mi generación», relató Vargas Llosa.
Su «primera idea» era que la obra «no invadiera el campo político» y que solo mostrara los efectos de la dictadura, pero un recuerdo de su pasado lo cambió todo.
Y es que cuando era líder estudiantil en la Universidad de San Marcos formó parte del comité que tuvo una audiencia con el ministro de Gobierno de la dictadura, Alejandro Esparza Zañartu, para entregar cobijas a los estudiantes opositores presos.
«Si no hubiera visto a este personaje al que odiábamos tanto, probablemente nunca habría terminado de escribir esta novela. El personaje me dejó absolutamente impresionado. Parecía tan poca cosa y había acumulado tanto poder», rememoró.
Y es que en sus novelas, confesó el autor, siempre «hay experiencias personales que han sido muy transformadoras» y «la experiencia de vida es la materia rima en buena parte» de su obra.
Vargas Llosa recordó que, a diferencia de novelas anteriores, «Conversación en La Catedral» no tuvo éxito cuando fue publicada, ya que requería «un esfuerzo del lector, que andaba un poco perdido en buena parte de la historia».
Medio siglo después, dijo, la novela se lee mucho más, pero quien no la ha vuelto a releer es el propio Vargas Llosa.
«Nunca releo. Si yo releyera una novela publicada encontraría defectos. Esta novela ya es incorregible y ya está allí», expresó Vargas Llosa, ganador del Premio Nobel de Literatura en 2010.
Cincuenta años después, Vargas Llosa ya es más «optimista» sobre el futuro del Perú que el protagonista de la novela pues, según dijo, una mayoría de los peruanos está a favor de la democracia.
«Creo que el Perú se está desjodiendo», dijo aludiendo la célebre frase inicial de su obra: «¿En qué momento se jodió el Perú?»
Vargas Llosa escribió esta novela mientras trabajaba como periodista en el turno nocturno de la radiotelevisión pública de Francia, lo que le permitía disponer del día para entregar al texto la «asiduidad» que requiere un libro.
El peruano tuvo unas palabras hacia esta profesión, dado que a su parecer «el mundo del periodismo hace estragos» por culpa de las noticias falsas o «fake news».
«Se debe restablecer la vieja tradición de que el periodismo informativo sea un periodismo fiel que sirva a la realidad, o la democracia puede verse profundamente dañada», advirtió.
Entre el 30 de noviembre y el 8 de diciembre, la FIL acogerá en Guadalajara, capital del occidental estado mexicano de Jalisco, a cerca de 800 escritores provenientes de 37 países y más de 2.000 editoriales, además una destacada delegación de la India y cerca de 800.000 visitantes.
Además de Vargas Llosa estarán, entre otros muchos autores, los españoles Javier Cercas y Antonio Muñoz Molina, la francesa Annie Ernaux, los estadounidenses Siri Hustvedt y Vijay Seshadri, el australiano Markuz Zusak y los argentinos Luisa Valenzuela, Eduardo Sacheri y Patricio Pron.
Así como los mexicanos Elena Poniatowska, Ángeles Mastretta, David Huerta, Antonio Malpica y Francisco Martín Moreno, el británico Laurence Tolhurst y el indio Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi. EFE, Eduard Ribas i AdmetllaDE EFE
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