El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, ha anunciado este martes que el Departamento de Energía liberará 50 millones de barriles de petróleo de la Reserva Estratégica de Petróleo del país con el fin de reducir los precios y abordar el desajuste entre la demanda y la oferta en un movimiento coordinado con otros grandes consumidores de crudo como China, Japón, Reino Unido y Corea del Sur.
En concreto, 32 millones de barriles serán puestos a disposición durante los próximos meses a través del mecanismo de intercambio, liberando así un volumen de petróleo que eventualmente regresará a la Reserva Estratégica de Petróleo en los próximos años de manera automática, mientras que otros 18 millones de barriles corresponderán a una aceleración en los próximos meses de la venta de petróleo que el Congreso había autorizado previamente.
Según ha informado la Casa Blanca, la medida se tomará en paralelo con otras naciones consumidoras de energía importantes, como China, India, Japón, Corea del Sur y el Reino Unido, culminando así semanas de consultas con países de todo el mundo, lo que se ha traducido en una caída de los precios de casi el 10% desde que comenzaron a hacerse públicos los informes al respecto en las últimas semanas.
"El presidente está dispuesto a tomar medidas adicionales, si es necesario, y está dispuesto a utilizar todos sus poderes trabajando en coordinación con el resto del mundo para mantener un suministro adecuado a medida que salimos de la pandemia", indicó la Casa Blanca, subrayando que el anuncio refleja el compromiso del presidente de hacer todo lo que esté a su alcance para reducir los costes para el pueblo estadounidense y continuar con la sólida recuperación económica.
Asimismo, señala que la Administración sigue comprometida con los ambiciosos objetivos de energía limpia del presidente, como se refleja en la Ley Bipartidista de Infraestructuras firmada la semana pasada y la Ley para Reconstruir Mejor, aprobada por la Cámara, que en conjunto representan la mayor inversión en la lucha contra el cambio climático en la historia de Estados Unidos y suponen un paso fundamental para alcanzar una economía de emisiones netas cero para 2050 y reducir la dependencia de los combustibles fósiles extranjeros.
Por otro lado, y a pesar del esfuerzo presidencial para abordar los desequilibrios en el suministro de petróleo, la posición de la Casa Blanca también se centra en cómo la consolidación en el sector del petróleo y el gas puede resultar en prácticas anticompetitivas que impiden que los consumidores estadounidenses se beneficien de la caída de los precios del petróleo.
"Existe una creciente evidencia de que la caída de los precios del petróleo no se traduce en precios más bajos en el surtidor", sostiene la Administración estadounidense, recordando que la semana pasada, el presidente Biden pidió a la Comisión Federal de Comercio que examinara lo que está sucediendo en los mercados de petróleo y gas. DE AFP
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