Los rescatistas desenterraron con sus manos desnudas el cuerpo de un chico de 13 años, después de que una mejora en el tiempo les permitiera reanudar la búsqueda tras una violenta erupción del volcán más alto de la isla indonesia de Java. Al menos 15 personas murieron por la ceniza y el gas caliente, y otras 27 personas resultaron heridas.
El cuerpo del chico de 13 años se recuperó del poblado más afectado, Sumberwuluh, donde las casas quedaron sepultadas hasta los tejados. El paisaje se veía salpicado de tejados dañados, cadáveres calcinados de ganado y sillas rotas cubiertas de ceniza gris y hollín.
Los esfuerzos de búsqueda y rescate se suspendieron de forma temporal el domingo por la tarde por temores a que la intensa lluvia hiciera caer más ceniza y escoria caliente desde el cráter.
La erupción en la montaña de 3.676 metros (12.060 pies) alivió la presión acumulada bajo el domo de lava en el cráter. Pero los expertos advirtieron de que el domo aún podría provocar un alud de gas abrasador y escoria atrapada debajo.
Más de 1.700 vecinos huyeron a refugios de emergencia improvisados tras la potente erupción del sábado, aunque mucho ignoraron las advertencias oficiales y optaron por permanecer en sus casas para atender a su ganado y proteger sus propiedades.
El Semeru, también llamado Mahameru, ha hecho erupción muchas veces en los últimos 200 años. Aun así, como en muchos de los 129 volcanes vigilados en Indonesia, decenas de miles de personas viven en sus fértiles laderas. Su erupción anterior, en enero, no dejó víctimas.
Indonesia, un archipiélago de más de 270 millones de personas, es propensa a sismos y actividad volcánica porque se encuentra en el Anillo de Fuego del Pacífico, un arco de fallas.
El monte Semeru, en el distrito de Lumajang, en Java Oriental, expulsó densas columnas de ceniza que alcanzaron los 12.000 metros (40.000 pies) de altura, en una erupción repentina el sábado provocada por las fuertes lluvias. Los pueblos y ciudades cercanas se vieron cubiertas por toneladas de material volcánico.
Nubes abrasadoras de gas bajaron por las laderas de la montaña, golpearon poblados enteros y mataron o causaron quemaduras graves a las personas a las que encontraron a su paso.
Había 56 personas hospitalizadas, la mayoría por quemaduras, indicó Abdul Muhari, vocero de la Agencia Nacional de Alivio de Desastres. Los rescatistas seguían buscando a 27 vecinos aún desaparecidos. Casi 3.000 viviendas y 38 escuelas sufrieron daños, indicó Muhari. DE EP
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