Con la catedral primada de América de fondo y custodiada por cuatro inmensos álamos (Ficus religiosa), la escultura de Cristóbal de Colón, en la plaza que lleva su nombre, es tal vez la estampa más conocida y fotografiada de Santo Domingo.
Y también una de las esculturas más antiguas de la ciudad. En realidad, lo correcto es decir conjunto escultórico porque el Almirante no está solo: lo acompaña la reina indígena Anacaona y otros elementos alusivos a sus viajes, como unas carabelas atravesando el pedestal.
¿QUIÉN FUE SU AUTOR?
La pieza fue encomendada al escultor francés Ernest Guilbert (1848-1920), famoso por sus obras en espacios públicos, algunas incluidas en el inventario general del patrimonio cultural de Francia.
Según registra el folleto impreso Arte urbano en los espacios públicos de la Ciudad Colonial de Santo Domingo, la escultura fue fundida en Francia entre los años 1885 y 1886.
Vaciada en bronce y con pulido natural, se ubicó en ese lugar por disposición del Ayuntamiento de Santo Domingo durante el gobierno de Ulises Heureaux, registra el brochure editado por la Dirección de Patrimonio Cultural Inmueble del Ayuntamiento del Distrito Nacional en 2009, bajo la coordinación de la arquitecta Diana Martínez.
El monumento fue inaugurado el 27 de febrero de 1887.
Tiene pues Colón allí, señalando al infinito, hacia algún punto de América, ¡casi 135 años! ¿Otro dato? La escultura se sostiene sobre un pedestal de hormigón con terminación en granito.
¿Se animará algún día el Ayuntamiento del Distrito Nacional a darle vida, con alguna especie de parterre o muro vivo, a la jardinera que rodea la obra?
DE INTERÉS
¿Dónde? En la plaza o parque Colón, entre las calles El Conde, Isabel la Católica y Arzobispo Meriño, en la Ciudad Colonial.
Acceso: público.
Legado. Entre las creaciones más famosas de Ernest Guilbert figuran la destruida obra “Monumento a Étienne Dolet” (1889) en París, “Silla para predicar” (1899), en la iglesia Saint-Clodoald de Saint-Cloud; el busto de Auguste Vitu (1901) y la tumba de Augustin-François Feyen en el cementerio de Montmartre.
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