El nuevo telescopio espacial de la NASA abrió su enorme espejo chapado en oro el sábado, el último paso en el dramático despliegue del observatorio.
La porción final del espejo de 6,5 metros (21 pies) se extendió al comando de los controladores de vuelo, completando el despliegue del Telescopio Espacial James Webb.
“Me siento emocional. Qué hito tan asombroso. Ahora vemos ese hermoso patrón en el cielo”, dijo Thomas Zurbuchen, jefe de las misiones científicas de la NASA.
Más poderoso que el Telescopio Espacial Hubble, el Webb, que costó 10.000 millones de dólares, escaneará el cosmos en busca de luz proveniente de las primeras estrellas y galaxias formadas hace 13.700 millones de años. Para conseguirlo, la NASA tuvo que equipar el Webb con el espejo más grande y sensible que jamás haya sido lanzado: Su “ojo dorado”, como lo llaman los científicos.
El Webb es tan grande que tuvo que ser doblado como origami para que cupiese en el cohete que despegó desde Sudamérica hace dos semanas. La operación más riesgosa ocurrió esta semana, cuando se desplegó el enorme escudo solar, proveyendo una sombra para el espejo y los detectores infrarrojos.
Los controladores de vuelo en Baltimore comenzaron a abrir el espejo principal el viernes, desplegando el lado izquierdo. El ánimo fue aún más alegre el sábado, con música llenando la sala de control mientras el lado derecho quedaba asegurado en su puesto. Tras aplaudir, los controladores regresaron inmediatamente a trabajar, acoplándolo todo. Se levantaron y vitorearon cuando la operación fue completada finalmente dos horas después.
“Tenemos un telescopio desplegado en órbita, un telescopio magnífico como nada que el mundo haya visto”, manifestó Zurbuchen, al felicitar al equipo. “¿Cómo se siente hacer historia?”
Su contraparte de la Agencia Espacial Europea, la astrónoma Antonella Nota, apuntó que luego de años de preparación, el equipo hizo que todo “pareciese tan asombrosamente fácil”.
“Este es el momento por el que hemos esperando tanto”, dijo. DE AP
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