Este proyecto de soluciones verdes para la ganadería fue implementado entre 2020 y 2022 por la FAO.
Un proyecto de soluciones verdes para la ganadería fue implementado entre 2020 y 2022 por la FAO.La presión sobre el sector agropecuario para que sea suficiente y sostenible obliga a las autoridades a asumir nuevos retos.“A los gobiernos se les pide producir más, para una cantidad de personas cada vez más creciente; y por otro lado se les pide que produzcan sosteniblemente, sin dañar el ecosistema, sin gastar agua, y que también sean inclusivos”.
La observación la hace Rodrigo Castañeda, representante de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en República Dominicana, en el Encuentro Verde de Listín Diario.
Sin embargo, señala que el presupuesto del Ministerio de Agricultura, por ejemplo, sigue siendo igual o menor cada año, pese a que ese sector enfrenta ahora muchos más desafíos que hace 10 años.
“Y esa dicotomía se ve en todas partes. El sector agrícola alimenticio está presionado por el medio ambiente, por la producción, por todos lados, ¿pero cómo lo ayudamos?”.
Buscando y proponiendo soluciones, la FAO implementó aquí entre 2020 y 2022 un proyecto piloto para la promoción de una ganadería, climáticamente inteligente.
Se trata de una contribución real de adaptación al cambio climático. Se implementó en 8 provincias con incidencia en la cuenca del río Yuna.
Se hizo con la participación del Banco Agrícola y de los ministerios de Agricultura y Medio Ambiente.
Este tipo de iniciativa, explica Castañeda, busca que los ganaderos adopten buenas prácticas de adaptación al cambio climático, que no emitan o que reduzcan sus emisiones de dióxido de carbono o CO2.
“Y no solo que las reduzcan, sino que capturen ese metano, ese CO2, pero a la vez que los ganaderos puedan incrementar sus ingresos. Porque cuando le dices a un ganadero tienes que aplicar estas medidas para no impactar al medio ambiente pero tu producción va a bajar, es muy difícil que acepte”, admite Castañeda.
MEJORAS EN TODOS LOS ASPECTOS
El proyecto abarcó ocho provincias con incidencia en la cuenca del río Yuna. Más de 700 productores se incorporaron en Monseñor Nouel, La Vega, Duarte, Sánchez Ramírez, Espaillat, Monte Plata, Samaná y María Trinidad Sánchez.
Se les propuso asumir una ganadería climáticamente inteligente que consistía en mejorar el pasto, la alimentación y la genética de los animales. También asumir un mejor manejo del estiércol y la consecución del suelo y de las aguas.
Se les instaló paneles solares, se incorporaron cercos eléctricos y se reforestó con árboles, prácticas que, sigue Castañeda, los ayudó a aumentar el rendimiento de toda la producción.
¿Resultados? En los dos años de implementación, aumentaron la producción de leche un 31%.
Rodrigo Castañeda y Jeannette Mateo.
“Es decir, los ganaderos lograron 1.7 litros por vaca por día. Aumentaron sus ingresos en un 35%, se redujo la emisión de CO2 por litro de leche en un 30% y se capturó carbono en 11,000 toneladas”.
Cada año se midieron las emisiones de carbono y cuánto se capturaba.
“Se quería llegar a un balance cero: que ese ganadero emitiera x cantidad y capturara esa misma cantidad. Eso fue superexitoso. Es una real contribución a la adaptación al cambio climático”, indica el ingeniero civil industrial con máster en Economía de origen chileno.
UNA LÍNEA DE CRÉDITO
Ante tan buenos resultados, el proyecto ha sido ampliado, informa Castañeda.
“Con el Banco Agrícola estamos desarrollando una línea específica para que los ganaderos que quieran implementar ese tipo de prácticas tengan crédito a una tasa baja con soluciones verdes para la ganadería”.
Castañeda explica que dentro de pocos meses se va a lanzar esa línea de crédito para que los ganaderos puedan ir sumándose a esa reconversión verde.
Castañeda participó en el Encuentro Verde de Listín Diario junto a la bióloga Jeannette Mateo, oficial nacional profesional de cadenas de valor en pesca y acuicultura de la FAO y coordinadora nacional del proyecto FISH4ACP. El conversatorio es coordinado por la bióloga Yvonne Arias y cuenta con el apoyo de la fundación Propagás.
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