lunes, 14 de octubre de 2024

Si restos Colón están en Sevilla, ¿qué pasa con la tumba de RD?

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ESPAÑA.- Descubrió América, cambió la historia y hasta ahora dos países aseguraban que sus restos mortales están enterrados en sus territorios. ¿Quién tiene razón? ¿Dónde yace el cuerpo de Cristóbal Colón? ¿Sevilla o República Dominicana? La ciencia, por fin, ha acabado con la polémica.

La genética ha demostrado cuál es su verdadera sepultura. Incluso, su origen. Por fin sabemos de dónde venía el almirante. Un documental recién estrenado en RTVE, Colón ADN, su verdadero origen resuelve uno de los mayores misterios de los últimos 500 años.

¿Dónde está enterrado Cristóbal Colón?

En el año 2002, el historiador Marcial Castro convenció al forense Jose Antonio Lorente para llevar a cabo un estudio sin precedentes. Querían demostrar genéticamente dónde estaba enterrado el almirante. Existían dos mausoleos documentados. En la Catedral de Sevilla y en Santo Domingo, una tumba colosal construida en 1992 para conmemorar los 500 años del descubrimiento de América.

«Es un personaje que en toda su vida fue un auténtico enigma,» avisa Castro. «Y también su tumba lo es. El caso de Colón es un caso curioso porque hizo cuatro grandes viajes a lo largo de su vida y cuando murió, sus huesos también hicieron otros cuatro grandes viajes. Murió en Valladolid en el año 1506. Tres años más tarde, la familia de Colón trasladó sus restos a la Cartuja de Sevilla. Hacia el año 1544, sus huesos fueron llevados a la República Dominicana en cumplimiento de su voluntad testamentaria. Y allí estuvieron hasta el año 1795. En este año, España pierde una guerra con Francia y la isla de La Española pasa a ser francesa en su totalidad, por lo que se llevan los restos a Cuba. Volvemos otra vez a perder otra guerra. Esta vez fue en el año 1898 contra los Estados Unidos y pasó exactamente lo mismo. Así que al año siguiente 1899, se trasladaron los restos hasta la Catedral de Sevilla, que es donde reposan en la actualidad. Hasta ahí, aparentemente bien.

El problema es que en el año 1877, haciendo unas obras en la zona de del Presbiterio de la Catedral de Santo Domingo, de forma absolutamente inesperada, apareció un nicho al lado del nicho que habían dejado vacío los españoles cuando se llevaron los restos, los supuestos restos de Cristóbal Colón. Y dentro de ese nuevo nicho, de pronto aparece una caja de plomo con una inscripción. Y los dominicanos dijeron: «Ya está. Lo que ha sucedido es que los españoles se equivocaron de restos»».

Es decir, los huesos de Cristóbal Colón nunca habrían salido de República Dominicana, con lo cual no habrían llegado a Cuba y tampoco a la catedral de Sevilla en España.

El hecho se investigó, de ello se encargó la Real Academia de Historia, y la conclusión fue que aquello tenía que ser una falsificación. Y así hemos estado 150 años. Hasta ahora.

Los investigadores necesitaban entonces exhumar dos cuerpos. Al principio pensaron que conseguir los permisos para abrir la tumba de Colón en Sevilla iba a ser imposible. Pero la prensa internacional cubrió masivamente y con expectación los primeros pasos del estudio de forma que su presión hizo que las autorizaciones llegaran y aquello fue todo un acontecimiento.

No bastaba con exhumar los restos sevillanos. Había que comparar el ADN de esa tumba de origen sospechoso con algún familiar de Colón para poder hacer la comparación. Cristóbal Colón JR, como lo ha llamado Broncano, es decir, su actual descendiente queda descartado porque a lo largo de estos 5 siglos el cromosoma Y se perdió: «En un momento determinado, por descendencia directa, solamente nacen mujeres. Ahí se pierde el cromosoma Y de Cristóbal Colón. Don Cristóbal Colón de Carvajal no tiene el mismo ADN que el de Cristóbal Colón o el de Hernando Colón.»

Así que abrieron una segunda línea de investigación. Se sabía a ciencia cierta, por la documentación conservada, que el hermano de Colón también estaba en Sevilla. «Diego Colón fue enterrado en el antiguo convento de la Cartuja de Sevilla y fue el único miembro que teóricamente se quedó enterrado en esa cripta.»

El problema llegó cuando los responsables del lugar notificaron que exactamente no se sabía dónde estaban los restos de Diego Colón. Unos años antes se habían extraído de su tumba, se habían metido en una caja de latón y, como no se les dio importancia alguna, terminaron en una estantería de almacén. La caja era buena, resistente, y los trabajadores del archivo la usaban como alzador para llegar a las baldas más altas. «Cuando se enteró la secretaria de que usaban una caja con huesos, fue atendida por los médicos porque le dio un ataque y se negó en rotundo a trabajar con restos humanos en su archivo.»

Entonces, alguien tuvo la brillante idea de enterrar la famosa caja en el jardín. Dos años después llegó el doctor Lorente y consiguió el permiso para la exhumación uno de los pocos días que en Sevilla jarrea. «Los operarios tenían una idea aproximadamente de dónde lo habían depositado esa caja. Entonces empezaron a excavar. Estuvieron toda la mañana excavando y no aparecía por ningún lado. Cavan, excavan, excavan. Y no daban con la caja. Un antiguo alumno de mi instituto cogió un hierro y una chota y empezó a hacer tac, tac, tac, tac, tac, tac, tac, tac, tac. Y de pronto. Toc, toc, toc. Y no era ahí, era en ese otro sitio. Esto tiene que ser. Nos encontramos algo que nadie podía en ese momento prever.»

«No había forma de abrirla, estaba soldada. Así que un operario cogió un instrumento metálico y la abrió delante de todo el mundo, como si fuera literalmente, una lata de sardinas. Al día siguiente, íbamos en la contraportada de El País y el titular era «Se abrió la caja del hermano de Cristóbal Colón como si fuera una lata de sardinas». Cuando se abrió la caja, los huesos de Diego Colón estaban en dos dedos de agua, literalmente nadando. Eso no es bueno para el ADN.»

De la tumba del Cristóbal Colón sevillano tampoco sacaron algo mucho mejor. Solo había un montón de huesecillos pequeños. Material insuficiente en 2002 para extraer información. Fue una absoluta frustración.

Aprovecharon los permisos en la Catedral de Sevilla para extraer también los restos de Hernando Colón. Como dice Castro, esa tumba sí estaba certificada históricamente: «Para mí eran y siguen siendo los huesos más importantes en toda esta investigación. ¿Por qué? Porque eran los únicos restos que no ofrecían dudas.»

Y por fin pudieron alegrarse. Los huesos sí estaban bien conservados e incluso había fragmentos muy valiosos como el cráneo, el fémur y los dientes. Piezas de las que es más probable conseguir información genética.

Pero la tecnología existente hace 20 años no permitía trabajar con los huesos degradados y mínimos de Cristóbal. No había manera de poder comparar los restos con los de su hijo Hernando. Así que en 2005 la investigación se paró: «Vamos a esperar a que haya una mejor tecnología, porque si no nos vamos a quedar sin material y no vamos a llegar a ninguna conclusión.»

El estudio se retomó con una nueva línea. Los científicos observaron que dentro de la caja había mucha cantidad de arena, de tierra. La Universidad de Granada se encargó de analizarla y los hallazgos lo cambiaron todo. «Nadie podía pensar lo que al microscopio apareció ahí.»

Se identificaron semillas, restos de insectos, hilos de plata y oro, una bolita de plomo que bien podría ser un perdigón, caracolas… ¿Y si la respuesta está en la arena y no en los huesos? El Museo de Historia Natural de París arrojó luz al concluir que las caracolas encontradas sólo podían ser de República Dominicana.

Y esa era la clave según Castro: «Esto es fundamental porque está indicando que los restos de Sevilla estuvieron antes en República Dominicana. Los hilillos metálicos son de oro y de plata y deben formar parte o bien del vestuario de la persona enterrada o bien de los paños en los que se envolvieron los restos. Los trasladan y están indicando que es un personaje noble.»

Aunque había un matiz que resolver según Regis Francisco: «Realmente esa información no sería positiva de cara a pensar que los restos de Sevilla son los de Cristóbal Colón. Porque Cristóbal Colón pidió expresamente que se le enterrara de manera humilde, como un franciscano, sin ningún tipo de lujo y sin ningún tipo de ostentación. Con lo cual esos hilos de oro sí que podrían indicarnos que los españoles se equivocaron cuando sacaron los huesos de Cristóbal Colón de Santo Domingo.»

El ADN era absolutamente necesario para comprobar la identidad de Colón. Así que 20 años más tarde, con la tecnología avanzada se retomó el estudio genético. En Granada analizaron los restos del hijo, de Hernando. Estados Unidos y México se encargaron de extraer el material de los escasos huesos del Colón sevillano.

El día que compararon los tres informes: hubo coincidencia. «Con los análisis hemos conseguido demostrar ya de una manera clara y definitiva la relación padre hijo entre Cristóbal Colón y Hernando Colón.»

Por tanto, de manera rotunda, se puede afirmar que Cristóbal Colón está enterrado en Sevilla.

El enigma de República Dominicana

Mientras tanto, quedaba otro Cristóbal Colón que desenterrar. «Con la República Dominicana llegamos a conseguir los permisos. Estaban incluso firmados. Al cabo de un día o dos nos mandan un mensaje diciendo que lamentaba mucho, pero que la fecha quedaba en suspenso.»

De momento el equipo del doctor Lorente no puede especificar de quién es el cuerpo que está enterrado en la mega tumba dominicana. Pero se abren nuevas líneas de investigación y Castro propone dos hipótesis para empezar: «Serán los huesos de Cristóbal Colón que están repartidos. Otra posibilidad que quizá sería la más lógica puede ser que los huesos dominicanos son los de el hijo de Cristóbal Colón, el segundo almirante Diego. La documentación deberían estar en algún lado en la República Dominicana. Es tan hermoso que esto es solamente el comienzo.»

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