LA HABANA (Agencias).— Disidentes cubanos denunciaron ayer detenciones y amenazas para impedir que conmemoraran el primer aniversario de la muerte del preso Orlando Zapata, considerado un “mártir” por la oposición al gobierno comunista.
Su muerte, el 23 de febrero del 2010, después de casi tres meses en huelga de hambre, elevó la presión internacional sobre Cuba y llevó al presidente Raúl Castro a pactar con la Iglesia católica la liberación de medio centenar de presos políticos
En Santa Clara, el disidente Guillermo Fariñas, que tras la muerte de Zapata emprendió una huelga de hambre de más de cuatro meses, fue detenido y conducido a una estación policial tras pasar horas en arresto domiciliario para impedir que participara en un acto por la conmemoración del fallecimiento de Zapata.
La madre de Fariñas, Alicia Hernández, dijo que su hijo fue detenido ayer por la tarde por la seguridad del Estado y conducido a una unidad de la policía, después de gritar consignas contra el gobierno y a favor de Orlando Zapata en la azotea de su vivienda.
Además, Hernández dijo que, tras la detención de Fariñas, un grupo de personas realizó ante la casa un “acto de repudio”, como se denomina en la isla a los hostigamientos que realizan partidarios del gobierno cubano contra la disidencia.
En La Habana, un centenar de simpatizantes del gobierno supervisados por policías civiles rodearon la casa de Laura Pollán, líder de las Damas de Blanco, donde disidentes se reunieron para recordar a Zapata.
“Estamos aquí haciendo un velatorio (simbólico), rindiendo homenaje (a Zapata) en su primer año de muerto”, dijo Laura Pollán, mientras fuera la multitud gritaba “¡Viva Fidel!”.
La Comisión Cubana de Derechos Humanos dijo que al menos 40 personas habían sido detenidas a lo largo de Cuba en vísperas del aniversario. “Y se han producido además alrededor de medio centenar de arrestos domiciliarios ilegales. Es decir, la advertencia de las autoridades policiales de la prohibición de salir a la calle”, dijo el líder de la Comisión, Elizardo Sánchez.
Zapata, un albañil convertido en disidente mientras cumplía condena por delitos comunes, se ha transformado en un símbolo para la oposición cubana.
Paralelamente, Estados Unidos recordó la muerte de Zapatal. El portavoz del Departamento de Estado Philip J. Crowley calificó en un comunicado a Zapata como un “humanitario valiente que murió defendiendo un derecho universal: la libertad de expresión”.
Asimismo, el vocero criticó el acoso de activistas que, dijo, promueven los derechos humanos en Cuba: “La muerte de Orlando Zapata subraya la injusticia de la detención en Cuba de presos políticos que deberían ahora ser liberados sin demoras”. Estados Unidos ha aplaudido las liberaciones de presos, pero dice que falta hacer más.
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