“Ningún estado de emergencia, ningún conflicto, ni ninguna lucha contra el terrorismo son una excusa para el recurso a la tortura”, afirmó.
Pillay recordó que a lo largo de todo el mundo, especialmente en Latinoamérica, se han logrado “alentadores” y “significativos” avances en la implementación de normas más estrictas que prohíben la tortura y tratamientos degradantes e inhumanos.
La responsable de la ONU se alegró de que muchas de estas normas se hayan aprobado para juzgar crímenes por torturas incluso muchos años después de que se hubieran cometido, como ha ocurrido en Argentina.
Allí, en octubre del año pasado, el director de prisiones durante la dictadura militar argentina (1976-1983), Abel Dupuy, fue procesado y sentenciado a cadena perpetua, treinta años después de haber cometido sus crímenes.
Durante los años de la dictadura, Dupuy ordenó la tortura sistemática y el trato “cruel, inhumano y degradante” a todos los prisioneros políticos que iban a parar a las cárceles argentinas, recordó Pillay.
“Los presos eran recibidos en las cárceles por una doble hilera de policías que les golpeaban mientras entraban esposados y con la cabeza cubierta, sin poder ver a sus agresores. Luego, generalmente, los desnudaban completamente para someterlos a sesiones de torturas”, contó Pillay.
El pasado año en Argentina fueron detenidas 748 personas por graves crímenes durante la dictadura militar y 81, entre ellos Dupuy, ya han sido procesados.
Pillay citó también el caso de Colombia, donde se aprobó recientemente una nueva ley que incluía nuevas medidas para la compensación a las víctimas de violaciones de derechos humanos durante el conflicto armado con las FARC.
Otro ejemplo más reciente de los esfuerzos para que ningún crimen contra los derechos humanos quede impune es la detención, hace sólo unas semanas, del exlíder militar serbobosnio Ratko Mladic por genocidio y crímenes contra la humanidad durante la guerra de Yugoslavia.
Y desde 2008, el excabecilla político serbobosnio Radovan Karadzic está siendo juzgado casi por los mismos cargos en el Tribunal Criminal Internacional para la Antigua Yugoslavia, donde ya han sido procesadas 161 personas y en muchos de los casos la tortura estaba entre los cargos.
Por eso, en conmemoración del Día Internacional de Apoyo a las Víctimas de Tortura, Navi Pillay insistió en que la tortura es “ilegal” y su uso no está justificado bajo “absolutamente ninguna circunstancia”.
“Estas prácticas deshumanizan a las víctimas y a los perpetradores y dejan heridas en las comunidades y en sociedades enteras muy difíciles de cerrar”, agregó.
Pese a los avances conseguidos, Pillay recordó que “terribles” ejemplos de tortura se siguen sucediendo como se ha podido ver en las revueltas de los países árabes, donde “gente que expresaba libre y pacíficamente sus opiniones ha sido torturada para forzar confesiones o sólo por estar en el lugar equivocado”.
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