Con sólo 3,2 kilogramos (7 libras), pesa lo mismo que un recién nacido, pero tiene el aspecto de un anciano.
Mihag es sólo uno de los 800.000 niños que funcionarios advierten podrían morir en la región.
Víctimas de la hambruna como Mihag le dan un nuevo sentido de urgencia a los esfuerzos por llevar asistencia alimentaria a zonas inaccesibles, pues aumenta la preocupación por la cantidad de niños que siguen en Somalia lejos de las sondas de alimentación y de los médicos que hay en este campamento para refugiados en Kenia.
Sirat Amine, una nutrióloga del Comité Internacional de Rescate, dijo que las probabilidades de que Mihag sobreviva son de 50-50. Un bebé de la edad de Mihag debe pesar el triple de lo que pesa.
Mihag es el más pequeño de siete niños en su familia. Su madre Asiah Dagane, dijo a The Associated Press con ayuda de un traductor del hospital que llevó a cinco de sus hijos de Kismayo a Kenia luego de que todas sus ovejas y reses murieron.
Naciones Unidas calcula que más de 11 millones de personas en el este de Africa están afectadas por la sequía, de las cuales 3,7 millones están en Somalia.
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