Pretoria. AFP. Los sudafricanos esperaban con aprehensión la mañana del miércoles noticias de Nelson Mandela, quien seguía entre la vida y la muerte al día siguiente de una reunión de la familia del ex presidente, que rezó con el arzobispo anglicano de Ciudad del Cabo para que tenga un final de vida "perfecto" y apacible.
El miércoles, el diario popular Daily Sun tituló a toda página "La lucha final". Lucha (struggle en inglés) era la palabra que designaba el combate contra el apartheid, el sistema de segregación contra el cual Mandela luchó toda su vida.
Delante la puerta del hospital Mediclinic Heart Hospital de Pretoria, donde Mandela se encuentra internado desde hace 18 días, centenas de periodistas asistían al desfile incesante de los sudafricanos que quieren rendir homenaje al símbolo de la lucha contra el apartheid.
"Es triste pero no se puede hacer nada salvo desearle que repose en paz", dice Franz, un lloroso padre de familia que acudió con sus hijos. Al igual que él, muchos sudafricanos llegan al hospital, dejan un recuerdo -flores, globos, banderas, o fotos entre otros- y, luego de leer los mensajes que deja la gente, siguen su camino.
"Que tu bendición repose en Madiba ahora y por siempre. Dale, te lo rogamos, una noche tranquila y un buen, perfecto final", dijo el reverendo Thabo Makgoba, llegado para apoyar a la familia en la clínica de Pretoria donde Mandela lleva hospitalizado más de dos semanas.
El jefe de la Iglesia anglicana de África austral rezó con Graça Machel, la esposa de Mandela, y varios familiares, y pidió a Dios que "dé a Madiba la curación eterna y el alivio de la pena y sufrimientos", según le texto de su oración transmitido a la AFP.
Madiba es el nombre de clan utilizado afectuosamente en Sudáfrica para designar al exjefe de Estado, ícono mundial de la reconciliación racial.
Nelson Mandela, de 94 años, se encuentra en estado crítico desde hace 48 horas. Ingresó con carácter urgente el 8 de junio tras reproducirse la infección pulmonar que le atormenta desde hace dos años y medio.
El martes estuvo marcado por la reunión organizada por la hija mayor de Mandela, Makaziwe, y varios nietos en Qunu, la ciudad de su infancia, donde se hizo construir una casa después de ser liberado de sus años de cárcel al caer el régimen racista. "Es una reunión de AmaDlomo", dijo uno de los participantes que requirió el anonimato, refiriéndose a una rama del clan Thembu, al cual pertenecen los Mandela.
Ningún miembro de la familia quiso hablar del orden del día, pero se rumoreaban divergencias sobre el lugar en el que debe ser enterrado Mandela. Oficialmente Mandela debe ser enterrado en Qunu.
"Mi familia está aquí y quisiera ser enterrado aquí, en la casa", había declarado Mandela en 2003, filmado en el cementerio de Qunu para un documental.
Sin embargo, algunos allegados prefieren que sea enterrado en Mvezo, su aldea natal, a unos 40 km de Qunu y a la cual se accede por un camino de tierra. Su nieto Mandla tiene allí un proyecto de monumento con pretensiones faraónicas que contrasta con la modestia de este lugar tan idílico como apartado.
Oficialmente, el estado de Mandela no se ha agravado desde la noche del domingo. Pero la ministra de Defensa encargada de la salud de los expresidentes, Nosiviwe Mapisa-Nqakula, acudió al hospital al anochecer y salió sin hacer declaraciones. La noche del martes, la presencia policial cerca de la casa de Mandela en Johannesburgo se reforzó, subrayó la agencia Sapa.
Las persianas de la casa permanecían cerradas y no filtraba luz del interior. "El presidente Obama hubiera querido ver al presidente Mandela, pero está enfermo", señaló sin dar más detalles la ministra de Relaciones Exteriores, Maite Nkoane Mashebane Los sudafricanos ya están acostumbrados a no ver a Mandela en público -no ha salido desde el Mundial de Fútbol de 2010- la desaparición de su líder supone una conmoción.
Y los mensajes seguían llegando de todo el mundo, entre otros de la cantante Rihanna y del primer ministro de Zimbabue, Morgan Tsvangirai. Considerado en la década del '60 como un terrorista, Mandela pasó 27 años en prisión, 18 de ellos en la isla-cárcel de Robben Island frente a Ciudad del Cabo, donde Obama tiene previsto hacer una visita de homenaje.
Liberado en 1990, Mandela fue entre 1994 y 1999 el primer presidente negro de su país, un dirigente de consenso que supo ganarse el corazón de la minoría blanca, cuya opresión había combatido. En 1993 recibió el Premio Nobel de la Paz con el último presidente del régimen del apartheid, Frederik de Klerk, por su papel en la instauración de una democracia multirracial en Sudáfrica.
Mandela se retiró de la vida política hace casi diez años. Sus compatriotas lo llaman el "padre de la Nación" y en el extranjero es símbolo de paz y perdón.DE AFP
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