domingo, 22 de marzo de 2015

ADMITIÓ VIOLACIÓN A MENORES En Juncalito reciben con alegría confesión de culpabilidad del padre Gil en Polonia LOS FAMILIARES DE LOS MENORES ABUSADOS ESPERAN JUSTICIA Y UNA COMPENSACIÓN ECONÓMICA POR ESOS CRÍMENES

Juancalito, Jánico
El anuncio de que el padre Alberto Gil se ha confesado culpable de los abusos sexuales contra numerosos menores de edad de esta localidad serrana, generó júbilo en todos los sectores que meses han vivido en la incertidumbre sobre si habrá o no justicia ante los hechos tan aberrantes cometidos por el párroco.
Especialmente para los familiares de los niños maltratados la noticia devuelve un poco el sosiego, el que perdieron desde que se descubrió, el daño que ese sacerdote le hizo a sus hijos, traicionando la confianza que depositaron en él, como supuesto pastor.
Y  el alivio es mayor, cuando ante la confesión del Gil, deja muy mal parados a algunos desaprensivos que todavía en la  comunidad defendían la inocencia del religioso, y hasta provocaban a las víctimas de los abusos sexuales de diversas formas, pues ya no podrán seguir apoyando al sacerdote.
Padres de víctimas
Don Ramón Peralta, es el padre del menor que primero denunció al padre Gil, quien durante años abusó sexualmente de él, llegando incluso a llevarlo hasta su natal Polonia, dijo que su vida y la de toda la familia desde entonces cambió para siempre, pues es un golpe muy duro y difícil de superar.
Expresó que la noticia de la confesión de culpabilidad de Alberto Gil, devuelve un poco la tranquilidad, ya que ahora hay reales posibilidades de que haya una condena ejemplar y así se pueda resarcir en parte el daño causado a su familia y muchas otras de esta localidad.
Peralta se muestra dolido, no solamente por la felonía de ese religioso contra su hijo, sino por la actitud de algunos vecinos de la localidad, “que hasta a Nueva York se fueron a despotricar contra nosotros defendiendo la inocencia de ese padre, pero que ahora con su admisión de los hechos no tendrán nada que decir”.
El afligido padre, cuyos alegatos corrobora su esposa y madre del menor ofendido, Nelly Altagracia Abreu, expresa su profunda gratitud al procurador general de la República, Francisco Dominguez Brito y a la fiscal de Santiago Luisa Liranzo, por el empeño demostrado para que se haga justicia.
Admite que desde que pasó el caso se ha alejado un poco junto a su familia de las actividades de la Iglesia, pero que no disminuye su fe en Dios, pues es católico por tradición familiar y siempre lo será.
Ramón Peralta indica que por todos los cuartos del mundo no aceptaría lo que le pasó a su hijo, “pero ya que el caso sucedió esperamos que haya alguna compensación económica, que en algo pueda resarcir todo este trauma”.
Otra familia afectada por la inconducta del sacerdote polaco es la de Arcadio Rodríguez, quien recibe la información de la confesión de culpabilidad del cura con satisfacción, y ahora solamente espera una condena severa, “contra quien destruyó la inocencia de esos niños y traicionó nuestra confianza”.
Rodríguez indica que el inculpado no tenía otra salida que declararse responsables de los hechos sucedidos, ya que las pruebas son contundentes, pese a lo cual muchos en Juncalito, defendían al religioso y atacan a las familias agraviadas.
El   padre adolorido dijo esperar que haya una compensación económica, ya que su hijo no ha podido recibir atenciones sicológicas y su personalidad se ha transformado, de un niño tranquilo, obediente y buen estudiante, a ser un rebelde que saca bajas calificaciones en la escuela.
Rodriguez expresa que la agresión sexual a su hijo generó una cicatriz en el alma de toda la familia que nunca se podrá curar, y dijo confiar en la justicia polaca que castigue severamente al impostor y manifiesta su gratitud a los funcionarios judiciales dominicanos, que le han respaldado mucho.

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