sábado, 25 de abril de 2015

Higüey: destino religioso y turístico

La Basílica, El Templo San Dionisio, El Pozo de la Virgen, Las Tres Cruces y El Monte Santa María, hacen de la provincia La Altagracia el principal destino religioso del paísBasílica Catedral Nuestra Señora de la Altagracia. - La cálida sonrisa del motoconchista y el dinamismo de la gente que transita alrededor de las “Tres Cruces”, ubicada entre las intersecciones Hermanos Trejo y La Altagracia, indican que has llegado a Higüey, una ciudad turístico-religiosa, ubicada al este del país, que atrae anualmente aproximadamente un millón y medio de peregrinos que visitan los principales santuarios de la ciudad. 
Justo en la entrada de la ciudad, que en el 2012 tenía una población de aproximadamente 300 mil habitantes, empiezan los milagros y con ellos las promesas.

Mientras los higüeyanos observan diariamente, las distintas modalidades de penitencias y veneración que realizan los peregrinos en varios sitios de la ciudad, el flujo continuo de visitantes nacionales e internacionales, específicamente en la Basílica de Higüey, han convertido este santuario en uno de los más concurridos del país y de Latinoamérica. Pero, más allá de la Basílica Catedral Nuestra Señora de La Altagracia, ¿qué convierte a esta ciudad en un destino religioso? Recordemos que la semilla del catolicismo se introdujo en el país con el descubrimiento de América en 1492, y en 1512 Higüey se convierte en la cuna del cristianismo en el país.

Se estima que cada 21 de enero, fecha en que se celebra la espiritualidad de la Virgen, la Basílica de Higüey recibe entre 400 a 500 mil peregrinos y en Semana Santa unos 300 mil. Cuenta el sacerdote Pablo Cedano, quien el año pasado fue obispo auxiliar de la Aquidiócesis de Santo Domingo y actualmente colabora en la Diócesis Nuestra Señora de La Altagracia de Higüey, que la historia religiosa del poblado no inició en la iglesia donde hoy descansa la Virgen de la Altagracia, sino, en el templo San Dionisio, ubicado en la misma ciudad. Según leyendas urbanas y el libro “Donde floreció el naranjo”, escrito por monseñor Pepén, la admiración hacia la Virgen surge luego de que uno de los hermanos Trejo, de origen español, le regalara el lienzo con la imagen de la Virgen a una de sus hijas que murió poco después.
Según leyendas urbanas y el libro “Donde floreció el naranjo”, escrito por monseñor Pepén, la admiración hacia la Virgen surge luego de que uno de los hermanos Trejo, de origen español, le regalara el lienzo de Ésta a una de sus hijas que murió poco después. También reza que el cuerpo sin vida de la niña fue sepultado bajo la sombra de un naranjo, sobre el que posteriormente la Virgen apareció en tres ocasiones. Ante la insistencia de un acontecimiento divino y la fascinación de los habitantes del pueblo, allí se construyó una pequeña e improvisada capilla que en el 1700 pasó a ser el templo San Dionisio. En la actualidad, el mismo se encuentra en vigencia y tiene capacidad para doscientas personas sentadas.

Con el paso de los años y el crecimiento de la población católica, la “Primera Misionera de América (La Virgen)” demandó un espacio de mayor congregación, fue entonces cuando se empezó a construir en 1954 la ¨Basílica de Higüey Nuestra Señora de la Altagracia¨, oficialmente inaugurada el 21 de enero del 1972 por el gobierno de Joaquín Balaguer.

La Basílica de Higüey, construida por los arquitectos franceses André-Jacques Dunoyer de Segonzac y Pierre Dupré, disfruta de una arquitectura impresionante que compite en belleza con obras maestras de Europa. Ésta posee un museo y una tienda de artículos religiosos.

La divinidad de la Virgen
Más allá de las plegarias o solicitudes permanentes que realizan los parroquianos, hay quienes asisten diariamente a misa con la intención de agradecer.

Interpretando alabanzas de gloria sale Luda Ávila, al igual que otras damas, de la iglesia. Luce sonriente y despejada, poco le importa lo que sucede en su entorno, es más, no recuerda cuando fue la última vez que charló sobre tópicos económicos o políticos porque según relata “no son temas de su incumbencia”. Pero, ¡hay de aquel cristiano o evangelista que por preferencia o confusión ponga en duda la deidad de la Virgen de la Altagracia!…

Luda Ávila es una devota fiel que comulga los siete días de la semana, capaz de sustituir los alimentos y medicamentos por hostias; lleva tres años recibiéndola continuamente y los pocos días en los que ha estado indispuesta, la Iglesia se la ha hecho llegar hacia su propio hogar. La señora, que tiene 40 años visitando la Basílica, confiesa que ha presenciado muchos milagros y que ella es el más fiel testimonio de estos. Guardando celosamente varios crucifijos sobre una bolsa que esconde en uno de sus bolsillos, expresa que “su madre”, “La virgen de La Altagracia”, liberó de la muerte a dos de sus hijas. El nacimiento de un bebé es una fuente constante de alegría, especialmente para los padres primerizos, pero en este caso sucedió lo contrario. La felicidad de Luda se escapó entres sus dedos como el humo, quedó oxidada con las palabras de aquel pediatra que minutos después del parto le confirmó que algo andaba mal.

Meses después, la pequeña, quien ahora es una exitosa doctora, fue diagnosticada con un líquido en la cabeza. “No puedo tener una inválida en la casa porque soy muy pobre, si es tuya llévatela y si no, déjamela con vida y salud”, fue el pedimento especial que esta humilde madre le imploró a la Virgen mientras su corazón se desmenuzaba.

Años más tarde, su segunda hija, quien asegura nació con problemas en el corazón, también “fue sanada por ella milagrosamente”.

La salud podría ser el tema más abordado dentro de la Basílica, además de tantos otros. Jacki Deus entra a la parroquia apresurado luego de las 4:00 de la tarde. Su silueta se divisa entre el resto de los visitantes, luce desaliñado; desde lejos se puede apreciar que está descalzo, que sus pantalones rotos no coinciden con ningún diseño de moda. De hecho, la deshidratación ha provocado que sus labios empiecen a reventarse, pero curiosamente, sus manos atesoran un pequeño jardín de flores frescas, del cual se escapan algunas gotas de agua.
Luego de rezar fervorosamente y depositarle la ofrenda a su patrona, el hombre de origen haitiano, quien apenas lleva unos 15 minutos fuera de la cárcel conversa con este diario.

“Pasé cinco meses preso porque mi familia que vive en Haití no pudo pagarme la fianza y ahora estoy aquí prometiéndole a la Virgen que le dejaré regalos en su altar y llevaré comida a la cárcel, lo poco que pueda”, comenta el expresidiario mientras dice ser inocente.

Otros destinos religiosos

“El Pozo de la Virgen” es otro de los misterios divinos que se suman al listado de milagros de la provincia Altagracia. “En una ocasión se estaba quemando el pueblito y no había agua. El párroco y el pueblo comenzaron a rezar y de repente apareció la fuente de agua que sofocó el fuego”, cita Cedano.

Un nuevo rumbo religioso es “El Monte Santa María”, una colina donde se visualiza el poblado por completo y donde el obispo de la diócesis de Higüey, Gregorio Nicanor Peña, tiene su hogar. Hay quienes afirman que con llegar allí, las penas de las personas que le habían faltado a las leyes eran perdonadas.

Salubridad, paz, reconciliación y amor son sólo algunos de los elementos principales que confluyen en el templo que hoy es una pieza primordial de la cultura dominicana. Tanto es así, que los billetes de 50 pesos emitidos por el Banco Central de la República Dominicana lleva en el reverso el diseño arquitectónico de la fachada de la Basílica.
Peregrinación
Se estima que cada 21 de enero, fecha en que se celebra la espiritualidad de la virgen, la Basílica de Higüey recibe entre 400 a 500 mil peregrinos y en Semana Santa unos 300 mil.FUENTE EL CARIBE

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