En los recientes comicios electorales, celebrados el pasado 15 de mayo, el Partido de la Liberación Dominicana (PLD), emergió como la indisputable principal fuerza política del país, al obtener su sexto triunfo electoral consecutivo por encima del 50%, y su cuarta gestión presidencial sucesiva.
De conformidad con el boletín número 14 de la Junta Central Electoral, el presidente Danilo Medina quedó reelecto con el respaldo de 2,847,414 votos, para un 61.7% del total de votos emitidos.
De igual manera, el PLD y aliados obtuvieron 104 de las 158 alcaldías, para un total de casi 66% del total de alcaldías disponibles; 127 de los 190 diputados, lo que igualmente representa un 66% de los curules en la cámara baja; y 28 de 32 senadurías, lo que constituye el 88% de los asientos disponibles en ese órgano legislativo.
Los resultados obtenidos en el pasado certamen electoral convierten al Partido de la Liberación Dominicana en un fenómeno político sin precedentes en la historia electoral de la República Dominicana.
En su primera participación electoral en el 1978, el PLD solo obtuvo 18,000 votos, para el 1% del sufragio realizado. Para entonces, muchos analistas pronosticaban la desaparición del partido de la estrella amarilla.
Pero debido a la fuerza de las convicciones, a la perseverancia, al trabajo tesonero y a la fortaleza del liderazgo del profesor Bosch, el PLD se fue construyendo un camino a lo largo de varias décadas.
Al PLD le tomó 23 años llegar al poder por vez primera, cuando, efectivamente, alcanzó subir las escalinatas del Palacio Nacional en el año 1996. A partir de entonces, debido a los logros de sus gobiernos, el PLD fue ensanchando su base de apoyo electoral, hasta llegar a convertirse en la actualidad en la más preeminente institución en el escenario político nacional.
Complejidad del proceso
A pesar de que el reciente triunfo conquistado por el PLD estaba previsto en la generalidad de las encuestas que se realizaron, las organizaciones políticas de oposición han reaccionado con gran encono frente a los resultados, alegando la realización de un cúmulo de irregularidades y de acciones indebidas.
Frente a ese particular, lo primero que hay que establecer es que la ciudadanía acudió en forma pacífica y entusiasta a ejercer su derecho al sufragio el pasado 15 de mayo.
En general, a pesar de algunas fallas, como la no presencia a tiempo de personal de la Junta Central Electoral (JCE), y de la no distribución de equipos, el proceso de votación transcurrió en forma ordenada.
Al cierre de las votaciones, los principales medios de comunicación empezaron a transmitir cómputos preliminares aportados por el organismo electoral. Todo parecía transcurrir con la misma velocidad en la difusión de datos que había tenido lugar en todos los procesos electorales de los últimos 20 años.
Algunos analistas y comentaristas de medios de comunicación se despidieron de sus audiencias la noche del 15 de mayo con la certeza de que al día siguiente se dispondría de la totalidad de los resultados electorales.
No fue así. Al ímpetu inicial le siguió una lentitud que se prolongó durante cerca de dos semanas, que dio lugar a la suspicacia, la incertidumbre y a la realización de actos de protestas, que ocasionaron la muerte a seis personas, dejando a varios más heridos.
Aunque, en principio, la explicación a ese fenómeno se ha procurado en determinar si la Junta Central Electoral utilizaría un sistema de conteo de votos mediante el uso de un sistema tecnológico de carácter electrónico, o por vía manual, lo cierto es que el hecho resulta más complejo.
Resulta así porque por vez primera en los últimos 20 años, el pasado torneo electoral no fue solo para escoger al Presidente y Vicepresidente de la República, sino a los representantes del Poder Legislativo y a las autoridades municipales.
En conjunto, en las recién concluidas elecciones del pasado 15 de mayo, se presentaron más de 24 mil candidatos para optar por 4,106 posiciones electivas.
Había ocho candidatos presidenciales; 224 aspirantes a las 32 curules de senadores; 1,316 aspirantes a las 190 plazas de diputados; 66 a diputados de ultramar; 261 aspirantes al Parlamento Centroamericano; 965 a las 158 alcaldías; e igualmente 965 a las vice-alcaldías; 1,163 candidatos a directores de distritos municipales; igual cantidad a subdirectores; y 7,172 a regidores y suplentes.
Esas candidaturas estaban avaladas por 26 partidos políticos, un movimiento provincial y siete movimientos municipales.
En definitiva, este proceso convocó a una gran cantidad de aspirantes, de los cuales solo 4,106 podían ser electos. Por consiguiente, se sabía anticipadamente que 20,164 candidatos no obtendrían la posición a la que aspiraban, con lo cual las inconformidades y las quejas serían mayores que en comicios anteriores.
Ahora bien, por la magnitud de las diferencias entre el apoyo electoral recibido por los candidatos del PLD, que ya estaba pronosticado en las diferentes encuestas, y el conquistado por los candidatos de oposición, no podría colegirse que las eventuales fallas e irregularidades denunciadas podrían alterar, de manera significativa, la expresión de la voluntad popular.
Avances de otras fuerzas y observación electoral
No obstante el notable triunfo electoral del PLD, otras fuerzas políticas también cosecharon avances en sus niveles de representación y aceptación en el electorado nacional. Diversos partidos pequeños que hasta el momento no tenían representación congresional o municipal, en las últimas elecciones pudieron obtener representación en esas instituciones públicas.
Desde el 1978, cuando se produjo la transición definitiva a la democracia en nuestro país, hasta la actualidad, solo ha habido tres momentos en las que cuatro partidos políticos han obtenido más de un 5% de los votos.
La última ocasión en que eso ocurrió fue hace 26 años, en el 1990, cuando el Partido de la Liberación Dominicana alcanzó el 33.77%; el Partido Reformista Social Cristiano, el 33.48%; el Partido Revolucionario Dominicano, el 22.96%; y el Partido Revolucionario Independiente, el 7%.
En los recientes comicios de este año, pasaron el umbral del 5% de las votaciones, además del PLD, el Partido Revolucionario Moderno (PRM), 35%; el PRD, 5.85%; y el PRSC, 5.63%.
Aunque poco visible, el hecho de que cuatro partidos hayan logrado colocarse por encima del 5% auspicia un futuro de pluralidad democrática para la República Dominicana, que siempre es saludable para el bienestar de todos los ciudadanos.
Por supuesto, el pasado certamen electoral estuvo afectado de algunas dificultades, fallas e incidentes.
De acuerdo con la observación electoral de la Organización de Estados Americanos (OEA), el principal problema de la jornada estuvo en el uso de los equipos electrónicos. Según este organismo regional, “en numerosos recintos faltaron equipos, no llegaron los auxiliares técnicos, o tuvieron problemas de conectividad y funcionamiento de las máquinas de control biométrico y de cómputo automatizado”.
Otras fragilidades del proceso electoral consistieron en la renuncia de tres mil técnicos de la Junta Central Electoral en la víspera de la celebración de las elecciones, los errores presentados en boletines oficiales, tanto en porcentaje como en votos emitidos, la cantidad de votos nulos y de actas en blanco.
No se tomó en consideración que al solicitar los partidos políticos que el conteo de los votos se hiciese de manera manual y no en forma electrónica, eso implicaba para la JCE la realización de un escrutinio, hecho en forma artesanal, de más de 12 millones de boletas en 16,670 colegios electorales.
De ahí la lentitud de un proceso que requería del uso de medios tecnológicos más avanzados, de un adecuado y oportuno entrenamiento del personal, en circunstancias que lo exigían con mayor necesidad que en ocasiones previas.
No pudo hacerse así. Pero fue un proceso observado por siete misiones internacionales, integradas por 300 personas y por tres mil observadores e invitados nacionales, ninguno de los cuales ha alegado fraude.
Los participantes del pasado proceso comicial tienen el derecho de presentar sus recursos legales ante las autoridades electorales competentes, en relación a todo lo que concierne a sus legítimas aspiraciones.
Pero es un exceso pedir el reconteo de todos los votos, para todas las candidaturas, en todas las mesas, de todos los colegios electorales. Se trata, a todas luces, de un propósito maligno que procura generar la impresión de una supuesta crisis post electoral, que no existe.
Porque, en definitiva, contado de cualquier manera, en forma manual o electrónica, por voluntad del pueblo, aquí ocurrió lo que se sabía con anticipación: a nivel presidencial, congresional y municipal, ganó el Partido de la Liberación Dominicana.
@leonelfernandez
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