WASHINGTON.- El presidente Donald Trump se jactó este jueves de la diplomacia “dura” con la que tiene desconcertado al mundo y prometió seguir por esa senda para que ninguna nación vuelva a “aprovecharse” de su país.Esta declaración de intenciones la hizo durante el tradicional Desayuno Nacional de Oración pocas horas después de que se filtraran los supuestos desplantes que les hizo al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y al primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, en sendas llamadas telefónicas recientes.
“Cuando oigan sobre las duras llamadas telefónicas que estoy teniendo, no se preocupen. Son duras, tenemos que ser duros. Es hora de que seamos un poco duros”, comentó Trump, en un foro en el que ha solido predominar un tono conciliador en años anteriores.
Y defendió la utilidad de su “dureza”, al subrayar que “prácticamente todas las naciones del mundo se han aprovechado” de Estados Unidos, algo que, con él en la Casa Blanca, “no va a ocurrir más”.
“La noción de que los países intentan aprovecharse de Estados Unidos está basada en su inherente desconfianza al ‘otro’, sea este un país, una cultura, o una religión”, opinó en declaraciones a Efe, Carles Castelló-Catchot, experto español del centro de estudios sobre asuntos internacionales Atlantic Council.
Su pronóstico es que “podemos esperar más dureza por parte de Trump en los meses que vienen”, porque “intentará tensar relaciones y ver qué tipo de aguante tienen tanto sus aliados como enemigos estratégicos”, es decir, “básicamente está haciendo una prueba de resistencia al sistema internacional”.
Quizás lo que más desconcierta de Trump es su agresividad y desdén hacia socios hasta ahora indiscutibles de Estados Unidos como la Unión Europea, Australia o México, por nombrar los últimos con los que ha abierto una crisis.
Desde su campaña, la Unión Europea ha sido una de sus dianas favoritas: celebró el voto para la salida del Reino Unido, animó a otros países a hacer lo mismo, criticó a Alemania por su política de acogida de refugiados y cargó repetidamente contra la Alianza del Atlántico Norte (OTAN) por “obsoleta”.
La última embestida podría ser el posible nombramiento de un antieuropeísta como embajador de EE.UU. ante la UE: Ted Malloch, quien ha augurado, sin pesar, la pronta desaparición del euro y de la propia Unión.
“Yo tuve un puesto diplomático en el que ayudé a hacer caer la Unión Soviética. Quizás hay otra unión que necesita un poco de domesticación”, dijo Malloch recientemente a la cadena británica BBC.
“Trump ha dejado muy claro su desdén por Europa. La dinámica se podría acercar a la que vivimos en 2003 antes de la guerra de Iraq, con Estados Unidos y Europa claramente enfrentados”, indicó Castelló-Catchot.
Ahora, no obstante, “Europa del Este podría cerrar filas con la ‘vieja Europa’ al percibir a Trump como un presidente claramente pro-ruso”, agregó.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca no solo desdeña a los aliados del otro lado del Atlántico, sino también a uno de sus vecinos.
Trump quiere forzar a México a que pague un muro en la frontera común, algo que para el Gobierno de Peña Nieto “no es negociable”.
Tras la abrupta cancelación de su encuentro en la Casa Blanca, ambos líderes intentaron apaciguar las aguas con una llamada telefónica el pasado viernes, pero este miércoles trascendió que durante esa conversación Trump amenazó con enviar tropas al país vecino para combatir a los “bad (malos) hombres”, una información desmentida después por el Gobierno mexicano.
También se filtró este miércoles que Trump le cortó abruptamente una llamada al primer ministro australiano tras espetarle que era, “de lejos, la peor” que había tenido con un líder internacional y, después, calificó de “acuerdo estúpido” en Twitter el que su predecesor, Barack Obama, suscribió para acoger refugiados internados ahora en Australia.
Ayer, la Casa Blanca describió la llamada como muy “cordial”, pero admitió que Trump está “molesto” por el acuerdo.
“Espero que el presidente Trump sea tan duro con los rusos como parece estar siendo con nuestros amigos australianos y mexicanos”, dijo a Efe el exembajador estadounidense Melvyn Levitsky, ahora profesor en la Universidad de Michigan.
En opinión de Alex Ward, experto del Atlantic Council, “Trump cree que la diplomacia, y la política exterior en general, es una transacción. Que Estados Unidos tiene que tener una posición dominante en todas las negociaciones y ser duro cuando sea necesario”.
“El presidente ha demostrado claramente que no es un diplomático y que no quiere serlo. Pero no se da cuenta de que, si el resto de naciones empiezan a pensar que Estados Unidos les está intimidando para sus intereses particulares, eso debilitará al país, no lo fortalecerá”, concluye Edward Alden, experto en política exterior del Council on Foreign Relations (CFR), con sede en Nueva York.FUENTE DE ALMOMENTO.NET
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