El papa Francisco y numerosos peregrinos de diversas partes del mundo visitan un santuario en Portugal para rendir homenaje a dos pastorcitos cuyas visiones de la Virgen María hace 100 años constituyeron uno de los acontecimientos más importantes de la Iglesia católica en el siglo XX.
Francisco llega el viernes para celebrar el centenario de las apariciones y canonizar a los pastorcitos, que eran pobres y no sabían leer ni escribir. El pontífice confía en que el mensaje de paz que difundieron aquellos niños hace 100 años, cuando Europa estaba inmersa en la Primera Guerra Mundial, haga eco hoy entre los creyentes católicos.
Durante días, grupos de la iglesia, familias e individuos han peregrinado hasta Fátima, a unos 150 kilómetros (90 millas) al norte de Lisboa. Algunos han llegado de rodillas y rezando a la localidad.
Muchos llevan velas, rosarios y rosas hasta la estatua dedicada a Nuestra Señora de Fátima, y han arrojado figuras de cera de partes del cuerpo, como oídos, corazones y extremidades, a una gran hoguera mientras rezan y piden sanación.
“Para mí es la segunda vez que vengo aquí con un papa, primero con Juan Pablo II y ahora con el papa Francisco”, declaró el jueves la peregrina Elisabete Fradique Conceicao, bajo la lluvia.
“Ellos son hombres sencillos y esa sencillez tiene sentido cuando uno se pone a pensar sobre lo ocurrido aquí hace 100 años”.
El 13 de mayo de 1917, los niños pastoreaban ovejas cuando tuvieron la primera de seis visiones de la Virgen María. Dijeron que la Virgen les reveló tres “secretos”: mensajes apocalípticos que preveían la Segunda Guerra Mundial, el infierno, el surgimiento y caída del comunismo, y la muerte de un papa, y les pidió que rezaran por la paz y se alejaran del pecado.
Aunque la Iglesia católica local e incluso los padres de los niños dudaron de la historia contada por los niños, la versión ganó creyentes y al paso del tiempo la iglesia la aceptó como una auténtica aparición en 1930.
Los hermanitos que serán canonizados, Francisco y Jacina Marto, que tenían 9 y 7 años cuando ocurrieron las apariciones, murieron de gripe dos años después.
Su prima Lucía dos Santos, de 10 años entonces y que era la mayor entre ellos, se convirtió en la principal narradora de lo sucedido. Dos Santos también está en proceso de beatificación, el primer paso para convertirse en santa. El proceso de ella comenzó hasta después de su muerte en 2005.DE AP
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