El 23 de noviembre, justamente hace un mes, Rosa María Mora salió a las 4:00 de la madrugada de la casa. Su vestimenta era deportiva: una camisa, abrigo, pantalón y tenis. Su destino era la iglesia Cristo Salvador, la cual visita usualmente y después tenía pendiente hacer ejercicios, pero ya han pasado 30 días y no tienen rastros de su paradero.
La casa de Rosa María ubicada en el sector Honduras, del Distrito Nacional, está intacta. Las fotos junto a su familia están en cada esquina de la vivienda y en todas las imágenes posan con una sonrisa.
Sus parientes no pierden la esperanza de encontrar a la mujer sana y confiados en la fe, tienen una vela encendida con la imagen de la virgen de La Altagracia junto al Salmo 44 de la Biblia.
Praxedes Alcántara, esposo de la mujer, está desconcertado desde su desaparición. Ha recorrido junto a sus familiares a pie, en bicicleta, y en otros medios de transporte todo Santo Domingo, sin tener hasta ahora resultados.
Han utilizado sus propios recursos y hecho lo imposible por encontrarla: desde rastreo con perros, visita a hospitales, iglesias e incluso a la morgue de centros médicos. La última medida que tomaron fue notificar la desaparición a Haití.
La mujer tiene tres hijos. Paola y Danny Alcántara, dos de estos, desean que esta Navidad su madre regrese y comparta con ellos como cada año. “Mi mayor deseo es que la encontremos antes de Navidad. La necesitamos con nosotros”, expresó su hija.
“Tú sabes que la familia sin ti no es la misma. Tú eres el eje, tú eres el pilar y la hega que nos mantiene juntos”, agregó Danny.
Al igual él se sintió nostálgico porque el pasado jueves cumplió años, pero no recibió a Rosa María como quería.
Cada día sus parientes reciben llamadas de decenas de personas para alertar la aparición de la señora, pero al final se percatan de que no es ella. “Lo que sentimos en este momento no tiene descripción. Me siento sin alma”, agregó Paola.
Además su hijo, en un video que fue publicado en las redes sociales, pidió a su madre que se comunique con ellos porque están desesperados.
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