martes, 27 de agosto de 2013

Vandalismo en el cementerio Cristo Redentor Delincuentes roban, destruyen y profanan nichos vacíos y sepulcros en el camposanto

SANTO DOMINGO. Un puñal en el cinto es la única sensación de seguridad que tienen cientos de albañiles que trabajan en el cementerio Cristo Redentor.
"Es la costumbre", dice uno de los hombres que salen todos los días a proveer sus servicios de mantenimiento a los panteones, tumbas, nichos y sepulcros del cementerio más grande del Gran Santo Domingo.
Sin embargo, el trabajo de estos albañiles se ve en riesgo por una ola de actos vandálicos contra las inversiones de sus clientes que quieren honrar a sus deudos, pues los ciudadanos se encuentran con que, a los días de acicalar los nichos, delincuentes los destruyen para sacar los objetos de valor que puedan encontrar, y hasta las varillas de las tapas de concreto que cubren los nichos.
"Esto pasa en todo el cementerio. Pero ahora está pasando principalmente en los nichos vacíos que están preparados", declaró un albañil, que pidió no ser identificado, por temor a que la administración del cementerio tome represalias contra él.
Hace unas semanas, las señoras Rosa Peña e Ivonne Meyer se llevaron una desagradable sorpresa, luego de que invirtieran miles de pesos en el rescate del nicho familiar, el que ya había sido deteriorado por los ladrones. Sin embargo, menos de una semana después de repararlo, al nicho le destruyeron la tapa totalmente, para buscar metal (varillas).
Lo mismo pasó con otros panteones, nichos y tumbas, a los que le llevaron las puertas, y hasta las argollas de decoración.
En términos generales, se roban todo lo que tienen a mano.
A Ivonne Meyer le aflige el hurto, pero también la falta de acción por parte del representante del Ayuntamiento del Distrito Nacional que se encuentra en el lugar. "El administrador nos dijo 'qué quieren que haga'", exclamó la señora, "y la Policía Municipal no ha hecho nada".
Diario Libre visitó de manera infructuosa las oficinas administrativas para contactar al responsable del cementerio, José de la Rosa.
Meyer señala que lo único que el ADN sugiere es una lista de albañiles que supuestamente no son de fiar, "pero cómo vamos a saber quiénes son. Además ellos son los que tienen que prohibir que esa gente esté ahí o que los sometan a la justicia".
Los robos, según los albañiles, ocurren principalmente en horas de la noche, cuando los trabajos cesan, y los habitantes del barrio Los Girasoles, al lado del cementerio, pueden penetrar sin tener que cruzar pared alguna.

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