BOMBARDOPOLIS, Haití. Jean-Romain Beltinor clavó su azada para preparar la tierra para sembrar semillas que no tiene. Luego de meses de sequía en el noroeste de Haití, este campesino que vive de lo que cultiva enfrenta dificultades para alimentar a sus 13 hijos. Para ganar algo de dinero, debe ocuparse de tareas que empeoran las cosas, como cortar los pocos árboles que quedan para usarlos como leños.
“No llueve. No puedo alimentar a mi familia”, dice Beltinor, un hombre taciturno, con el rostro surcado por arrugas y un tono anaranjado en su cabello, mientras extrae raíces viejas de su pequeño terreno. “A veces pasamos un par de días sin comer”.
La sequía golpea más a una de las partes más desoladas y hambrientas de la nación más pobre del hemisferio y causa alarma en organizaciones internacionales de ayuda como el Programa Mundial de la Alimentación de las Naciones Unidas, que envió personal esta semana para distribuir trigo bulgur, aceite para cocina y sal.
El organismo dice que repartió alimentos entre 164.000 personas por ahora. El gobierno agregó que repartió 6.000 paquetes de semillas entre los campesinos. Las autoridades esperan dejar a la gente en condiciones de sobrellevar la temporada de lluvias, que empieza en abril, hasta las cosechas de junio.
En el “lejano oeste” de Haití ha llovido un 50% menos que lo habitual, continuando una tendencia que viene de los dos últimos años, según la Red de Sistemas de Alertas Tempranas de Hambrunas del Servicio Geológico de Estados Unidos, que observa el clima, la producción agrícola y los precios de los alimentos en un esfuerzo por evitar hambrunas.DE AP
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