Los censos de población revelan información importantísima sobre la situación de los países. Aportan datos acerca de las condiciones de los hogares y de las personas que los habitan. Son una herramienta sumamente útil para el diseño e implementación de políticas sociales, demográficas, sanitarias, educativas, asistenciales y medioambientales.
Según las recomendaciones internacionales, los estos censos deben realizarse cada diez años y es recomendable que el levantamiento se haga en los años que terminan en cero.
En República Dominicana correspondía hacer el X Censo Nacional de Población y Vivienda el año pasado (2020), pues el último se hizo en el 2010, pero fue postergado debido a la pandemia del coronavirus y la situación política, según se explica en la publicación “Los censos dominicanos: 100 años contando nuestra gente” de la Oficina Nacional de Estadística (ONE).
Ahora se espera que la fase de levantamiento de información se desarrolle durante el tercer cuatrimestre del 2022, de acuerdo al citado documento. El pasado lunes el presidente de la República, Luis Abinader, hizo la autorización oficial mediante el decreto número 607-21.
De acuerdo al estudio de la ONE, la época de los censos nacionales, con carácter universal, se inició en el año 1920 y a lo largo de cien años se han realizado nueve censos en el país.
Esos censos revelaron que durante ese período se produjeron grandes cambios en la población.
Uno de los principales cambios ha sido el crecimiento poblacional, pues en ese tiempo la población creció de forma acelerada, pasando de 894,665 personas en el 1920 a más de 9.4 millones en el 2010. Cada vez que se hace un nuevo censo se determina que el número de habitantes en el país se incrementa.
Se estima que entre 1920 y 1950 se agregaban al territorio más de 40,000 nuevas personas cada año.
Entre 1950 y 1960 la cifra de nuevos habitantes ascendió a 91,120; entre 1960 y 1970 a 102,164; entre 1981-1993 alcanzó un máximo de 149,372 y a partir de entonces comenzó a descender, pasando a 139,928 entre 1993 y 2002 y 108,712 en el período 2002-2010.
Ese crecimiento de la población se asocia, entre otros factores, a una reducción de la mortalidad y el descenso que se comenzó a registrar en los últimos años se vincula al uso de métodos anticonceptivos.
Urbanización
El estudio de la ONE señala que los resultados de los nueve censos nacionales que se han hecho en el país ponen de manifiesto que República Dominicana se ha ido transformando en un país altamente urbano.
En el 1920 solo el 16.6% de la población residía en zonas urbanas, mientras el 83.4% vivía en áreas rurales. Para el 2010 esta realidad cambió totalmente, sólo el 25.6% habitaba en las zonas rurales y el 74.4% en zonas urbanas.
“Esa tendencia implica retos importantes, sobre todo por la falta de correspondencia entre el crecimiento urbano y la capacidad del sistema para responder a las demandas que sin dudas vienen aparejadas con el crecimiento de esos conglomerados humanos, tales como: empleo, seguridad ciudadana, vivienda, electricidad, saneamiento básico, transporte, construcción y asfaltado de vías, entre otras”, indica la publicación.
A esto se agrega que la urbanización ha traído como consecuencia que tierras de alta vocación agrícola hayan sido absorbidas por las ciudades, con lo cual se reduce el potencial del país para producir alimentos.
Otro dato interesante es que para 1950 la mayoría de la gente vivía Cibao Norcentral, sin embargo, ya en 1970 la región Metropolitana, es decir, en el espacio que hoy ocupan el Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, pasó a ocupar el primer lugar en ocupación. En el 2010 la población residente la región Metropolitana era 14 veces la existente en 1950.
Educación
Los censos también han revelado la evolución de la población dominicana en términos educativos. En el 1950 el porcentaje de iletrados en el país ascendía a 62.3%, en cambio, en el 2010 esa cifra se había reducido a 13.2%.
Igualmente se ha evidenciado un incremento en el nivel de instrucción. La población de cinco años y más que alcanzaba el nivel de formación primaria pasó de 36% en el 1950 a 50.6% en el 2010; la secundaria de 1.4% a 26.9% y la universitaria de 0.3% a 14.4%.
Características económicas
Los censos han evidenciado la transformación del mercado laboral dominicano. Mientras en el 1960 el 61.4% de la fuerza de trabajo ocupada laboraba en el sector agropecuario, en el 2010 solo lo hacía el 9.7%.
“Estos valores testifican la pérdida de importancia de ese sector de la economía dominicana”, indica el estudio.
En contraste con la agropecuaria, el comercio al por mayor y al por menor, hoteles y restaurantes ha incrementado su capacidad para proporcionar empleos, pasando de 6.7% en 1960 a 28.3% en el 2010.
Aunque en menor medida, esto también ocurrió con la construcción, la cual pasó de ocupar al 2.5% de la fuerza de trabajo en 1960, a casi un 7% (6.7%), en el 2010.
Los sectores transporte, almacenamiento y comunicaciones, establecimientos financieros, seguros, bienes inmuebles y servicios prestados a las empresas mantienen una tendencia similar.
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