La movilización anticlerical tuvo como reacción protestas espontáneas de grupos de feligreses que debieron ser contenidos por la policía para evitar choques entre los bandos.
Horas antes, un mexicano que ejercía como voluntario para la visita papal fue detenido en Madrid acusado de planear atacar con gases tóxicos a quienes rechazan la visita papal.
La manifestación se demoró notablemente y resultó en, al menos, un detenido por violencia contra los peregrinos y las fuerzas del orden, pero la tónica dominante fue el cruce de consignas más o menos elevadas de tono entre ambos bandos.
"Es una cuestión de dignidad que estemos aquí protestando contra la visita del Papa, por conciencia democrática", afirmó Angeles Maestro, médico de 59 años.
Expuso que en España "nos han recortado salarios, prestaciones sociales en beneficio de las grandes multinacionales que también (ahora) se están lucrando con la visita del Papa".
En momentos en que la Jornada Mundial de la Juventud centra la atención informativa, los más de medio millón de peregrinos inscritos que en estos días colman la capital española se entregaban de cuerpo y alma a los actos oficiales previos a la llegada del pontífice, prevista para el jueves.
Pero no todos son devotos ilusionados con la visita de Su Santidad.
Los manifestantes se quejan de que la visita costará unos 100 millones de euros (144 millones de dólares) que suponen, al menos en parte, provienen de los impuestos que pagan.
Aida Quinatoa, una ecuatoriana de 40 años, dijo que se sumó a la marcha "porque no estamos de acuerdo con este Papa y todas la mentiras que nos cuenta la Iglesia".
Consideró que Benedicto XVI "es tan usurero como los banqueros y se beneficia de nuestro dinero. Estamos en el Siglo XXI y la iglesia se supone que ha evolucionado".
En cambio, el estadounidense William McCann, estudiante de español, desafiaba a los manifestantes con el brazo en alto y la cruz en mano. "Creo que tienen prejuicios contra los católicos por cuestión de fe y son intolerantes", denunció.
Los organizadores de la visita papal aseguran que se han invertido 50 millones de euros (72 millones de dólares), a coste cero para el contribuyente y con un beneficio estimado para la ciudad de 144 millones de dólares.
"La Jornada se ha organizado de la forma más sobria posible. Hemos cortado más del 15% de las aportaciones de los jóvenes con respecto a la anterior jornada. Coste mínimo indispensable", dijo el director ejecutivo de la Jornada, Yago de la Cierva.
Según de la Cierva, el 75% de los gastos corre a cargo de los propios peregrinos y el 25% restante lo aportan empresas patrocinadoras y particulares.
"Las administraciones públicas no ponen un solo euro", agregó.
La versión difiere notablemente de la que ofrecen los grupos que organizan la manifestación, entre ellos cristianos descontentos por lo que consideran un dispendio de la Iglesia y parte del movimiento de los "indignados" que acamparon en el centro de Madrid en mayo decepcionados con la clase política y la salida que se está dando a la crisis económica que sacude España.
El vocero de la Asociación Madrileña de Ateos y Librepensadores, Luis Vega, aclaró que su protesta no va contra la visita de Benedicto XVI, sino contra el coste de la misma.
"Como entendemos que se trata de una organización privada, estamos en desacuerdo en que se haga con nuestros impuestos y con la implicación de las instituciones de un estado constitucionalmente declarado aconfesional", señaló Vega, quien tampoco aprueba algunos de los mensajes del Papa.
El pontífice "hablará en contra de la ley del divorcio y del aborto, de los matrimonios gays", aseguró, "lo que es una crítica directa a nuestros triunfos democráticos".
Redes Cristianas y el Foro de Curas, movimientos progresistas dentro del catolicismo que tienen previsto participar en la protesta, pretenden una Iglesia distinta, y critican el gasto en un país con una tasa de desempleo que roza el 21%.
"Desde un principio, percibimos que la metodología y la forma del evento iba en contra del mensaje de modestia con que Jesús anunciaba el Reino de Dios. Y es muy difícil entender el mensaje de Dios desde una plataforma tan ostensible como la que la que se está formando", afirmó Evaristo Villar, portavoz de Redes Cristianas.
"Desde el Evangelio ya se dice que no se puede servir a Dios y el dinero", añadió.
Varias organizaciones de gays y lesbianas, que anticiparon su participación en la marcha del miércoles, divulgaron por las redes sociales otro tipo de protesta prevista para el jueves: escenificar besos entre homosexuales en algún punto del recorrido del papa por Madrid. Hasta el momento se contaban unos 300 inscritos, pero no estaba definido cómo y dónde podría organizarse esta demostración.
Decenas de parejas homosexuales realizaron una protesta idéntica, besándose cerca de la comitiva papal, el 7 de noviembre en Barcelona con motivo de la anterior visita de Benedicto XVI a España.
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