Ellos son miembros de un programa que une ciudadanos de todas las edades y provincias, dispuestos a cambiar su vida y el mundo con sus esfuerzos personales.
Parte de la basura es recogida por los voluntariosMás allá de quienes sufren la situación actual de la playa Güibia y deciden ignorarlo, hay otras que sueñan con un cambio y se empeñan en hacerlo realidad. Ellos son Martha Gómez, Raisa Reynoso, Rocheli Rubio, Juan Tapia y Yalitza Morales.
No se ocultan en las sombras, ni trabajan en estampas de la noche. Llegan como atletas a vencer obstáculos en favor de la ciudad donde viven y aman. Lo hacen con fervor. Solo llevan sus manos como armas de fuego y fundas de color negro como trincheras para depositar todo lo que aparece fuera de lugar. Van a limpiarle el rostro a un sitio que lo merece. Van de aquí para allí acumulando impurezas que luego echan en sus fundas que más tarde irán a parar al vertedero municipal
Al preguntarles sobre sus labores, no ocultan informar que lo hacen en beneficio de la higiene ambiental. La ilusión se les refleja en el rostro. Además de la satisfacción por el deber cumplido, son miembros de un programa que une ciudadanos de todas las edades y provincias, dispuestos a cambiar su vida y el mundo con sus esfuerzos personales. El enfoque de ese movimiento al que pertenecen va de la mano con el liderazgo y el desarrollo individual.
No dijeron el nombre del programa por discreción. Pero sí recalcaron, una y otra vez, el propósito del mismo: “Dejar el mundo mejor de como lo encontraron”. Por esta razón, tienen metas que oscilan desde limpiar playas, reciclar botellas, donar ropa, alimentación para los necesitados y ofrecer, de manera general, servicio a la comunidad sin recibir beneficio alguno, según Martha.
En el caso de la labor que realizan en la playa de Güibia, asistieron por “urgencia” debido a la cantidad de residuos sólidos acumulados en la playa, al punto de que en muchas zonas no pudieron acercarse porque estaban llenas de basura y no quisieron correr peligro ante lo desconocido oculto en la noche. Por la condición en que se encuentra ese antiguo balneario popular, tienen planeado visitarlo al menos cinco veces más para intentar despejar las inmundicias que afean su entorno.
“Es muy triste la situación de la playa porque la gente que asiste a la plaza aquí arriba, lo están viendo y ellos, en vez de intentar hacer algo para remediar la situación, lo que hacen es tirar más basura”, expresó Raisa.
De igual forma, afirmó que muchas veces este tipo de casos se ven o se escuchan en los medios de comunicación, pero no se proponen medidas ni soluciones posibles. Por esas causas, el programa al que pertenecen les está ayudando a notarlo y preocuparse, no quedarse como mero espectador.
“No es solamente sentir apatía y decir: ‘La playa está sucia, alguien tiene que encargarse de limpiarla’. Esa posición es incorrecta. Las personas deben decir: Debo limpiarla porque es a mí que me está afectando”, agregó.
De acuerdo con Rocheli, “el mal olor es producido por nosotros mismos, todos nosotros hicimos esto y es lo que el mar nos está devolviendo. Ahora, está de nuestra parte cambiarlo e inspirarnos para arreglar esto”.
Por su parte, Juan no sabía que Güibia estaba descartada como playa, por lo que le entristeció darse cuenta de su mal estado. Sin embargo, considera que la labor que realiza junto a sus compañeras es un grano de arena que aporta para volver a embellecer ese entorno.
“Realmente, sí me entristece ver la playa en este estado porque parece que a las personas no les importa, pero no creo que sea solamente su responsabilidad, también tenemos, por ejemplo, un gobierno que podría encargarse de eso y con poner seguridad se podría lograr”, dijo.
“El aporte de cada quien ya es una ayuda porque somos muchísimos y simplemente la naturaleza nos devuelve lo que nosotros tiramos”, sostuvo Yalitza.Estos son voluntarios que, a través de sus propios medios, buscan crear cambios positivos en beneficio de la sociedad. Trabajan bajo el lema: “hoy por ti, mañana por mí”, puesto que tienen la creencia de que, aunque no se sea responsable del daño, se debe colaborar para mejorar.
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