Washington, 17 abr (EFE).- En la constelación del Cisne y a unos 500 millones de años luz de la Tierra las observaciones del telescopio orbital Kepler y los análisis de los telescopios Keck y Géminis han confirmado la existencia de un planeta que podría ser habitable, anunciaron hoy los científicos.
En una teleconferencia de la agencia espacial estadounidense NASA el científico del programa de exploración de exoplanetas Douglas Hudgins destacó la enorme contribución que Kepler ha hecho en la ubicación e identificación de planetas que orbitan estrellas lejanas y que podrían contener agua líquida.
Kepler, lanzado en marzo de 2009 y que orbita a 149,5 millones de kilómetros de la Tierra, es la primera misión de la NASA cuyo propósito es identificar "exoplanetas" y, según el científico, "el telescopio ha cambiado totalmente la búsqueda".
"Hace apenas veinte años solo conocíamos unas docenas de posibles candidatos a planeta exterior y ahora tenemos alrededor de un millar, la mayoría descubiertos en los últimos cinco años", añadió Hudgings.
El planeta descubierto, que orbita la estrella enana Kepler-186 un poco más fría que el Sol y al cual se le ha denominado Kepler-186f, fue analizado por el telescopio Géminis Norte de ocho metros y su vecino el telescopio Keck II de diez metros, ambos en Mauna Kea, Hawai.
"Es extremadamente difícil detectar y confirmar estos planetas del tamaño de la Tierra y ahora que hemos encontrado uno queremos encontrar más", dijo en una teleconferencia Elisa Quintana, científica investigadora del Instituto para la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre (SETI).
"Las observaciones de Keck y de Géminis combinadas con otros datos y cálculos numéricos nos permiten confiar un 99,98 por ciento en que Kepler-186f es real", indicó Thomas Barcklay del Instituto de Investigación Ambiental del Área de la Bahia en Ames.
En febrero pasado la NASA anunció que el telescopio Kepler había añadido 715 exoplanetas a la lista de un millar de cuerpos que orbitan estrellas a una distancia de ellas que hace posible la existencia de agua, y por lo tanto de vida.
La búsqueda de planetas similares a la Tierra es una de las aventuras mayores en la investigación espacial actual, y aunque se han detectado ya cientos de planetas del tamaño de la Tierra y más pequeños, ellos circulan en órbitas demasiado cercanas a su estrella como para que haya agua líquida en su superficie.
El Kepler-186f es el quinto planeta y el más alejado de Kepler-186 en un sistema de cinco planetas, todos con tamaño casi terrestre.
La intensidad y el espectro de radiación de la estrella coloca al Kepler-186f en la zona estelar habitable, esto es que, si el planeta tuviese una atmósfera y agua en su superficie, como la Tierra, esa agua probablemente exista en forma líquida.
El método que han usado los científicos durante años para ubicar exoplanetas que no pueden observarse directamente es la "disminución de luminosidad" que ocurre cuando algún objeto transita frente a una estrella desde el punto de vista de la Tierra y causa una reducción en la luz vista.
El sistema de tránsito, sin embargo, no produce una certidumbre, ya que puede haber otras razones por las cuales disminuye la luminosidad de una estrella vista desde la Tierra, y por ello los científicos han añadido una técnica denominada patrón de tránsito múltiple.
Entre las 150.000 estrellas observadas por Kepler sólo un par de miles tiene un patrón de disminución de la luminosidad por tránsito de un objeto.
Si el patrón de tránsito es múltiple no ocurre al azar, según los científicos, sino que responde a la presencia de candidatos más firmes a planeta. EFE
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