Rosa María Mora desapareció la madrugada del 23 de noviembre. Este sábado cumple un mes desde la última vez que se supo de su paradero. Desde ese momento sus allegados han hecho “hasta lo imposible para encontrarla".
Sus familiares no pierden la esperanza de que la mujer sea hallada antes de las festividades de Navidad. Ese sería su mejor regalo.
“Mi mayor deseo es que la encontremos antes de Navidad. La necesitamos con nosotros”, expresó su hija Paola Alcántara.
Han pasado 28 días pero, hasta ahora, según su hija, las autoridades no les han dado ninguna pista sobre el paradero de la señora de 65 años. “Yo espero de las autoridades respuestas”, dice su hija en conversación telefónica.
Los parientes han utilizado sus propios recursos para trasladarse a otras provincias como Peravia y San Pedro de Macorís y así buscar en asilos de ancianos, hospitales, destacamentos, oficinas de la Defensa Civil, e incluso se han comunicado con personas de Haití, con la ilusión de que pronto aparezca Rosa María.A pesar de todo la familia se siente agradecida con las personas que se han solidarizado con el caso, ya que según explicó Alcántara, reciben múltiples llamadas a diario para decir que encontraron a alguien con los rasgos de la señora, pero al final del día se percatan de que no se trata de la mujer.
Su hija nunca ha perdido la esperanza de encontrar sana y salva a su madre, y dijo que van a hacer “hasta lo imposible” para que aparezca lo antes posible.
Rosa María no padece Alzheimer como se dio a conocer en principio, por eso su desaparición los tiene más preocupados.
A la mujer le fue diagnosticado hace unos meses una tiroiditis de Hashimoto, que es una enfermedad en la cual los anticuerpos están dirigidos contra la glándula tiroides y provocan una inflamación crónica.
Esa enfermedad tiene entre sus consecuencias la depresión, pero según Alcántara, al momento de la desaparición, Rosa María estaba medicada.
La dama vestía al momento de su desaparición una camisa blanca, un abrigo, un pantalón deportivo y tenis, porque aunque iba a asistir a la iglesia Cristo Salvador, como estaba acostumbrada, después iría a hacer ejercicios.
Alcántara vive en la calle José Cecilio del Valle esquina Rafael Mieses, en el sector Honduras de la Capital, próximo al Plan Piloto.
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