SANTO DOMINGO. Aunque no el muro que quiere entre Estados Unidos y México, el magnate estadounidense Donald Trump, electo presidente de los norteamericanos, tuvo su farallón en República Dominicana.
En el 2007, en pleno esplendor del proyecto turístico Cap Cana, propiedad de los hermanos Hozoury, se anunció el acuerdo de sociedad del Grupo Cap Cana S.A con Trump, que implicaba el uso de su nombre en varias villas y campos de golf.
Fue así como el “Aprendiz”, que parece aficionado con los muros, tuvo su “Trump Farallón Estates at Cap Cana” en la zona Este del país, un proyecto de villas en un extensión de más de 50 tareas y cuyo precio de venta se estimaba entre los US$3 millones y US$12 millones cada una. Eran unos 68 solares de entre 6,000 y 24,000 mil metros cuadrados.
Además el proyecto incluía un campo de golf, condo-hotel y club de playa.
Pero las relaciones no marcharon bien, pese a que la venta inicial del proyecto se destacó como muy exitosa por sus promotores, que informaron de cifras de unos US$300 millones en la primera venta.
En 2012, varios medios de prensa locales e internacionales se hacían eco de una demanda por US$5.8 millones al Grupo Cap Cana, acusándole de no haberle pagado por el uso de su nombre en el proyecto.
La demanda fue interpuesta en el estado de Nueva York, y en ella el magnate del sector inmobiliario exponía, entre otros argumentos, que la empresa malgastó los fondos de los proyectos vendidos, por lo que no tenía capital para pagarle sus licencias, según reseñas publicadas en ese entonces.
En vista de los problemas financieros que tuvo el grupo Cap Cana en el país, varios de los lotes del proyecto fueron a parar a manos del Banco de Reservas, entidad que le sirvió de garante, y al final terminó embargándolos.
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