El sexteto femenino dominicano tiene esta mañana (11:30) ante la segunda potencia económica del planeta, China, la oportunidad de poner otra mano de barniz a su histórica participación mundialista, una que certifique que su ascenso no tiene pies de barro.
La victoria brasileña sobre las asiáticas ayer (3-0) deja al rival criollo con el cuchillo en la boca para su compromiso de hoy en Milán, Italia.
Desde que el voleibol femenino criollo retornó en 1998 al escenario internacional, tras 20 años de ausencia, el equipo no ha parado de ilusionar, aunque una vez entró a la élite de los primeros 10, el avance tuvo pasos de tortuga.
¿Será el grupo que en la actualidad juega en tierra transalpina el que dará el próximo gran salto?
Del equipo actual que dirige el brasileño Marcos Kwiek hay cinco integrantes del conjunto que ganó la medalla de plata en el Mundial Junior de 2009 (sub-18) en Mexicali, México; Marianne Fersola, Cándida Arias, Ana Binet, Brenda Castillo y Niverka Marte.
La confirmación de que ése resultado en suelo azteca no fue fortuito se produjo hace un año en Tijuana cuando las criollas lograron el segundo lugar en el Mundial sub-23, la antesala al de mayores. Seis integrantes de ese equipo están hoy en el de mayores; Brenda, Fersola, Arias, Yonkaira Peña, Binet y Branyelín Martínez. Annerys Valdez, que debutó en el equipo en 1998, y Prisilla Rivera (2001) sobreviven del cuadro que ganó la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de 2003, además de Rosalin Ángeles, quien ha retornado al equipo tras siete años fuera de las canchas. Completan el elenco Bethania de la Cruz, que debutó en 2005, y Altagracia “Gina” Mambrú, además de Marte, ambas en 2008.
Dominicana tiene marca de 1-15 contra China en competencias oficiales y 0-15 contra Brasil, su rival de mañana (11:30 am), últimos obstáculos para llegar a la semifinal.
Un proyecto con apellido
El informe financiero más reciente que entregó Cristóbal Marte da cuenta de que mantener en operación el Proyecto Nacional de Voleibol costó en 2013 un total de RD$38,2 millones.
De esa cifra, el Estado apenas aportó RD$2,4 millones a través de la Federación y RD$1,1 millones vía el Comité Olímpico. El grueso, RD$32 millones, es aportado por Marte, quien comenzó el proyecto en 1994 y cambió el rostro de toda la estructura que gira alrededor de los equipos nacionales femenino.
El renglón de los viajes fue el que mayor cantidad de recursos consumió con RD$11,6 millones, seguido por el pago a los dirigentes (RD$9,2 millones) y viáticos a técnicos, atletas y personal de apoyo (RD$4,9 millones).
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