El lanzamiento desde una guagua de que fue objeto un anciano por parte de un chofer enojado ante un reclamo de éste, es solo la punta del iceberg de la cadena de abusos que sufren los pasajeros de parte de a quienes les pagan por el servicio.Atropello como el que sufrió Ramón Julio Ortiz Garrido, que pudo costarle la vida, se dio ante la mirada indiferente de transeúntes y autoridades encargadas de regular el tránsito, al igual que de velar por la seguridad de los ciudadanos.
No obstante, en este caso, quizás ante la denuncia y la presión social que se generó tras elCaribe dar a conocer el video que mostraba la acción, la Policía apresó al chofer, al que identificó como Tulio Cuevas. En la actualidad el hombre cumple tres meses de prisión preventiva como medida de coerción.
Insultos, golpes, tener que desmontarse del vehículo fuera de las paradas establecidas, al igual que en medio de la vía, si a los choferes no les conviene por el cambio de luz del semáforo, forman parte de las constantes agresiones que sufren y tienen que aguantar las personas que no poseen un vehículo propio y que, para poder desplazarse a sus lugares de destinos, tienen que hacer uso del transporte público de este país.
“Si uno les pide la parada para cuando cruce la calle y la guagua está parada porque el semáforo está en rojo, cuando el chofer arranca te lleva lo más lejos posible en castigo porque no te desmontaste cuando a él le convenía”, narra Mercedes Cuello, residente en el municipio Los Alcarrizos y quien dice tener más de 30 años usando este medio de transporte.
A esto se suma, añade la anciana de 74 años, “los insultos que le vocean a uno cuando logras bajarte del vehículo”, lo cual dice tienen que hacer de forma rápida, porque siempre los choferes manejando como unos locos, arrancan con el pasajero en la puerta. No son pocas las personas que han sufrido caídas y serios daños tratando de bajar de un autobús.
Además, es costumbre muy común que los choferes duren mucho tiempo en las paradas de guaguas, lo que desespera a los usuarios, debido a que tienen que llegar a tiempo a sus destinos. Este incidente fue el que provocó que Tulio Cuevas lanzara de su guagua de espalda al señor Ramón Julio Ortiz Garrido, de 68 años, y quien sufrió golpes en el tórax y trauma contuso en la cabeza del fémur derecho. El incidente ocurrió en la ruta 56, que cubre desde la avenida Independencia hasta el Hipódromo V Centenario.
“Ese abusador pretendía pararse cinco minutos más a esperar pasajeros en el control, pese a que se iba parando en cada esquina”, dijo el hombre cuando una comisión de la Oficina Técnica del Transporte Terrestre lo visitó para prestarle ayuda.
Otro de los abusos contra los pasajeros es que no les devuelven el dinero completo, así como el exponer constantemente su vida por la forma temeraria en que los choferes, principalmente los de guaguas, se desplazan por las vías.
Muchos hacen competencia entre ellos y si alguno de los usuarios reclama pidiéndole que reduzca la velocidad, lo que recibe es un rosario de insultos, que incluye la famosa frase de “si no quieres andar en guagua, cómprate un Mercedes”, o el “bájate de mi guagua. Esto es mío y yo monto al que quiera”. Y pobre del pasajero que se enfrasque en una discusión con un chofer o cobrador, pues la respuesta inmediata es sacarle un puñal, un tubo o un bate de los que tienen clavos incrustados para golpearlo.
Cobradores se “desaparecen” con el dinero
No son pocos los pasajeros que han sido golpeados y “desmontados” de los autobuses por choferes o cobradores o que no han recibido su devuelta cuando pagan el pasaje. Muchos tienen prácticamente que suplicar para que les devuelvan su dinero. Y si es mujer quien solicita la devuelta la cosa es peor, porque la dejan para último con el alegato de que no tienen “menudo” y le dicen que van a “cambiar” los cuartos en X parada, algo que muy pocas veces hacen. En muchas ocasiones los pasajeros tienen que bajarse de la guagua, frustrados y sin su dinero cuando llegan a su destino, porque de lo contrario el chofer sigue con ellos como si nada. Esa situación no se registra en los carros de conchos, cuyos choferes suelen, aunque de manera incómoda, devolver el dinero al pasajero si no tiene con qué darle el cambio.
Otras de las vejaciones que sufren los pasajeros es cuando las guaguas se dañan en el trayecto y tienen que esperar a que esta sea arreglada por el chofer o cobrador, o que los monten en otras unidades totalmente apiñados, porque, por lo regular, éstas ya van llenas y solo caben en las puertas, con el riesgo de caerse. En otras ocasiones el cobrador se “desaparece” con el dinero de los pasajeros, quienes se quedan varados a su suerte, porque al ser personas de escasos recursos solo andan con el “pasaje del día”.
Como chivos sin ley
También los guagüeros suelen, para acortar rutas o evitar tapones, cambiar las calles por las cuales están autorizados a transitar, sin importar que con la práctica violan la ley y perjudican al usuario que está pagando por el servicio del cual, a la larga, es que se benefician o viven. En estos casos, cuando el usuario reclama, la respuesta que recibe es: “Camina, que a los dominicanos no les gusta caminar” seguida de una carcajada grosera.
Una señora narró a este diario que la humillación más grande que le había hecho un chofer, junto a los pasajeros que iban con ella en la guagua, fue desviarse y entrar a un motel por cuyas calles “les dio un paseo” muerto de la risa para que las mujeres mayores que iban en el vehículo conocieran de la vida alegre. El hecho, registrado hace varios años, ocurrió en las cabañas que están a la altura del kilómetro 12 de la autopista Duarte.
A esto se suma que no respetan los elevados y muchas veces transitan por los que tienen prohibido por las autoridades. Además engañan a los pasajeros cuando se montan y les dicen que su ruta va por abajo y luego toman el elevado y los dejan lejos de su parada, alegando que había mucho tapón para ellos “coger esa lucha”.
También los choferes arrancan inmediatamente el pasajero se monta en la guagua, sin darle tiempo a tomar asiento, lo que los expone a una caída, si no encuentra una mano amiga que lo agarre. Algunas personas han resultado atropelladas por otros vehículos al tener que bajarse rápidamente de éstos presionadas por los choferes y cobradores porque “el semáforo va a cambiar”.
“En una ocasión, cerca de la Lincoln, un motor me llevó cuando tuve que prácticamente tirarme de la guagua”, relata un hombre que prefiere no revelar su nombre por temor y quien explicó a elCaribe que salvó la vida milagrosamente, pero que sufrió daños en sus piernas.
¿Quién regula en tránsito en RD?
Entre las entidades gubernamentales encargadas de regular el tránsito de pasajeros en el país está la Oficina Técnica del Transporte Terrestre (OTTT), que es la entidad que otorga las rutas y las organiza, y la Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet), encargada por el cumplimiento de la ley de tránsito. Podría decirse, que en sentido general, la Policía también está llamada a proteger a los ciudadanos, que muchas veces acuden a sus miembros en las paradas cuando son agredidos por los guagüeros y éstos se hacen de la vista gorda.
No obstante, en este caso, quizás ante la denuncia y la presión social que se generó tras elCaribe dar a conocer el video que mostraba la acción, la Policía apresó al chofer, al que identificó como Tulio Cuevas. En la actualidad el hombre cumple tres meses de prisión preventiva como medida de coerción.
Insultos, golpes, tener que desmontarse del vehículo fuera de las paradas establecidas, al igual que en medio de la vía, si a los choferes no les conviene por el cambio de luz del semáforo, forman parte de las constantes agresiones que sufren y tienen que aguantar las personas que no poseen un vehículo propio y que, para poder desplazarse a sus lugares de destinos, tienen que hacer uso del transporte público de este país.
“Si uno les pide la parada para cuando cruce la calle y la guagua está parada porque el semáforo está en rojo, cuando el chofer arranca te lleva lo más lejos posible en castigo porque no te desmontaste cuando a él le convenía”, narra Mercedes Cuello, residente en el municipio Los Alcarrizos y quien dice tener más de 30 años usando este medio de transporte.
A esto se suma, añade la anciana de 74 años, “los insultos que le vocean a uno cuando logras bajarte del vehículo”, lo cual dice tienen que hacer de forma rápida, porque siempre los choferes manejando como unos locos, arrancan con el pasajero en la puerta. No son pocas las personas que han sufrido caídas y serios daños tratando de bajar de un autobús.
Además, es costumbre muy común que los choferes duren mucho tiempo en las paradas de guaguas, lo que desespera a los usuarios, debido a que tienen que llegar a tiempo a sus destinos. Este incidente fue el que provocó que Tulio Cuevas lanzara de su guagua de espalda al señor Ramón Julio Ortiz Garrido, de 68 años, y quien sufrió golpes en el tórax y trauma contuso en la cabeza del fémur derecho. El incidente ocurrió en la ruta 56, que cubre desde la avenida Independencia hasta el Hipódromo V Centenario.
“Ese abusador pretendía pararse cinco minutos más a esperar pasajeros en el control, pese a que se iba parando en cada esquina”, dijo el hombre cuando una comisión de la Oficina Técnica del Transporte Terrestre lo visitó para prestarle ayuda.
Otro de los abusos contra los pasajeros es que no les devuelven el dinero completo, así como el exponer constantemente su vida por la forma temeraria en que los choferes, principalmente los de guaguas, se desplazan por las vías.
Muchos hacen competencia entre ellos y si alguno de los usuarios reclama pidiéndole que reduzca la velocidad, lo que recibe es un rosario de insultos, que incluye la famosa frase de “si no quieres andar en guagua, cómprate un Mercedes”, o el “bájate de mi guagua. Esto es mío y yo monto al que quiera”. Y pobre del pasajero que se enfrasque en una discusión con un chofer o cobrador, pues la respuesta inmediata es sacarle un puñal, un tubo o un bate de los que tienen clavos incrustados para golpearlo.
Cobradores se “desaparecen” con el dinero
No son pocos los pasajeros que han sido golpeados y “desmontados” de los autobuses por choferes o cobradores o que no han recibido su devuelta cuando pagan el pasaje. Muchos tienen prácticamente que suplicar para que les devuelvan su dinero. Y si es mujer quien solicita la devuelta la cosa es peor, porque la dejan para último con el alegato de que no tienen “menudo” y le dicen que van a “cambiar” los cuartos en X parada, algo que muy pocas veces hacen. En muchas ocasiones los pasajeros tienen que bajarse de la guagua, frustrados y sin su dinero cuando llegan a su destino, porque de lo contrario el chofer sigue con ellos como si nada. Esa situación no se registra en los carros de conchos, cuyos choferes suelen, aunque de manera incómoda, devolver el dinero al pasajero si no tiene con qué darle el cambio.
Otras de las vejaciones que sufren los pasajeros es cuando las guaguas se dañan en el trayecto y tienen que esperar a que esta sea arreglada por el chofer o cobrador, o que los monten en otras unidades totalmente apiñados, porque, por lo regular, éstas ya van llenas y solo caben en las puertas, con el riesgo de caerse. En otras ocasiones el cobrador se “desaparece” con el dinero de los pasajeros, quienes se quedan varados a su suerte, porque al ser personas de escasos recursos solo andan con el “pasaje del día”.
Como chivos sin ley
También los guagüeros suelen, para acortar rutas o evitar tapones, cambiar las calles por las cuales están autorizados a transitar, sin importar que con la práctica violan la ley y perjudican al usuario que está pagando por el servicio del cual, a la larga, es que se benefician o viven. En estos casos, cuando el usuario reclama, la respuesta que recibe es: “Camina, que a los dominicanos no les gusta caminar” seguida de una carcajada grosera.
Una señora narró a este diario que la humillación más grande que le había hecho un chofer, junto a los pasajeros que iban con ella en la guagua, fue desviarse y entrar a un motel por cuyas calles “les dio un paseo” muerto de la risa para que las mujeres mayores que iban en el vehículo conocieran de la vida alegre. El hecho, registrado hace varios años, ocurrió en las cabañas que están a la altura del kilómetro 12 de la autopista Duarte.
A esto se suma que no respetan los elevados y muchas veces transitan por los que tienen prohibido por las autoridades. Además engañan a los pasajeros cuando se montan y les dicen que su ruta va por abajo y luego toman el elevado y los dejan lejos de su parada, alegando que había mucho tapón para ellos “coger esa lucha”.
También los choferes arrancan inmediatamente el pasajero se monta en la guagua, sin darle tiempo a tomar asiento, lo que los expone a una caída, si no encuentra una mano amiga que lo agarre. Algunas personas han resultado atropelladas por otros vehículos al tener que bajarse rápidamente de éstos presionadas por los choferes y cobradores porque “el semáforo va a cambiar”.
“En una ocasión, cerca de la Lincoln, un motor me llevó cuando tuve que prácticamente tirarme de la guagua”, relata un hombre que prefiere no revelar su nombre por temor y quien explicó a elCaribe que salvó la vida milagrosamente, pero que sufrió daños en sus piernas.
¿Quién regula en tránsito en RD?
Entre las entidades gubernamentales encargadas de regular el tránsito de pasajeros en el país está la Oficina Técnica del Transporte Terrestre (OTTT), que es la entidad que otorga las rutas y las organiza, y la Autoridad Metropolitana del Transporte (Amet), encargada por el cumplimiento de la ley de tránsito. Podría decirse, que en sentido general, la Policía también está llamada a proteger a los ciudadanos, que muchas veces acuden a sus miembros en las paradas cuando son agredidos por los guagüeros y éstos se hacen de la vista gorda.
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