“¡Qué viva Gilbert, c...!”, fue la frase que más se oyó entre cientos de personas, mayormente jóvenes, que siguieron en motocicletas y otros vehículos el trayecto del sepelio, desde Guajimía hasta el cementerio Cristo Redentor, del presunto jefe de pandillas, Junior Javier Minaya Germán, alias “Gilbert”.
Gilbert fue abatido por la Policía luego de una persecución como sospechoso de cuatro asesinatos la noche del 2 de enero en el sector El Pentágono, de Las Palmas de Herrera. Su muerte fue el final de una tenaz persecución, que también acabó con la peligrosa banda que dirigió durante los últimos siete años en los apartamentos de Guajimía Primero.
Entre los crímenes atribuidos a Gilbert y su grupo se cuentan el de Edwin Omar Cabrera González, alias “El Muerto”, su más fuerte rival en sus dominios de drogas en Santo Domingo Este. A diferencia de “El Muerto”, que pasó dos días solo en una funeraria y a su entierro apenas asistió un pequeño grupo de familiares y amigos, el cortejo fúnebre de “Gilbert” fue seguido por una multitud.
Al llegar al cementerio, muchos jóvenes que tomaban alcohol intentaron sacar el ataúd del carro fúnebre y llevarlo en brazos hasta el lugar del entierro, pero la Policía actuó rápido y lo evitó, lanzando bombas lacrimógenas y se armó un gran desorden. Los periodistas se refugiaron detrás de árboles y tumbas.
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