La Habana, (EFE).- La II Cumbre de la Celac convirtió hoy a La Habana en la "capital" de América Latina y el Caribe con la asistencia de la mayoría de los presidentes de la región a una cita calificada de "histórica" por varios de ellos y por el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon.
La reunión del bloque que agrupa a 33 países del continente (todos los de América menos EE.UU. y Canadá) quedó inaugurada este martes con la lucha contra la desigualdad como tema central de un cónclave que se clausurará este miércoles cuando Cuba traspase la presidencia temporal del organismo a Costa Rica.
A la cumbre asisten 31 jefes de Estado y de Gobierno y los únicos miembros del bloque ausentes son el presidente de El Salvador, Mauricio Funes, y el de Panamá, Ricardo Martinelli, quien decidió no participar en protesta por el polémico asunto del barco norcoreano con armamento cubano retenido en su país.
El perfil de la cita se ha elevado además con invitados como el secretario general de la ONU, que fue uno de los protagonistas de la jornada y desplegó una intensa actividad con su intervención en el plenario de la Cumbre, una reunión con el expresidente cubano Fidel Castro y una visita a la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana (Elam).
Ban desveló este martes que, en sus reuniones del lunes con autoridades cubanas, trataron sobre derechos humanos y pidió que Cuba ratifique los pactos internacionales en este ámbito.
Un rol mucho más discreto tuvo la presencia en la cumbre del secretario de la OEA, José Miguel Insulza, a pesar de que su visita a Cuba tiene gran simbolismo por ser la primera vez en más de medio siglo que un responsable de ese organismo viaja a La Habana.
La cita del organismo regional arrancó con un recuerdo al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez, impulsor de la Celac y para quien el mandatario de Cuba y anfitrión del evento, Raúl Castro, pidió un minuto de silencio en su memoria en su discurso inaugural.
En esa alocución, Raúl Castro resaltó que la Celac avanza en su consolidación y hoy se reconoce a esta comunidad como "representante legítima de los intereses" de la región.
"Hemos ido acercando nuestras posiciones y, a pesar de inevitables diferencias, se fomenta un espíritu de mayor unidad en la diversidad, que debe ser el fin último", aseveró.
Destacó que la desigualdad y la pobreza, el tema de central de la cumbre, es el principal desafío de una región que, sin embargo, tiene "todas las condiciones para revertir" esa situación.
Castro no olvidó mencionar los peligros que se ciernen sobre la zona al advertir que la injerencia exterior sigue representando una amenaza para América Latina y el Caribe, porque "los centros de poder no se resignan a haber perdido el control de esta rica región".
El mandatario cubano instó, además, a la "cooperación mancomunada" de los estados frente a "novedosas amenazas" como el "sistema global" de espionaje de las comunicaciones por parte de EE.UU. o el "empleo encubierto e ilegal" de redes informáticas para "agredir a terceros países".
Tras la inauguración, los presidentes sesionaron a puerta cerrada para volver al plenario en la tarde del martes, cuando intervinieron una decena de gobernantes, además de Ban Ki-moon.
Muchos de ellos, como el propio Ban, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, o la de Argentina, Cristina Fernández, calificaron de "histórica" la cumbre de La Habana y significaron su importancia.
Ya en la noche del martes, los mandatarios se dieron cita en el Palacio de la Revolución de La Habana, donde tuvo lugar la tradicional "foto de familia" de la cumbre.
La sesión plenaria se reanudará este miércoles con discursos del resto de líderes del organismo regional y posteriormente Cuba traspasará formalmente la presidencia pro témpore del bloque a Costa Rica, en una jornada en la que se esperan varios encuentros bilaterales. EFE
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