Ciudad del Vaticano, 23 abr (EFE).- Benedicto XVI presidió esta noche en la basílica de San Pedro del Vaticano la Vigilia Pascual, en cuya homilía dijo que si el hombre fuese solamente un producto casual de la evolución, su vida no tendría sentido o sería incluso una molestia de la naturaleza. En la noche en la que la Iglesia celebra la madre de todas las vigilias, el anciano Pontífice, de 84 años, se refirió a la creación, señaló que la historia que Dios ha fundado abarca desde los orígenes y recordó que la profesión de fe de los cristianos comienza con Creo en Dios padre todopoderoso creador del cielo y la tierra. El Obispo de Roma precisó que si omitimos ese comienzo del Credo, toda la historia de la salvación queda demasiado reducida y estrecha.
El Papa subrayó que Dios es el creador, el que puede darnos vida eterna y que en el principio de todas las cosas está el amor y la libertad.
El Papa teólogo se preguntó si es la irracionalidad, la falta de libertad y la casualidad el principio de todo, o el principio del ser es más bien razón, libertad y amor y respondió que en el origen está la razón, la libertad y que por ello es bueno ser un ser humano.
Benedicto XVI rechazó que en el universo en expansión, "en un pequeño ángulo cualquiera del cosmos, se formara por casualidad una especie de ser viviente, capaz de razonar y de tratar de encontrar en la creación una razón o dársela".
"Si el hombre fuese solamente un producto casual de la evolución en algún lugar al margen del universo, su vida estaría privada de sentido o sería incluso una molestia de la naturaleza. Pero no es así: la Razón estaba en el principio, la Razón creadora, divina".
El Obispo de Roma afirmó que aunque se puede hacer un uso inadecuado de la libertad, la creación como tal sigue siendo buena, porque en el origen está el amor de Dios y que por ello "el mundo puede ser salvado".
"Por eso podemos y debemos ponernos de parte de la razón, de la libertad y del amor; de parte de Dios que nos ama tanto que ha sufrido por nosotros, para que de su muerte surgiera una vida nueva, definitiva, saludable".
El Papa también dijo que la Iglesia no es una asociación cualquiera que se ocupa de las necesidades religiosas de los hombres, sino que ella conduce al hombre al encuentro con Dios".
La Vigilia Pascual o "Lucernario" es uno de los ritos más antiguos de la liturgia y se celebra en esta noche que San Agustín llamó "madre de todas las vigilias", en alusión a la espera de la Resurrección del Hijo de Dios.
Comenzó en el atrio de la basílica, en medio del más hondo de los silencios, con la bendición del fuego nuevo y el encendido del cirio pascual, símbolo de Cristo, "Luz del Mundo".
El Papa Ratzinger realizó con un punzón una incisión sobre el cirio pascual, grabando una cruz, la primera y la última letra del alfabeto griego -alfa y omega- y la cifra del año 2011.
A la vez pronunció en latín: "Christus heri et hodie, Principium et Finis, Alpha et Omega, ipsius sunt tempora et saecula. Ipsi gloria et imperium per universa aeternitatis saecula" (Cristo ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega. A Él pertenece el tiempo y los siglos, a Él la gloria y el poder por los siglos de los siglos).
Después comenzó la procesión hacia el altar mayor, en medio de una total oscuridad en el templo, iluminado poco a poco con las velas de las miles de personas que lo abarrotaban, que fueron encendidas una a una con la llama procedente del Cirio Pascual.
Una vez llegado al altar mayor se encendieron todas las luces, que dejaron al descubierto las maravillas que encierra el templo vaticano y comenzó el canto del Exultet, o pregón pascual, un recorrido sintético de la historia de la salvación.
Siguiendo una tradición de la Iglesia primitiva, en la que los catecúmenos (adultos que aspiran al bautismo) eran bautizados en la noche de la Vigilia Pascual, el Obispo de Roma, revestido con ornamentos blancos, bautizó a seis catecúmenos, un peruano, un suizo, una albanesa, una rusa, una de Singapur y una china.
El peruano es Edwin Percy Saraiva Soto.
En la homilía, Benedicto XVI se refirió asimismo a los dos grandes signos de la Vigilia Pascual, el fuego que se hace luz y el agua.
Benedicto XVI oficiará mañana en la plaza de San Pedro la misa del Domingo de Resurrección y después leerá el Mensaje Pascual e impartirá la bendición "Urbi et Orbi" en más de medio centenar de idiomas.
El recinto ya ha sido adornado con 41.4000 flores multicolores procedentes de Holanda. EFE
No hay comentarios:
Publicar un comentario