JOHANNESBURGO, Sudáfrica, 10 Dic 2013 (AFP) – Decenas de miles de sudafricanos de todas las razas y numerosos mandatarios, entre ellos los de Estados Unidos y Cuba, despedían este martes en una ceremonia con cantos y bailes a Nelson Mandela, el hombre que venció al apartheid con un mensaje de reconciliación. En una jornada lluviosa, el acto en un estadio de Soweto se inició con el himno nacional, “Nkosi sikelel’ iAfrika” (“Que Dios bendiga a África”), entonado con orgullo en honor del exmandatario y premio Nobel de la Paz, fallecido el pasado jueves a la edad de 95 años. En la tradición africana, “cuando llueve ¡…¿ eso significa que tus dioses te están recibiendo y que las puertas del cielo probablemente también se están abriendo” proclamó el secretario general del Congreso Nacional Africano (ANC, el partido de Mandela), Cyril Ramaphosa.
Seis mandatarios tienen previsto tomar la palabra, entre ellos los de Estados Unidos, Barack Obama, y de Cuba, Raúl Castro, en una muestra póstuma de la capacidad de Mandela para tender puentes entre posiciones y grupos que parecían irreconciliables. También lo harán la presidenta brasileña, Dilma Rousseff -mandataria del segundo país con más negros del mundo, después de Nigeria-, así como el vicepresidente chino Li Yuanchao, el presidente indio Pranab Mukherjee y su homólogo namibio Hifikpunye Pohamba. “Si el muerto fuera un niño, el ambiente sería sombrío. Pero con Mandela, celebramos una vida plena”, explicó a la AFP Jenny Pomeroy, una sudafricana blanca de 25 años ataviada con prendas de colores.
La ceremonia se lleva a cabo en el estadio Soccer City -donde Mandela hizo su última gran aparición pública el 11 de julio de 2010, en la final del Mundial de fútbol que ganó España- y es retransmitida en medio mundo. La celebración abre cinco días de homenajes antes de su entierro, el domingo en Qunu, un poblado donde Mandela pasó una infancia feliz y del que se fue cuando murió su padre.
“Qunu era todo lo que conocía, y lo amé de la manera incondicional en que un niño ama su primer hogar”, explicó en sus memorias, “El largo camino a la libertad”.
Simultáneamente a los actos del martes, se realizó un pequeño homenaje en la prisión de Robben Island, donde Mandela pasó 27 años encarcelado antes de salir en 1990, para ser elegido presidente en 1994 y guiar a Sudáfrica a una transición pacífica del régimen racista del apartheid a la democracia multirracial.
“Cuando salió libre, Mandela se llevó de la cárcel su experiencia de convivir con diferentes razas, culturas y tendencias políticas, para pedir la reconciliación”, dijo en la ceremonia Lionel Davis, un exprisionero.
Además, en la celda de 2,5 por 2,1 metros en la que pasó 18 años de su vida, arde desde el lunes una vela que “simboliza el triunfo del espíritu humano”, dijo a la AFP un director del museo, Sibongiseni Mkhize. El personal de la isla, entre los que se encuentran expresos políticos que ahora ejercen de guías turísticos, recuerdan cada día la pena que sienten por esta pérdida, ante los visitantes que quieren conocer a lo que se enfrentó el icono de la lucha contra el apartheid.
“Todo el mundo está muy triste, casi todos mis compañeros tenían una relación personal o vínculos con él, porque de vez en cuando solía visitar Robben Island cuando todavía tenía energía para ello”, cuenta uno de ellos.
La asistencia masiva de dirigentes políticos, de ilustres personalidades a nivel mundial y de personas anónimas prevista el martes en Johannesburgo para rendir un histórico homenaje a Nelson Mandela recuerda a otros grandiosos funerales de los últimos sesenta años, como el del papa Juan Pablo II en 2005, el del padre de la independencia india Mahatma Gandhi en 1948 o el del primer ministro israelí Yitzhak Rabin en 1995.DE AFP
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